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Los fines de semana consigo despegar al pitufo gruñón y al enfadico del sofá.

Ellos estarían todo el santo día pegados a la Wii y a la televisión.

Vamos al cine, al teatro, a comer
hamburguesas, y veo que se lo pasan
bien. ¿Por qué siempre les cuesta tanto arrancar de casa?

Alguna noche Taehyung me
sorprende y me invita a cenar a un
restaurante. Después me lleva a una
impresionante sala de fiestas, y ahí
tomamos algo mientras nos divertimos besándonos y hablando.

No ha vuelto a comentar nada sobre
nuestro suplemento sexual. Cuando
hacemos el amor en nuestra cama, nos susurramos fantasías calientes al oído que nos ponen, pero de
momento no hemos compartido sexo con nadie.

¿Tanto me quiere para él?

Un domingo logro que salgan a
pasear. Aparcamos el auto en un
parking y caminamos hasta el Jardín
Inglés, una maravilla de lugar en el
centro de Múnich. Yong ho no habla
conmigo, pero yo intervengo
continuamente en la conversación. Le
jode, pero al final no le queda más
remedio que aceptarlo.

Por tarde los obligo a entrar en el
campo de fútbol del Bayern de Múnich.

Les horroriza la idea.

Ellos son más de baloncesto. El sitio es enorme, grandioso, y, como si yo fuera alemán, les explico que ese equipo es el que más veces ha ganado la Bundesliga. Me escuchan, asienten, pero pasan de mí. Al final sonrío al ver sus caras de aburrimiento y, sobre las siete y media de la tarde, proponen ir a cenar. Me río.

Yo a esta hora meriendo. Pero,
consciente de que en especial Yong ho lleva horario alemán, me amoldo.

Me llevan a un restaurante típico y
aquí pruebo distintos tipos de cerveza.

La base en los platos alemanes es la
harina. La emplean para hacer
absolutamente de todo. Eso me explica Taehyung mientras devoro una weissburst o salchicha blanca.

Está hecha de fino picado de ternera, especies y manteca.

¡Delicioso!

Yong ho, divertido por la atención que le prestamos su tío y yo, mordisquea una rosquilla salada en forma de ocho llamada brenz. Su buen ánimo y el mío es latente, y Taehyung simplemente lo disfruta. Durante un buen rato nos traen distintos platos.

Aunque los alemanes cenan ligero, yo tengo hambre y pido rábano cortado en finas rodajas y espolvoreado con sal. Me dicen que eso se llama radi. Después nos sirven obatzda, que es un queso preparado a base de camembert, mantequilla, cebolla y pimentón dulce. Y en el postre, me vuelvo loco con el germknödel, un pastel relleno de mermelada de ciruela, elaborado con azúcar, levadura, harina y leche caliente,
y servido con azúcar glas y semillas de
amapolas.

Vamos..., todo muy light.

Por la noche, cuando regresamos a
casa, estamos molidos. Hemos andado
muho, y Yong ho cae en la cama como una piedra. Tumbados en el sofá
del comedor mientras vemos una
película propongo bañarnos en la
piscina. Taehyung tiene los ojos cerrados y se niega.

-¿Te pasa algo, cielo?

-No -responde rápidamente.

-¿Te duele la cabeza? -pregunto,
preocupado.

Lo miro. Él me mira. De pronto,
divertido, me agarra como a un saco de papas y me lleva hasta ella.

Al llegar sólo encendemos la luz del interior de la piscina y, cuando no lo espera, lo empujo y cae vestido al agua. Cuando saca la cabeza, me mira, yo levanto las cejas y pregunto:

Voyeur² +18 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora