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A la mañana siguiente, cuando bajo a la
cocina, están sentados a la mesa Chung ha,
Taehyung y Eon Jin. Discuten. Cuando yo entro, se callan, y eso me hace sentir fatal.

Sarah, con cariño, me prepara una
taza de café. Con su mirada me pide
tranquilidad. Conoce a Taehyung y sabe que
está furioso, y me conoce a mí. Cuando
me siento a la mesa miro a Taehyung y
pregunto:

—¿Cómo está Yong ho?

Con una mirada dura que no me
gusta, sisea:

—Gracias a ti, dolorido.

Eon jin mira a su hijo y gruñe:

—¡Maldita sea, Taehyung!, no es culpa de
Jungkook. ¿Por qué te empeñas en
culpabilizarlo?

—Porque él sabía que no debía
enseñarle a utilizar el skate. Por eso lo
culpabilizo —responde, furioso.

Me tiemblan las piernas. No sé qué
decir.

—Pero ¿tú eres tonto o te haces?

—interviene Chung ha.

—Chung… —sisea Taehyung.

—¿Qué es eso de que él no debía?
Pero ¿no ves que el niño ha cambiado
gracias a él? ¿No ves que Yong ho ya no es el niño introvertido que era antes de
que él llegara? —Taehyung no responde, y
Chung ha continúa—: Deberías darle las
gracias por ver a Yong ho sonreír y
comportarse como un niño de su edad.
Porque, ¿sabes, hermanito?, los niños se
caen, pero se levantan y aprenden, algo
que por lo visto tú todavía no has aprendido.

No responde. Se levanta y sin
mirarme se marcha de la cocina. Mi
corazón se encoge, pero tras echar una
mirada a las tres mujeres que me
observan, murmuro:

—Tranquilas, hablaré con él.

—Dale un golpe. Es lo que semerece —sisea Chung ha.

Eon jin me mira, toca mi mano y
murmura:

—No te culpabilices de nada, tesoro. Tú no tienes la culpa de nada. Ni siquiera de tener la moto de mi hija y salir con In ho y sus amigos.

—Tenía que habérselo dicho — declaro.

—Sí, claro, ¡como si fuera tan fácil
decirle algo a don Gruñón! —protesta Chungha —. Demasiada paciencia tienes
con él. Mucho le tienes que querer
porque, si no, es incomprensible que lo
soportes. Yo lo quiero, es mi hermano,
pero te aseguro que no lo soporto.

—Chung ha… —susurra Eon jin—, no
seas tan dura con Tae.

Se levanta y se enciende un
cigarrillo. Yo le pido otro. Necesito
fumar.

Cuando salgo de la cocina veinte
minutos después, me acerco hasta la
puerta del despacho de Taehyung. Tomo aire y entro. Al verme, clava sus acusadores
ojos en mí y sisea:

—¿Qué quieres, Jungkook?

Me acerco a él.

—Lo siento. Siento no haberte dicho
lo…

—No me valen tus disculpas. Has
mentido.

—Tienes razón. Te he ocultado
cosas, pero…

—Me has mentido todo este tiempo.
Me has ocultado cosas importantes
cuando tú sabías que no debías hacerlo.
¿Tan ogro soy que no puedes decirme las
cosas?

No respondo. Silencio. Nos miramos
y, finalmente, pregunta:

—¿Qué significado tiene para ti eso
de ahora y siempre? ¿Qué significa para
ti el compromiso de estar juntos?

Voyeur² +18 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora