D i e c i n u e v e

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CORREGIDO

N A R R A  C I N C O

Juego la segunda ronda de ajedrez con Diego, a quien estoy a punto de golpear por no parar de decir groserías mientras me llama tramposo, en que jodido momento e hecho trampa? No es mi culpa que no solo sea un imbecil sino también un lento jugando algo como el ajedrez.

Muevo el peón al tiempo que el mueve la reina tal como predije lo haría, sonrió y pongo el rey de forma horizontal.

—Jaque Mate.

El me mira con las cejas levantadas, mira el tablero y luego a mi. Lo hace unas cinco veces. Hubiese perdido menos tiempo si hubiésemos jugado a reloj. Miró la puerta que está abierta y por esta veo a ______ pasar corriendo.

Me pongo de pie y salgo de la habitación de manera que no se vea que llevo un rato queriendo hablar con ella. Va una semana. No es que haya contado los días que lleva sin hablarme, sino que... olvídenlo.

Pongo mis manos en los bolsillos de manera casual y giro por donde pasó trotando hace unos segundos.

—Se puede saber qué haces, ______? —preguntó.

Ella deja salir un pequeño grito con una extraña pose de combate, al girarse y verme se para derecha y arregla su desarreglado cabello.

—Ah, Cinco. Sabes que me encanta hablar contigo pero estoy de afán.

Dicho esto se da la vuelta dispuesta a seguir caminando así que la detengo tomándola del brazo.

—¿Me estas evitando?

—¿Que? ¡No! —se apresura a decir moviendo la cabeza de lado a lado—. No tengo ninguna razón para hacerlo, ¿o si?

—Creería que no —respondo, ella sonríe sin mostrar los dientes.

—Exacto —recalca soltándose de mi amarre—. De verdad necesito hacer algo, nos vemos luego, ¿bien?

Antes de que pueda decir algo más usa su poder y desaparece dejándome con la palabra en la boca, miró por donde acaba de irse y aprieto los puños. A la mierda.

Vuelvo a la habitación donde Diego chifla con los brazos cruzados y se balancea en la silla. Lo miró con los ojos entornados.

—¿Que hiciste? —cuestionó.

—Nada. ¿Por que?

—Estás actuando más idiota de lo normal —contestó el rueda los ojos. Me siento frente a el y miró el tablero, levantó una ceja—. Serás.

Suspiro, el vuelve a chiflar mirándose la mano.

—¿Que?

—Ya había acabado con tu reina y mi peón estaba aquí —lo muevo—, no ahí. Siempre haciendo trampa. Idiota.

—Claro que no...! —comienza a lo que le doy una mala mirada, mueve la cabeza en dirección contraria—. No es mi culpa que te vayas como un imán a ella —susurra.

Levantó el brazo listo para golpearlo, el sale corriendo.

N A R R A ______.

Nuestra historia real [Cinco y tu] ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora