Epílogo

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Años después, Londres, Inglaterra, el Reino Unido y el mundo entero se negaron a creer en la existencia de Bloody, los vorloks, los vándores, Zellem o los valkyars; eran todos personajes de ficción. Old Bailey continuó operando como la sala oficial para los tribunales. Después de Bloody hasta se enjuició a otra mujer: una tal Amelia Elizabeth Dyer, asesina y traficante de bebés (traficante es un calificativo moral porque la ley amparaba estos actos ruines).

      En fin, fuera cual fuera la verdad, los diarios sí se llenaron de textos caóticos. Los pregoneros habían dejado claro que, tras la ejecución de Bloody, otros cientos de personas más fallecieron en circunstancias increíbles, sobre todo allegados de la corona. Aquellas personas tenían en común el tatuaje de la Orden del Alba. Este organismo político y religioso, por cierto, se desintegró cuando todos sus miembros perecieron de igual forma.

      Tal suceso, desde luego, dejó en la superficie un sinfín de consecuencias, tanto malas como buenas: algunos brotes epidémicos de cólera empeoraron y el gobierno tuvo que tomar nuevas medidas; y, en segunda instancia, la industria oculta de los «resurreccionistas» se fue mermando con el paso del tiempo. Por fortuna, el nuevo siglo trajo importantes avances en la medicina como el descubrimiento de los antibióticos. De esta manera el dilema del Elixir Rubrum quedó atrás. Para bien o para mal, Victoria se transformó en la nueva mesías oscura, una especie de «Jesús» para los zelenistas.

      Pero hoy aún se cree que el susodicho demonio ha estado detrás de las tragedias más horrorosas del siglo XX. Bien, a nadie le consta este último dato; otros prefieren seguir pensando que Dios permite el sufrimiento en el mundo como una manera de perfeccionar el alma humana. Quién sabe qué leyes rijan al universo. El caso es que pasa y el dolor es real, necesario.

Pocos son los amores de pareja que trascienden a la historia

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Pocos son los amores de pareja que trascienden a la historia. No ha habido otro romance tan importante como el de Demian y Victoria para los zelenistas —que todavía los hay—. Esta minoría ya considera esta historia una más de las tantas Leyendas Antiguas del folclor verislavo. Se llama Réquiem de Medianoche, y los fieles de esta extraña y amoral religión saben dónde habita su esencia. Quizá para ti se trate de una historia de fantasmas, pero vamos a explicar de dónde proviene este nombre.

      Al norte de Inglaterra se encuentra la casa más famosa de Northumberland, la mansión embrujada de Dreadfulton Hill, llamada así por los entendidos. Ya no es Blackfort; dejó de ser un condado en 1900, y por esto, si hoy se le busca en el mapa, se le encontrará como Northumberland. Así, pues, hay un detalle particular que se cuenta en todos los pueblos aledaños sobre esta preciosa construcción de estilo georgiano.

      Los más curiosos no han podido acercarse a las puertas principales que dan acceso a la glorieta y la escalinata, y mucho menos han podido adentrarse a sus tenebrosos pasillos. Quienes han visto su fachada, creen haber escuchado música provenir de su interior.

 Quienes han visto su fachada, creen haber escuchado música provenir de su interior

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Bloody V: Réquiem de Medianoche ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora