CAPITULO 52 p.2

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Pt.2

Monica

—Solo mantente quieta ¿si? necesito que estes muy concentrada.

—¡Lo estoy!

—No es verdad.

Mi madre me toma en sus brazos alejándome de la intenciones de ir tras el ciervo en el bosque y me saca una risa cuando vuelve a sentarme en sus piernas, ambas pasamos la tarde en el jardín rodeada de flores bonitas y un suave pasto.

—Ahora dime otra vez, ¿como se llama esta planta, Monica?

Ha cubiertos los nombres en el libro y la observo recordando— es una flor de armonio— respondo.

—¡Exacto, muy bien! —me abraza y me aferro a sus brazos, me gusta cuando ella me da besos en la mejilla— ahora sigamos.

—Ya no quiero estudiar —suplico— ¿podemos hacer otra cosa?

—Mmm ¿como que te gustaría hacer?

Me doy la vuelta mirándola, mi mami es hermosa y su cabello es tan largo como el mio. Sus manos y delicados dedos me descubren la frente de aquellos cabellos rebeldes.

—¡Cuentame una historia!

—¿Te refieres a un cuento?

—¡No! —niego— algo que sea real.

Mira al cielo pensando y toco el collar dorado que cuelga de su cuello— ¿que te hace creer que los cuentos no pueden ser reales?

—Porque son cuentos —respondo— son irreales.

—¿Y las historias no pueden serlo? ambas son muy similares, pero no comienzan igual.

—Enseñame mami—vuelvo a pedir acomodandome para mirarla.

Su sonrisa aparece y deposita un beso en mi nariz mientras me mantengo en sus piernas, quiero estar siempre con ella. Respirar su loción, que sus brazos siempre me sostengan y que su voz me arrulle.

—Una vez conocí una princesa —empieza y presto atención a cada una de sus palabras— que sentía mucha curiosidad por las cosas, incluso por aquellas a las que nadie parecía darles importancia. Era joven, obstinada y bastante perspicaz, a veces tanto que se metía en muchos problemas por ello, porque se preocupaba por cosas que no debía...

—Entonces significa que era muy inteligente.

—Ah, vaya que lo era y también ocurrente, ¿pero sabes porque no se arrepentía de nada de sus ocurrencias? porque se gano un lugar, se ganó sus derechos y sus propias batallas. Aquello que en un principio su madre le llamaba "gran defecto" se convirtió en su fortaleza.

Arranco una flor del césped y ella comienza a peinar mi cabello mientras la escucho.

—Le gustaba leer mucho ¿sabes? y en una ocasión, encontró un libro mágico y misterioso, que le hacía sentir que la llamaba. Aunque jamás se lo dijo a nadie, era su mayor secreto.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora