Incómodo

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El día siguió como si nada, aunque estaba bastante exhausta, los Yoshida querían que me quedara a cenar, pero tuve que rechazarles esta vez, la verdad, solo quería llegar a casa. Me subí a mi auto y conduje lo más precavida pero rápido posible, le había prometido a Toga que esta noche nos veríamos, pero, sabía que, si llegaba, así como así, se molestaría terriblemente.

Lo medité mientras conducía, liberé mis feromonas solo para que predominara mi aroma dentro del auto, suspiraba cada dos por tres, había decidido que, sin más, iría donde la rubia y con mi cachorra, aunque sabía que esta no se lo iba a tomar bien. Tuve cuidado de que no me vieran al llegar, mi auto pude estacionarlo donde no sería un problema y pude dirigirme hacia la casa, con algo de miedo abrí la puerta para asomarme de a poco.

-Llegué a casa –solté a penas, el miedo si era real, entré por completo a la casa, pero no había rastro de ninguna de las dos- ¿Himiko? ¿Sachi?

Ninguna de las dos respondió y eso me asustó, en dos segundos pensé lo peor. Fui hasta la habitación de la rubia, pero tampoco estaba ahí, su aroma estaba en todo el lugar, pero, ¿Dónde estaba?

-¿Mami? –escuché la voz de Sachi provenir de una habitación, pero no sabía cuál, unos segundos y la niña salía con una sonrisa de una sala que no había visto antes- ¡Estás aquí!

Ella fue corriendo hacia donde estaba con sus brazos extendidos, bajé hasta su altura y la tomé entre mis brazos para alzarla con una sonrisa, me había preocupado en grande.

-¿Dónde estabas? –le pregunté curiosa- tu mamá tampoco salió a recibirme.

-Secreto –ella sonrió dejando expuestos sus pequeños colmillos, pero a los segundos hizo un puchero bastante notable y adorable- ugh...

-Lo sé, lo sé –bajé a la pequeña que parecía bastante molesta- yo también lo odio.

-¿Qué odias? –la voz de la rubia me sobresaltó, ella venía de la misma sala de la que salió Sachi, esta, la miró que estaba en el suelo molesta y comprendió de inmediato- te lo dije, es muy sensible a los olores.

-Fue un pésimo día, lo siento.

Hice una expresión casi como de cachorrito, Toga se acercó para darme un abrazo mientras liberaba sus feromonas, con eso me calmaría totalmente, pero podía ver que Sachi todavía estaba molesta, sabía que no le gustaría sentir otro aroma en mí, pero esta vez, no pude evitarlo. Toga me condujo hacia el cuarto de baño, cerró con seguro y llenó la bañera, quizás un baño pudiese quitarme ese fastidioso aroma.

Ella se quedó ahí conmigo, a un lado de la bañera, solo dejaba caricias leves en mi mejilla de vez en cuando con una sonrisa, yo todavía me sentía avergonzada por lo que había pasado y más porque era la única que estaba teniendo un baño reponedor. Mis mejillas estaban más rosadas que de costumbre, podía sentir como el calor subía.

-Tus mejillas –comentó la rubia- estás avergonzada por algo, ¿No es así?

-N-no- balbuceé.

-¿Quieres que me meta contigo?

-¿Qué? E-eso no es necesa...¡Himiko! –sabía que ella no me haría caso de todas formas, vi como empezaba a despojarse de su ropa, solo me giré para no verla, hasta que sentí como se metía conmigo en la bañera- que terca eres...

-Tus feromonas dicen lo contrario, si querías –me sobresalté, no me había dado cuenta que mis feromonas abundaban en el lugar, sentí una risa traviesa por su parte, como estaba de espalda, solo sentí sus brazos envolverme y sus pechos en tal lugar, ¡Era tan vergonzoso! - cutie pie, ¿Estás más relajada?

Lo que el destino quisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora