Capítulo 25

470 57 13
                                    

Rosé POV:

Después de salir del hospital Lisa me llevo a casa de Dipang, mi madre nos seguía con su auto. Estuve lanzando miradas hacia Lisa mientras veía como la ponía nerviosa, en un intento mas osado de mi parte acerqué lentamente mi mano hacia la suya que estaba en la palanca de cambios. La puse suavemente encima y ella no se apartó, sonreí por eso.

-Llegamos -anunció ella rompiendo nuestro enlace suavemente- te ayudaré a bajar.

Sonreí por lo tierna que era, llego hasta el lado de mi puerta y me abrió para luego ofrecer su mano. La tome gustosa.

-Solo me descompense -susurre cerca de ella- no es para tanto...

Lisa se separo de mi cuando escuche el auto de mi madre llegar. Empecé a caminar sin esperarla, no quera verla. Ya estaba cansada de escuchar sus tonterías.

-Roseanne debemos hablar -demandó mi madre dentro de la casa-

Iba a negarme, pero uso mi nombre completo y eso era grave en ella. Anuncie no muy convencida siguiéndola hasta la oficina.

-Escuché todo -respondió cerrando la puerta- sé que la seguridad de Dipang es la chica.

Solo la miré. Pensando en si negar lo que ya había escuchado o simplemente irme. La segunda idea me tentaba más.

-Así que... ¿solo llevaras su anillo de compromiso? -pregunto con una sonrisa maliciosa- sabes, las cosas han cambiado. Y creo que no estaría mal que te casaras con ella.

- ¿Qué estás diciendo? -pregunte asombrada-

-Piénsalo -dijo con aire de superioridad- Dipang ya embarazó a una chica, por ley debe casarse con ella y siempre será especial porque fue su primer heredero. Esa tenías que ser tú, pero eres lenta. -hizo énfasis en lo ultimo con molestia- ahora solo serias la concubina y sabe Dios si le darás un heredero. Dudo que lo hagas.

Mi mirada seguía en ella, tratando de entender que quería decir. Hasta ahora su discurso no me estaba gustando.

-No lo haré porque no lo amo -hablé seria- ahora me iré.

-No lo harás -sujeto mi brazo y me tiro lejos- quédate y escucha, a ver si aprende algo de una buena vez.

Su voz era dura, sus palabras cargadas de enojo y veneno. Sobe la parte rojiza donde me había agarrado, si bien no fue con fuerza, estaba más débil de lo normal.

-Lo que quiero decir -explicó masajeando sus sienes- es que si te casas con esa chica podrás acceder a su fortuna sin la necesidad de dar a luz a un hijo -confesó como si fuera lo mas brillante del mundo- solo piénsalo, tendrías la fortuna de los Manoban para ti sola y una parte para mí, pero, ¿acaso no quieres unos millones en tu cuenta bancaria?

-Eres de lo peor madre -ataqué- solo te importa el dinero, desde que papá rechazo ese negocio solo te importo eso. ¿Alguna vez te importamos nosotras? -pregunte con dolor-

-Deja el sentimentalismo para después -se defendió enojada- tú decides. Casarte con un hombre que no amas o casarte con la chica que según tú quieres.

- ¿Por qué debería hacerte caso? -pregunte en el mismo tono-

- ¿A quién crees que le creería tu padre? -pregunto fingiendo inocencia- ¿A su hija lesbiana que no quiere ver o a su esposa que ama tanto?

-No puedes acusarme de nada -espeté con una risa victoriosa-

-Quizás a ti no -dijo ella con una sonrisa- pero puedo hablar con el rey o quizás con el señor Manoban.

Tradiciones y Cadenas | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora