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Los días pasan y me sumerjo en el trabajo. Trabajar junto a Jackson es una delicia. Más que a un secretario me trata como a un compañero. Por las tardes necesito salir de casa. Doy paseos y en ocasiones me agobia ver a tanta gente. Echo en falta esos paseos en la nieve por la urbanización solitaria llena de árboles de Múnich.

Uno de aquellos días mi jefe, a la hora de la comida, me dice:

-Te invito a comer. Quiero enseñarte algo que estoy seguro que te va a encantar.
Nos subimos en su auto y aparcamos por el centro de Seúl.

Agarrado de su brazo camino por la
calle mientras vamos charlando cuando
veo que entramos en un burger. Divertido, lo miro y digo:

-Serás rata.

-¿Por qué? -pregunta divertido.

-¿De verdad que me vas a invitar a
comer una hamburguesa?

Jackson asiente, me mira con una
extraña sonrisa, y dice:

-Claro. Siempre te han gustado, ¿no?

Me encojo de hombros y finalmente musito:

-Pues también tienes razón. Pero
hoy, como invitas tú, la quiero doble de
queso y doble de papas.

Asiente y nos ponemos en la cola.

Estamos charlando, y cuando nos toca
pedir, me quedo sin palabras al ver a la
persona que nos va a tomar el pedido.

Ante mí está mi ex jefa. Aquella idiota de pelo lustroso que me hacía la vida imposible en la oficina. Ahora es la
encargada de aquel burger. Mi cara de
asombro es tal que ella, molesta, dice:

-Si no saben lo que van a pedir, por favor, dejen pasar al siguiente cliente.

Tras reponerme de la impresión, Jackson y yo hacemos nuestro pedido, y cuando nos marchamos con las bandejas a la mesa, entre risas, él comenta:

-Anda, tira la hamburguesa y
vayamos a comer otra cosa. Esa tipa es
tan mala que es capaz de habernos
escupido o echado matarratas en la
comida.

Horrorizado ante tal posibilidad le
hago caso y entre risas salimos de ese
lugar. La vida en ocasiones es justa y a
ella la vida le está dando una buena
lección.

Mis días se estructuran en trabajo,
paseos y noches pensando en Taehyung.

No he vuelto a saber nada más de él. Ya ha
pasado un mes desde mi regreso a Corea y cada día me siento más lejos de él, aunque cuando me masturbo lo siento a mi lado.

Vuelvo a salir con los amigos de siempre.
Cuando nos vamos de juerga, me
descontrolo. Bebo más de la cuenta y sé
que lo hago para olvidar. Lo necesito.

De momento, ningún hombre llama
mi atención. Ninguno me pone. Y cuando
alguno lo intenta, directamente lo corto.
Yo elijo, y no estoy en el mercado de la
carne.

Un domingo por la mañana, tras una
buena juerga la noche anterior, suena la
puerta de mi casa. Me levanto. El timbre
vuelve a sonar. Mi hermana no es, o ella
misma habría abierto la puerta. Cuando
miro por la mirilla tengo que pestañear
al ver quién es. Abro la puerta y
murmuro:

-¡¿Yoongi?!

El hombre me mira y soltando una
carcajada dice:

-¡Madre mía, Kook, vaya juerga te
debiste de pegar anoche!

Abro los brazos, él da un paso adelante y nos fundimos en un sano y cariñoso abrazo. Pasados unos segundos musita:

-Venga, date una ducha. Necesitas
ser persona.

Voyeur² +18 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora