PARTE 7

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SPIDERGIRL PARTE 7

Como el día anterior el chico que me acusó de meter a su padre en prisión detonó bombas en la escuela, bueno, el director tuvo la prudencia, y la decencia, de cancelar las clases ese día, un gran motivo para no poner mi alarma, por lo cual no me esperaba que mi celular sonará a las 7 de la mañana.

-Hola-. Contesté sin ver la pantalla, con voz somnolienta, pensando que sería mi madre.

-Ara, suenas adorable recién levantada-.

Abrí mucho los ojos.

-¡Shizuru!-.

Les juro que el sueño se me fue del todo.

-¿Quieres que cuelgue?-. Como lo dijo riendo, supe que no lo decía en serio.

-No-. Pero igual respondí con seriedad; no iba a quejarme de que me despertaran temprano, si era ella quién lo hacía. -¿Necesitas algo?-.

-Bueno...-. Con su tono, podía imaginarme su expresión coqueta. -¿Querer verte cuenta como necesidad?-.

Experimenté un leve sonrojo.

-Tengo la sensación de que, aunque diga que no, tú dirás que sí-.

Y sentía que ella podía imaginarse mi cara roja, algo odioso desde mi punto de vista.

-Ara, ¿cómo lo supiste?-. Rio, su buen humor, hasta cierto grado, se me contagió. -Te invito a desayunar, ¿qué dices, Natsuki?-.

Miré el reloj de mi escritorio.

-Dame 30 minutos y paso a tu casa-.

Colgué la llamada.

A paso rápido, me metí a la ducha de mi habitación, de la nada, me sentía ansiosa por verla, y ni sabía porque si la había visto la noche anterior, pero oigan, ¿por qué iba a quedarme con las ganas de verla, si vivía frente a mí, y encima, ella misma me invitaba a ir?

Mientras me duchaba, le eché un ojito a mis cicatrices, el lugar por el que me habían hecho una brocheta humana tenía pinta de estar ahí desde hacia meses, cortesía de mi regeneración acelerada, detalle que realmente amaba.

En fin, de regreso en mi cuarto, como de costumbre, vestí mi traje y arriba mi ropa normal, metí mis guantes y mi máscara al bolsillo interno de mi chaqueta.

-A ver, a ver-. Al checar mis disparadores, noté que los cartuchos estaban por agotarse. -¿Dónde dejé los repuestos?-. El primer cajón estaba lleno de cartuchos vacíos. -Estoy segura de que sí hice más-. Fruncí el ceño. -¡Aja!-. En el tercer cajón encontré un par, los coloqué en mis muñecas.

Al salir de mi habitación, mientras bajaba las escaleras, sonó mi celular. -Hola mamá-. Esa vez sí vi la pantalla. -¿Todo bien?-.

-Natsuki-. Se escuchaba cansada, entendible, no había regresado a la casa durante toda la noche. -Cuando tu grupo hizo la visita, ¿no viste algo raro?-.

Lo medité un segundo, no quería preocuparla más de la cuenta. -Uy mamá, define raro, porque he visto de todo-. Eso de ser Spidergirl afectaba bastante mi percepción del mundo.

-Algo con potencial asesino-.

-Ehhh... algo así como... ¿una cosa viscosa?-. Omití decir que ese algo había rasgado mi ropa intentando entrar en mi cuerpo.

-Oh por Dios-.

-¿Mamá?-.

Que ella usará a Dios en una frase era preocupante.

-Escúchame Natsuki, más que como mi hija, te diré esto porque eres Spidergirl-. No me gustaba el rumbo de esa conversación, nada de nada, en serio. -Uno de los mayores y más peligrosos experimentos del laboratorio se fugó-.

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