Ella será...

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El resto de la noche, pasé cuidando el sueño de la rubia, abrazaba su cuerpo con delicadeza mientras dejaba leves caricias en su vientre levemente abultado. ¿Cómo no lo había notado? Ella desprendía un aroma distinto, uno que era demasiado cálido, me hacía sentir tranquila. Pensando un poco más las cosas, caí en cuenta de que, todo ocurrió cuando su celo se adelantó, nunca fue ni intención si ella no quería, pero, a pesar de todo, ambas estábamos inmensamente felices, pronto tendría que hablar con Sachi y el porqué no puede entrar en dicha habitación a pesar de que el aroma sea tan curioso, los omegas no dejan que nadie interrumpa su nido, a menos que ellos quieran, nisiquiera su pareja puede entrar, eso representaría un gran daño para ella.

Acariciaba su cabello con delicadeza, pensaba en lo que sería de ahora en adelante, las relaciones con la empresa no estaban muy bien, y mi padre insistía con la unión con los Yoshida. Me daba algo de gracia pensar que haría al saber que sería abuelo por segunda vez. Jamás lograré entender su odio por Toga, pero, en su momento tendrá que aceptarla.

Al día siguiente, ambas nos vestíamos para ir al trabajo, no dejaría que fuese sola, yo podía llegar un poco más tarde.

-¿Estás bien con eso? -me preguntaba ella algo preocupada por la hora.

-Si, tranquila -sonreí- además, quiero cuidarte el doble. No. El triple.

-Exageras -ella reía- estoy bien, no es algo de otro mundo.

-No la escuches, tu mami es demasiado terca en estas situaciones -ignoré lo que decía para inclinarme un poco a su vientre y hablarle- te cuidaré mucho, mi pequeño cachorro, tenlo por seguro.

Dejé leves caricias en el lugar con una sonrisa, ya cuando vi a la rubia, esta secaba algo disimulada unas lágrimas de emoción.

Una vez listas, me despedí de Sachi, había una chica que la cuidaba hace un buen tiempo, la pequeña se sentía muy a gusto con ella, después de todo, era una beta, la pequeña tenía su olfato muy desarrollado a pesar de su edad, por lo que, algún otro alpha u omega hubiese sido un problema.

El camino al trabajo fue tranquilo, había pedido el auto de mi padre para que nos recogiera, en pocos minutos ya estábamos en la empresa, antes de entrar en semejante estructura, dejé un beso en la mejilla de Toga, luego nuestros caminos se separaron, en mi oficina tenía el papeleo de la vida, solo por llegar 5 minutos tarde, alguien odiaba la "impuntualidad".

-¿Señorita? -Yura se apareció en mi oficina algo nerviosa- su padre la necesita con urgencia.

-¿Pasó algo?

-Solo me pidió que viniera por usted, no sé los detalles.

-Está bien, iré enseguida.

Dejé todo para ir directamente a su oficina, estaba molesto, sus feromonas llegaban a lo lejos, he ahí la incomodidad de Yura.

-¿Mal día? -comenté con ligero sarcasmo.

-Algo así -suspiró frustrado- necesito que viajes hoy fuera de la ciudad en mi representación, olvidé por completo aquella conferencia, y hay mucho trabajo aquí.

-Está bien -suspiré- ¿A qué hora es?

-Es mañana a primera hora, hoy viajarás y te hospedarás en un hotel.

-¿Qué? No puedo hacer eso -reclamé algo molesta- tengo que volver a casa con Toga.

-Por esta vez, no me reclames por esa omega, la llevaremos a su casa, no sé, si eso te deja tranquila.

-Ah...bueno...está bien -terminé por aceptar, no había visto venir aquel cambio tan grande, pero lo aceptaría.

Después de que me diera los detalles del lugar de hospedaje y de la reunión, además de unos papeleos, salí a mi ronda habitual, no dejaba de pensar en la situación, me preocupaba en cierto sentido que ellos se llevaran a Toga, más estando embarazada, algo que él todavía no podía saber.

Lo que el destino quisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora