Bajo la luz de la luna. Rengoku X Lectora (Pausado)

2. lazos de hermanas

Estabas durmiendo tan bien, pero un molesto cuervo se encargo de destrozar tu placido sueño, abriste un ojo para ver de que se trataba pero al ver de quién era el cuervo preferiste seguir haciendote la dormida.

- ¡pilar de la naturaleza! ¡Se le solicita su presencia en la finca mariposa!- graznaba el cuervo desde el cielo, por obvias razones no habías ido a aquel lugar, sabias que tu hermana Shinobu te sometería a una serie de torturas llamadas, inyecciones y medicamentos con sabor a heces fecales.

Si, Kocho era parte de tu familia aunque no de forma directa, al tu abuela fallecer vagabas por los pueblos buscando comida pero solo te tiraban baldes de agua o en su defecto de orina, los niños te tiraban piedras y gritaban que eras una maldición por que habías sido la culpable de la muerte de tu familia, en una de esas Kanae Kocho te encontró y adoptó, creciste junto a Shinobu y eras parte de su familia, aunque preferiste conservar tu apellido para que tu linaje familiar no se perdiera por completo.

- ¡ahg! ¡pilar de la naturaleza! ¡se le solicita en- uno de tus patos se lanzo al ataque del cuervo, hasta a ellos les había cansado el ruido que hacía, en un movimiento rápido atrapaste al cuervo que caía del cielo.

- bien, iré, muchas gracias por tu esfuerzo - lo tomaste en brazos y le dejaste en una almohada dentro de tu finca para que descansara.

Fuiste a una pequeña cabaña junto a tu finca que era tu baño, era un gran poso de aguas termales, te quitaste el uniforme y lo dejaste sobre una repisa, tomaste un frasco de sales de baño y petalos de rosa secos, los vertiste sobre el agua y te metiste, sentirte rodeada de agua era lo mejor, estabas un poco sensible de la piel pero ya no sabías si era por la pelea contra los demonios o si era tu celo acercándose, algo raro de tu celo era que solo te daban síntomas parecidos a una fiebre o gripa, más nunca esa desquiciante necesidad de aparearte, hasta donde sabías eras un omega ya que todos decían que olias a cerezas y sandía dulces con un toque leve de vainilla.

Tu no olias ni una mierda pero si todos lo decían debía de ser verdad.

Tomaste un jabón de avena y tallaste tu cuerpo quitando la suciedad, lavaste tu cabello con otro jabón diferente que funcionaba como supresor de olor, si tu celo estaba cerca no querías tener a unos estupidos lobos tras tuyo.

Saliste de la gran tina natural y secaste el agua de tu cuerpo, buscaste un neutralizador que tu amiga Kocho te había hecho, después de casi bañarte en el tomaste tu uniforme dañado y saliste del baño hacía tu cuarto, dejaste en la mesa la ropa y buscaste en tu clóset un uniforme nuevo, vendaste tu pecho y peinaste tu cabello, caminaste hacía la entrada para ponerte de nuevo tus botas y haori, por obvios motivos no te darían una misión nueva hasta dentro de dos días pero igual debías de estar lista para todo.

Le diste un ultimo vistazo a tus animales y revisaste que tuvieran comida, tenías un pequeño huerto en tu jardín y de ahí ellos obtenía alimento, tu estomago gruño hambriento pero si comias algo lo terminaría vomitando al tomar alguna de las medicinas de Kocho.

Saliste de tu casa camino a la finca mariposa, pero en la entrada te llego la estela de olor de cierto Delta.

- joder, si esta aquí ni loca me quedo - al entrar te recibió Aoi abrazandote, a los lejos las tres pequeñas niñas que recién se habían integrado también te recibieron felices de que llegaras a salvo, aun ninguna se presentaba pero estabas segura de que Aoi sería un alfa y las niñas omegas, tenían olores muy dulces y Aoi olía a canela y manzanilla.

- ¡(t/n)! ¡¿tienes hambre?! ¡puedo prepararte algo si gustas! - propuso la de ojos azules, le diste un beso en su frente y te disculpaste.

- gracias pero talvez luego, no tengo idea de lo que me haga tomar Shinobu- suspiraste y abrazaste a las tres niñas levantandolas en el aire - ¡oh! Por cierto, ¿esta aquí?...-