PARTE 3

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SPIDERGIRL PARTE 3

Miré a Shizuru de reojo, ella parecía relajada, tenía una sola mano en el volante y el codo contrario recargado en el marco de la ventana. Me devané los sesos intentando dar con algo para iniciar una conversación, no sabía que decirle; podía sostener monólogos conmigo misma, pero no era tan sencillo tratándose de alguien más.

El interior de su auto olía bien, de estar en lo correcto, era el olor del cuero mezclado con su aroma, el cual estaba muy impregnado en el pequeño espacio de dos asientos; me distraje con ese detalle. -Pareces algo nerviosa-. No me había dado cuenta de que mis dedos habían estado golpeando el portavasos entre nuestros asientos. -Juro que no voy a comerte, tranquila-. Sonrió de manera amistosa.

Fruncí el ceño. -No salgo mucho-. Pensándolo bien, esa era mi primera cita.

-Ara-. Pensé que diría algo sobre eso, sutilmente cambió el enfoqué. -Y yo que pensé que quizá te ponía nerviosa tenerme al volante-. Bromeó.

Relajé mi expresión. -Es un auto maravilloso-. Tendría que haber estado ciega para no notarlo. -Y creo que manejas bien, pero ahora que lo mencionas-. Alcé una ceja. -¿Tienes licencia?-. Era muy descarado preguntar eso cuando saltar de azotea en azotea técnicamente era invasión de propiedad privada, en fin.

Por un momento, tuvo una mirada traviesa. -Quizá sí, quizá no-. Se encogió de hombros. -¿Acaso temes que nos detenga el tránsito?-.

Negué con la cabeza. -Es la menor de mis preocupaciones-. De todos modos, la infracción no sería mía.

-Ara, perfecto-. Puso ambas manos en el volante. -Aunque sí gustas, puedes checar la cartera en mi bolso y comprobarlo tu misma-. Su expresión tenía un toque misterioso.

-No es necesario-. Una vez más pensé en como hacerle platica. -¿Tienes mucho con tu auto?-. ¿Qué? Peor era nada.

-Mmm, un año, me lo dio mi papá cuando cumplí 15-.

Silbé. -Vaya regalo-. No me malentiendan, no era que quisiera algo como eso. En mis cumpleaños mi regalo era que mi madre estuviera presente, y estaba feliz con eso. -¿Y sabes afinarlo?-.

Negó con la cabeza. -Carezco de ese tipo de habilidades-. En un semáforo en rojo, volteó a verme. -¿Qué hay de ti?-.

-Uso el autobús-. Me encogí de hombros. -Pero soy buena con la mecánica-. Aprendía rápido y con lo que vi en internet fue suficiente para poder manipular motores y demás piezas.

-Entonces ya sé a quien pedirle ayuda-.

-Teniendo un auto como este, creo que bien puedes pagar un mecánico-.

-Ara, ¿Natsuki quiere que le pague?-.

Fruncí el ceño. -Claro que no-. Me rasqué la cabeza. -Solo... bueno, supongo que como vives enfrente, podría echarte una mano-.

-Magnifico-. Sonrió y regresó la mirada al frente.

Intenté imaginar que tipo de lugares Shizuru consideraría apropiados para una cita, no se me cruzó por la cabeza nuestro destino. Estacionó a las afueras de CrazyPizza. -Si sabes que aquí no venden ensaladas, ¿no?-. Por lo que vi del almuerzo, ese no parecía su lugar soñado.

Rio. -Algo de pizza de vez en cuando no hace daño-. Bajó del auto, iba a bajar también pero ella se apresuró a llegar a mi puerta y la abrió antes que yo. -Además, presentí que a ti te encantaba-. Me guiñó.

Salí del auto. Le puso seguro a su Mustang y se echó las llaves al bolsillo de su chaqueta. Caminamos a la entrada de CrazyPizza, no se me escapó que el guardia de la entrada saludó con un asentimiento de cabeza a Shizuru.

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