No lo acepto

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Sachi


-Está molesta. 

-Si, y lo estará mucho más si seguimos aquí. 

-Ustedes me siguieron, yo solo quería hablar con ella. 

-Puedo escucharlos, ¿Sí? 

Resoplé contra mi almohada, podía escuchar perfectamente la voz de mis madres y de Haru tras la puerta, la verdad sí estaba molesta, aunque intentara disimularlo, mi habitación y el pasillo de la casa estaba impregnado en mis feromonas. 

-Cariño, ¿Podemos hablar? -dijo mi mamá Himiko- ¿Puedo pasar?

Apreté mi mandíbula evitando las ganas de llorar, así que con rapidez abrí la puerta y me tiré a mi cama boca abajo, a los segundos pude sentir su peso en la cama y como acariciaba mi espalda. 

-¿Qué ocurrió? ¿Por qué estás tan molesta?

No dije nada, solo intentaba no llorar, ella no podía hacerme llorar, así como así, no nos conocíamos, no podía ser mi "alguien especial" para dejarme de esta manera. 

-Por una Omega, es todo.

Dije con un hilo de voz, las caricias de mi madre pararon un segundo, pero luego continuaron, esta vez en mi cabello, de pronto empezó a tararear una canción mientras liberaba sus feromonas de forma sutil, era extraño, pero a pesar de rechazar las de mamá Ochako, las de ella podían calmarme la mayoría de las veces, siempre he pensado que es por una conexión especial, con ella estuvimos un tiempo siendo solo nosotras dos antes de que llegaran Albert, por ejemplo, y los demás. 

-Cuando eras pequeña, te gustaba que te cantara esa canción cuando tenías malos días -su voz era dulce, y había conseguido hacerme llorar, lo que no quería- hasta el día de hoy es una buena forma para que puedas desahogarte. 

Siguió tarareando la canción mientras dejaba salir todo aquello que oprimía mi pecho, me había incorporado solo para tirarme a sus brazos mientras ella intentaba calmarme, me miraba con dulzura y secaba mis lágrimas como todas las veces que había tenido malos días. 

-Ella es terrible, mamá -solté por fin dejándome caer en sus piernas para que ella me hiciera cariño- es arrogante ¡Una tonta! La ayudé y solo me humilló, pensando que soy como todos los malditos Alphas que hay en la universidad. 

-¿Estaba en celo? 

-No lo sé, pero tuve que darle unos supresores de Haru, quizás su ciclo estaba alterado, la llevé a la enfermería y después no supe de ella. 

-¿Es ella la chica de la que Haru habló? -asentí- puede que siempre digamos que cuando encuentren a alguien y acepten sus feromonas, serán posiblemente sus personas destinadas, pero cariño, no todo en las relaciones se basa en eso. 

-Tú y mamá Ochako demuestran lo contrario -hice un puchero- se atraen y demuestran lo felices que están por verse por su aroma, incluso cuando nos ven a nosotros, a pesar de que rechacemos sus feromonas, expresan todo por ese medio. 

-Cada uno tiene su forma, pequeña gatita, tienes que encontrar la tuya, si es mediante feromonas o sin ellas, es totalmente válido. 

Ella siguió dejando caricias en mi cabello y limpiaba una que otra lágrima que se escapaba por ahí, nos quedamos unos minutos en silencio, el ruido y las palabras no eran necesarias, ella me transmitía tranquilidad, mi Omega favorita, como solía decirle, ella me conoce más que nadie y sabía siempre como subirme el ánimo. 

No sé cuánto rato habrá pasado, solo sé que abrí mis ojos y me alarmé al notar que estaba todo oscuro, me incorporé inquieta, y me asusté al sentir unas manos en mis hombros. 

Lo que el destino quisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora