CAPITULO 9 - DRAGOSTE

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Dragoste

Monica

Sus labios chocan contra los míos con una fuerza deseosa por consumirme por completo. Mi llanto se va ya que calla mis sollozos y el sentir sus labios me cambia por completo el sentimiento por que se siente como si obtuviera una dosis de esa medicina imaginaria que me hace olvidarme de todo. Antonio sigue siendo ese lugar donde me convierto en otra mujer a la que deja de importarle todo y se consume totalmente entre las manos de este hombre que te pone a arder más que la piel.

No había deseado nada más en todos los días que he pasado despierta soñando, más que me tuviera entre sus brazos y me dejara robarle un poco de el, un poco de su contacto que se volvió algo difícil de obtener en estos años llenos de abstinencia por el.

Sus manos viajan por mis pechos cuando me lleva contra el escritorio donde me abre las piernas posicionándose en medio y en este momento solo quiero que me haga suya, que me haga sentir viva de nuevo ya que desde hace mucho que no me siento así. Quiero que le dé un poco de su fuego abrazador a este cuerpo tan frío.

Necesito que me reanime y me mienta diciéndome que me quiere por una sola noche, porque lo siento, percibo su rabia en cada beso o caricia. Esta enojado, dolido e impotente, se perfectamente que se está desquitando a su manera y muy en el fondo no se atreve a lastimarme físicamente pero su naturaleza le susurra al oído que me haga daño.

Es por eso que busca una salida para desaforar todas esas emociones que le cuestan manejar. Yo también lo haría si fuera el, jamás quise herirlo y esto era algo de lo que pretendía mantenerlo lejos, pero tal y como dice. No puedo engañarlo, sin mencionar que esta en todo su derecho de saber la verdad.

¿Esto nos hará más daño? Si, así será y los peores están hechos, el secreto de nuestros antecesores ha salido a la luz pero no son todos. Aún quedan muchos para los que yo aún no tengo respuesta y sigo sin saber los motivos de todo.

A él lo entiendo muy bien y no lo odio por hacerme esto, este hombre esta tan herido que el alma le sangra y no encuentra otra manera de protegerse que alejando a todos a su alrededor. Yo soy una de las que más quiere lejos e incluso quiere detestar tanto al punto de sentir repudio con solo verme, pero no puede. Su atracción por mí es más grande que cualquier otro sentimiento.

Lo intenta y mucho pero su corazón le dice lo contrario porque también lo siento. Él no me ha dicho nada pero también siento ese pequeño lazo imaginario que me atrae a él como polilla al fuego. Un fuego que me ha puesto a arder muchas veces hasta volverme cenizas y renacer de nuevo.

Se que voy a salir herida por permitir que se desquite con mi cuerpo, pero lo necesito. Quiero hacer esto. Me estoy muriendo por dentro y voy a volverme loca si no lo tengo, cada partícula de mi organismo lo reclama.

Con afán desbocado desabotonó su camisa dejando ver ese tatuaje que lleva en las costillas, un simple número que se hizo por mi al igual que yo por el. Le beso las mejillas, los ojos, absolutamente todo y las ganas por sentirnos del todo son tan intensas que no hay palabras de por medio más que jadeos recurrentes por nuestro corazón desbocado.

El silencio es lo que predomina y admito que yo tampoco sé qué decir, prefiero que mis manos hablen por mi y en su caso, que lo hagan sus ojos en vez de sus labios como siempre lo hacia antes.

Lame mi cuello poniéndome a temblar y es difícil de controlar mi instinto de tomarlo ya que no he tenido práctica con esto. Me recuesta sobre el escritorio barriendo todo lo que tiene y se viene sobre mi adorando mi cuerpo con ese toque de rabia que desprende por los poros.

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