PARTE 8

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SPIDERGIRL PARTE 8

Crují mis nudillos, esa tenía pinta de que sería una pelea de las que me dolían al día siguiente, pero sino era yo, ¿quién iba enfrentar a esa cosa? Además, estaba ahí buscándome a mí, vaya mierda.

-¡Oye, tú!-. Tenía que llamar su atención. -¡Sí, tú, el chicle!-. Y funcionó, su enorme cuerpo giró en mi dirección y me miró como si fuese yo quién había irrumpido en la escuela. -Carajo...

Corrió hacia mí con todas las intenciones de aplastarme, lo más sencillo era quitarme del camino, pero a mis espaldas estaba el salón de Historia y todavía no había visto que lo evacuaran. -No me pagan suficiente por esto-. Mascullé mal humorada. -Ah cierto-. Aunque me mantuve en mi sitio con los pies bien firmes. -Lo hago gratis-.

Al momento de casi chocar se me activaron los recuerdos de cuando me atropelló el metro y no se me antojaba repetirlo; salté, flexioné la pierna derecha y le di una patada que lo regresó por donde vino, pero desquebrajó el piso con sus pies para detener el impulso e ir a la carga de nuevo.

Cuando tenía 15 años, enfrenté a un psicópata que se hacía llamar Rhino y parecía un maldito tanque soviético. Me dije que, si pude con él, podría con ese otro, que, aunque también era enorme y fuerte, no tenía una coraza casi irrompible.

Así que, en su segundo round, no me eché atrás.

Nuestros puños chocaron, me importó un comino que el suyo fuera dos veces más grande que el mío, volví a hacerlo retroceder.

Vi que algunos de mis compañeros se asomaron por las puertas de los salones, como no, con el escándalo que estábamos haciendo.

Salté al techo, pasé sobre él y regresé al suelo, del otro lado del pasillo. -Aquí estoy-. Lo reté con la mirada antes de correr al lado libre.

Quería alejarlo lo más posible de los tarados de mis compañeros que, emocionados, me veían pasar hasta que miraban lo que iba detrás de mí.

-¡Tranquilos!-. Escuché a un profesor, creo que era el de Educación Física. -¡Spidergirl lo tiene bajo control!-.

Bajo control mi culo, ellos tenían que apartarse de la escena, no verme como si fuera un reality show, sobre todo cuando nuestro invitado a la par que me seguía iba mirando hacia todos lados, supongo que buscando a Kuga, sin tener idea de que corría tras ella.

-¡¡¡SALGAN DE AQUÍ, AHORA!!!-. Grité con todas mis fuerzas para que resonara en los pasillos.

Una de sus imitaciones de mis telarañas estuvo a un pelo de darme en el pie derecho. -Qué asco-. Tal vez tenía la intención de detenerme el tiempo suficiente para darme alcancé. -¡Oye!-. Lanzó otra.

Comencé a dudar de que esa cosa fuera pura fuerza bruta.

¿Qué clase de adefesio se había escapado de Searrs?

Si estaba ahí, específicamente buscándome, o bueno, a Natsuki, ¿era consciente?

-Es un parásito... -. Esquivé otra agachándome, esa cosa viscosa se pegaba al suelo y a las paredes. -Maldición-. Di una voltereta para evadir dos más.

Un parásito.

Un jodido parásito.

El día que fuimos a los Laboratorios Searrs su pollito en fuga había intentado parasitarme, y como no lo consiguió, encontró a otro huésped.

Por eso mi madre había estado tan asustada tras saber que el experimento se les fugó con un grupo de estudiantes en el laboratorio.

Aunque...

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