🌹31[Parte I]🌹

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Adivinen el pq de mi desaparición
a) Mi pololo me distrae mucho con sus jueguitos.
b) Me abdujeron los extraterrestres.
c) Tengo tareas hasta el cuello.

......

Con el transcurrir de los días, mi cara
vuelve a ser lo que era, y cuando el
doctor me quita los puntos de la barbilla
ante la atenta mirada de Taehyung, sonríe al ver la obra de arte que ha hecho. No se
notan, y eso me hace feliz.

La casa, tras la llegada de Susto y
Calamar, se ha vuelto una casa llena de
risas, ladridos y locura.

Taehyung, los primeros días, protesta. Encontrarse meadas de Calamar en el suelo le pone de mal humor, pero al final claudica.

Susto y Calamar lo adoran, y él los adora a ellos. Muchas mañanas cuando me levanto
me gusta asomarme a la ventana y ahí
está mi Iceman, lanzándole un palo a
Susto, para que éste corra tras él. El
animal lo ha tomado como costumbre.

Antes de que él se vaya a trabajar, le
lleva un palo a sus pies, y Taehyung juega y
sonríe. Algunos fines de semana
convenzo a Taehyung y a Yong ho para pasear por el campo nevado con los animales.

Susto lo agradece, y Taehyung juega con él
mientras Yong ho corretea a nuestro alrededor con su mascota. Me emociona
todo. En especial, cuando veo cómo Tae se agacha y abraza a Susto. Mi fríoy duro Iceman se va descongelando a cada día que pasa, y cada día me enamora más.

También he acompañado en varias
ocasiones a Tae al campo de tiro
olímpico. Sigue sin gustarme eso de las armas, pero disfruto al ver lo bien
que él lo hace. Me siento orgulloso.

Una de las mañanas que estamos ahí me
presenta a unos amigos, y uno de ellos
pregunta si soy coreano. Directamente,
niego con la cabeza e indico:

«¡Brasileño!». De inmediato el hombre
dice: «Samba». Yo asiento y me río. Taehyung me mira sorprendido y al final
sonríe. Esa noche, cuando me hace el
amor, cuchichea con sorna en mi oído:

—Vamos, brasileño, baila para mí.

Yong ho ha avanzado mucho con el skate
y los patines. El niño es listo y aprende
rápidamente. Lo hacemos a escondidas,
cuando Taehyung no está. Si nos viera, ¡nos
mataría! Sarah sonríe y Norbert
refunfuña. Me advierte que el señor se
enfadará cuando lo sepa. Sé que tiene
razón, pero ya no puedo parar mis
enseñanzas con el niño. Su trato conmigo
ha cambiado, y ahora me busca y pide
mi ayuda continuamente.

Taehyung, en ocasiones, nos observa, y sabe que entre nosotros ha ocurrido algo
para que se haya obrado ese cambio en
el pequeño. Cuando pregunta, lo achaco
a la llegada de los animales a la casa. Él
asiente, pero sé que no lo convence. No
pregunta más.

El primer día que puedo salir a
escondidas con In ho a desfogarme con
la moto es una pasada. Tantos días de
inactividad en casa casi me vuelven
loco, por lo que salto, derrapo y grito
con In ho y los amigos de éste por los
caminos de cabras de las afueras de
Múnich.

Pienso en Taehyung. Debo contárselo. El problema es que no encuentro nunca el momento oportuno.

Eso me comienza a martirizar. Nuestra
base es la confianza, y esta vez yo estoy
fallando.

Una tarde cuando estoy con mi
moto en el garaje llega Yong ho del colegio.
El niño me busca, y cuando me encuentra, asombrado, mira la moto. La recuerda. Y cuando le indico que es la moto de su madre y que me tiene que guardar el secreto ante su tío, pregunta:

Voyeur² +18 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora