CAPITULO 7 - 2

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2

Monica

Los fines no justifican las acciones cuando las llevas a cabo, jamás esperes que nadie mas logre entender lo que haces, ni siquiera tus motivos. Cada quien ve y piensa lo que quiere, difícilmente podrías tomar influencia sobre el punto de parecer de las personas. Nada de lo que hagas los mantendrá siempre complacidos aunque lo hagas por ellos.

Eso fue lo que pensé en el momento que me vi orillada a irme y la verdad es que no era el momento de Antonio y mío, aun no. Fueron tantas nuestras casualidades que ninguno se dio cuenta de que siempre estuvimos ahí tan cerca del uno y el otro, pero cuando no toca, no lo hace y nada puede cambiar los lazos del destino.

Para quedarme con el, primero debía saber quien era yo, encontrarme y encargarme de lo que quedo pendiente. Si la mierda del asunto no fuera tan complicada, posiblemente me habría importado poco involucrarlo pero no. El ya no merece mas carga en su pasado, ese hombre que al principio me parecía tan vacío, ahora entiendo el por que y hay mas de lo que puede hablar.

Es fuerte, lo se y tiene mas coraje para soportar las cosas, mucho mas que yo. Pero detrás de esos ojos hay tristeza que no merece revivir, a veces sentí que pude tocarle fondo y arrancarle un poco de esta. Ahora todo lo que en un principio logre, se ha desvanecido porque no me quiere cerca, ya no. Quizá deje de ser su necesidad pero el la mía no.

Sin tan solo lograra escucharme y detenerse un segundo a pensar las cosas a mi modo, pero eso es algo casi imposible con el. Para mi tampoco ha sido nada fácil y a veces quisiera despertar de este martirio, pero no puedo. Todo este tiempo había estado posponiendo lo inevitable.

Tampoco soy la misma en varios aspectos, me han surgido prioridades que necesito volver a recuperar porque no estoy dispuesta a que me jodan de nuevo o se metan en mi camino siendo un impedimento. Ya perdí mucho en el pasado, no quiero hacerlo de nuevo con lo que encontré en el camino.

—Clare, te esperamos abajo —Román toca mi puerta avisándome.

—En un momento bajo —le hago saber.

Me peino frente al espejo y saco del cajón el estuche de lentillas. Me las coloco adaptándome a ellas de nuevo, cubren el verdadero color de mis ojos por el mismo café que solía tener antes. Regreso a la cama calzándome las zapatillas y no le doy mas vueltas al asunto bajando. Ha pasado mas de una semana desde la reunión inesperada con el consejo y vaya que me preparare para todo, quienes son y lo que poseen.

Estudie cada uno de sus historiales y se volvieron un poco predecibles para mi, no les sentó nada bien el que les exigiera todo y al segundo día se me entrego lo que faltaba de mi patrimonio. Constantin y Fallon dejaron una mansión en Long Island al este de Staten Island y aunque la idea no me sentó muy bien, no tengo otra opción mas que vivir aquí.

—¿Lista? —pregunta Fluvia.

—No —soy honesta— ¿Y si mejor lo hace Yura?

El ruso curva los labios al igual que su hermana y Fluvia se coloca las manos en la cintura.

—Por supuesto que no —me regaña mi consejera— la que tiene que dar la cara eres tu.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora