˗ˏˋ 𝗦𝗖 ▎❝Angie 'Gigi' Beckham y Louis Partridge son conocidos por siempre discutir entre ambos, las cosas se ponen increíbles cuando Louis decide no pasar
las vacaciones de verano con su familia,
sino en un campamento de verano, uno al
que Gi...
LOS MESES HABÍAN PASADO, LAUREN HABÍA CAMBIADO PARA MEJOR. Oficialmente el grupo de amigas había vuelto, Gigi terminó de entregar su examen, el timbre sonó, oficialmente el verano había comenzado, ese año no podía asistir al campamento de verano porque tendría que estar haciendo cursos para su entrada de admisión a la Universidad, al igual que sus amigas y amigos, menos Will que era un año menor, aunque igual él no iba a asistir si sus amigos no iban. Todos tenían pareja y era genial salir en citas todos juntos, o hacer pijamadas.
Observó a Louis esperándola, eso la hizo sonreír. Sintió molestas en su abdomen, estaba en sus días, odiaba eso.
Louis la miró con una sonrisa.
—Hola, mi amor ¿cómo te fue en el examen, hermosa? —la tomó de la mano, acercándola a él y besando sus labios tiernamente, quiso alargar el beso, Gigi se separó.
Louis frunció el ceño, pero no dijo nada, los dos juntaron sus manos y comenzaron a caminar con sus manos entrelazadas.
—Bien —le respondió tajante.
Louis detuvo su paso, la respuesta de Gigi había sido demasiado cortante, ya comenzaba a repasar si había hecho algo en la semana que la había hecho molestar, y lanzarle harina mientras hacían panqueques no contaba porque ya había sido hacía una semana y ya se había molestado con él por eso.
—Oh, no amor ¿qué hice ahora? —tomó ambas manos de ella, haciendo un puchero, Gigi alzó una ceja, haciendo una mueca por el dolor.
—Nada, no hiciste nada, Louis —le dijo, rodando los ojos.
—¿Louis? ¿Cómo que Louis? Siempre que me dices Louis es porque estás molesta, mí princesa —le dijo, Gigi se quería reír.
Sus cambios de humor eran increíbles, se preguntaba cómo es que el hecho de tener que estar en sus días provocaba tantas cosas en su cuerpo, y los cólicos insoportables.
¡Los odiaba! Odiaba que nunca le dieran esos dolores pero cuando su cuerpo quería sacarla de las casillas, le daban. Resopló.
—Por amor a Dios, que no estoy molesta —le dijo, con un tono de voz que claramente era de molestia.
—¿En serio, amor? ¿Y entonces por qué me hablas así? —hizo un puchero de vuelta, besando sus labios con ternura— de aquí no nos vamos hasta que me digas que fue lo qué hice.
