🌹25[Parte III]🌹

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El pequeño corre hacia la cocina, y
Sarah va tras él. Entonces, Taehyung se acerca a mí y me da un caliente y
morboso beso en los labios que me deja atontado.

—¿Qué tal tu día por Múnich?

—Genial. Aunque ya lo sabes. Me
has llamado mil veces, eres un pesado.

Taehyung se muestra sonriente.

—Pesado, no. Preocupado. No
conoces la ciudad y me inquieta que
andes solo.

Suspiro, pero no me da tiempo a
responder.

—Pero cuéntame, ¿por dónde has
estado?

Le explico a mi manera los lugares
que he visitado, todos grandiosos y
alucinantes y, cuando le comento lo del puente de los candados, me sorprende.

—Me parece una excelente idea. Cuando quieras, vamos al Kabelsteg a
ponerlo. Por cierto, en Múnich hay más puentes de los enamorados. Está el Thalkirchner y el Großhesseloher.

—¿Alguna vez has puesto un
candado tú ahí? —pregunto, sorprendido.

Taehyung me mira…, me mira y, con
media sonrisa, dice:

—No, tontito. Tú serás el primero que lo consiga.

Me ha dejado sin palabras.

Mi Iceman es más romántico de lo que yo imaginaba. Encantado por su respuesta y su buen humor, pienso en mi disfraz de policía. ¡Le va a encantar!

—¿Qué te parece si tú y yo vamos a
cenar esta noche a casa de Yoongi?

¡wow y Wow!

Desecho rápidamente mi disfraz de
poli. Mi cuerpo se calienta en cero coma un segundo y me quedo sin
aliento.

Sé lo que significa esa proposición.

Sexo, sexo y sexo.

Sin quitarle los ojos de encima, asiento.

—Me parece una fantástica idea.

Taehyung sonríe, me suelta, entra en la cocina y le oigo hablar con Sarah.

También escucho las protestas de Yong ho. Se enfada porque su tío se marche.

Una vez que mi loco amor regresa, me coge de la mano y dice:

—Vamos a vestirnos.

Taehyung se asombra por el cerrojo que le enseño que he puesto en la habitación.

Le prometo que sólo lo utilizaremos en momentos puntuales. Asiente. Lo
entiende.

—He comprado algo que te quiero
enseñar. Siéntate y espera —le
comunico, ansioso.

Entro presuroso al baño. No le digo
lo del disfraz de poli.

Esa sorpresa la guardo para otro día.

Me quito la ropa y me coloco los
cubrepezones. ¡Qué graciosos!

Divertido, abro la puerta del baño y, me planto ante él.

—¡Guau, nene! —exclama Taehyung al verme—. ¿Qué te has comprado?

—Son para ti.

Divertido, muevo mis hombros y las perlas que cuelgan de los pezones se
menean. Taehyung ríe. Se levanta y echa el cerrojo.

Yo sonrío.

Cuando me acerco hasta él y antes de tumbarme en la cama, mi lobo hambriento murmura:

—Me encantan, bebé. Ahora los
disfrutaré yo, pero no te los quites. Quiero que Yoongi los vea también.

Con una sonrisa acepto su beso
voraz.

—De acuerdo, mi amor.

Una hora después, Taehyung y yo vamos en su auto. Estoy nervioso, pero esos nervios me excitan a cada segundo más.

Mi estómago está contraído. No voy a
poder cenar y, cuando llegamos a casa
de Yoongi, mi corazón late como un
caballo desbocado.

Como era de esperar, el guapísimo Yoongi nos recibe con la mejor de sus
sonrisas. Es un tipo muy sexy. Su mirada ya no resulta tan inocente como cuando estamos con más gente.

Ahora es morbosa.

Me enseña su espectacular casa y me
sorprendo cuando al abrir una puerta me indica que ésas son las oficinas de su despacho particular. Me explica que allí trabajan cinco abogados, tres hombres y dos mujeres. Cuando pasamos junto a una de las mesas, Taehyung dice:

—Aquí trabaja Helga. ¿Te acuerdas
de ella?

Asiento. Taehyung y Yoongi se miran y, dispuesto a ser tan sincero como ellos, explico:

—Por supuesto. Helga es la mujer
con la que hicimos un trío aquella noche en el hotel, ¿verdad?

Mi alemán se muestra asombrado por mi sinceridad.

—Por cierto, Taehyung —dice Yoongi—, pasemos un momento a mi despacho. Ya que estás aquí, fírmame los documentos de los que hablamos el otro día.

Sin hablar entramos en un bonito
despacho. Es clásico, tan clásico como
el que tiene Taehyung en su casa.

Durante unos segundos, ambos ojean unos papeles, mientras yo me dedico a fisgar a su alrededor.

Ellos están tranquilos.

Yo no.

Yo no puedo dejar de pensar en
lo que deseo. Los observo, y me
caliento. Los cubrepezones me
endurecen el pecho mientras los oigo hablar, y me excito.

Deseo que me posean. Quiero sexo. Ellos provocan en mí un morbo que puede con mi sentido, y cuando no puedo más, me acerco, le quito los papeles a Taehyung de la mano y,
con un descaro del que nunca me creí
capaz, lo beso.

¡Oh, sí! Soy un ¡lobo!

Muerdo su boca con anhelo, y Taehyung responde al segundo. Con el rabillo del ojo veo que Yoongi nos mira. No me toca. No se acerca. Sólo nos mira mientras Taehyung, que ya ha tomado las riendas del momento, pasea sus manos por mi trasero.

Cuando separa sus labios de los míos, soy consciente de lo que he despertado en él y le susurro, extasiado, dispuesto a todo:

—Desnúdame. Juega conmigo. — Taehyung me mira, y deseoso de sexo, musito sobre su boca—: Entrégame.

Su boca vuelve a tomar la mía y
siento sus manos en la cremallera de mi pantalón. ¡Oh, sí! La baja, y cuando ya ha llegado a su tope, me aprieta las nalgas.

Calor.

Sin hablar, me quita la camisa, que
cae a mis pies. Mis cubrepezones quedan expuestos para él y su amigo.

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Es re cortito, lo se but luego subiré las otras partes 👌🏻

Voyeur² +18 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora