CAPÍTULO VEINTIDÓS

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Gulf ingresó al pequeño pero cómodo apartamento en el que se hospedaría,  colocó su maleta sobre la cama y se dejó caer sobre ella, bufando mientras veía directamente al techo.

—¿Cuántos secretos más debo descubrir, padre? —Suspiró. Su pregunta gravitó en el aire. Cerró sus ojos intentando dormir para poder conseguir un momento de paz.

Extrañaba mucho a Mew, verlo sonreír o la seriedad en su rostro cada vez que estudiaban un nuevo caso, extrañaba la calidez de su compañía y lo bien que podían entenderse sin necesidad de palabras. Lo muy conectados que ambos estaban y sin siquiera haberse conocido o relacionado de años. Todo lo suyo con Mew era mutuo y especial, profundo y sincero, era imposible no amarlo y no amar la sensación de paz y tranquilidad que sentía al estar con él.

Su teléfono vibró sacándolo de su profundo mar de pensamientos y anhelos. Respondió sin siquiera ver la pantalla, pero esperando que fuese Mew quien le llamaba.

—Gulf, ¿en dónde estás? — La voz de Mild hizo eco en sus oídos.

No era Mew.

—Wisconsin —respondió nada más.

—¡¡¿Wisconsin?!! ¿Pero qué rayos, Gulf? ¿Cómo se te ocurre irte tan lejos? — Gulf separó el teléfono de su oreja pues los gritos de Mild no ayudaban con su dolor de cabeza.

—¿Qué es lo que quieres, Mild? Deja de darme dolores de cabeza, ¿quieres? — Se escuchó el bufido de Mild al otro lado de la línea.

—Pues, primeramente, eres tú quien me está dando dolores de cabeza a mí, en segundo y más importante, yo quiero que cumplas tus obligaciones, Kanawut. Eres el líder de este equipo y desapareciste durante meses.

—No desaparecí, eran mis vacaciones —Hizo énfasis —. Luego viajé a Japón y de eso notifiqué a la oficina, ayudé a... —Guardó silencio, las lágrimas se acumularon en sus ojos y su corazón se encogió nuevamente con tan solo recordar a su detective —ya no importa. Solo quiero tiempo para pensar, Mild. Ayúdame. Mild suspiró al otro lado de la línea.

—Solamente puedo darte cuatro días, Gulf. Samantha ha vuelto más insoportable que nunca y todos queremos que se vaya muy pronto.

—Creo que será suficiente. —Suspiró. Gracias, amigo.

—Está bien, solo no olvides comunicarte conmigo siempre, debo saber dónde estás, ¿de acuerdo? — El agente asintió de inmediato, como si Mild pudiera verlo en ese momento.

—Te enviaré mi dirección por mensaje... —Guardó silencio —gracias de nuevo. — Sin esperar respuesta acabó con la llamada. Tomando las llaves de la habitación, su celular y su billetera, se dispuso a buscar algo de comer.

Subió al ascensor que en ese momento estaba vacío, un piso después ingresaron dos empresarios con sus respectivas vestimentas formarles, Gulf se movió hasta la parte trasera del ascensor. Dos pisos más abajo ingresó un tipo vestido con jeans azules con roturas en la altura de las piernas, un centro blanco y una chaqueta negra de cuero, alrededor de su cabeza una pañoleta negra se amarraba en la parte trasera. Aunque Gulf solamente podía ver su espalda, su apariencia le resultaba familiar. El tipo que le acompañaba vestía solamente jeans ajustados de color negro, una camisa de color grisáceo y una chaqueta blanca, este era mucho más mayor que el otro.

Entrecerrando sus ojos comenzó a prestar total atención al actuar de ambos al momento de ingresar al elevador, mientras que el más chico palmeaba el costado de su pierna derecha, el mayor golpeaba levemente el suelo con el talón de su pie izquierdo. Gulf continuó atento a algún cambio, presentía algo, aquellos tipos le resultaban muy sospechosos y en su mente continuaba buscando en dónde los había visto anteriormente.

•𝚃нє 𝐃𝐀𝐑𝐊 αи∂ 𝐆𝐋𝐎𝐎𝐌𝐘 𝙳𝙴𝚃𝙴𝙲𝚃𝙸𝚅𝙴• [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora