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Cuando me despierto al día siguiente
estoy solo en la cama. Eso no me
extraña, pero cuando bajo a la cocina y
Sarah me indica que el señor se ha ido
a trabajar, resoplo de indignación. ¿Por
qué me he dormido justo hoy?

Como puedo paso el día junto a Yong ho. El pequeño está irascible. Le duele el brazo y su buen humor conmigo es nulo.

Taehyung no viene a comer, y al regresar
bien entrada la tarde de la oficina,
cuando me ve, no me besa. Me saluda
con un seco movimiento de cabeza y se
va a ver a su sobrino. Cena con él, y
cuando llega la hora de dormir, hace lo
mismo de la noche anterior. Se da la
vuelta y no me habla. No me abraza.

Durante cuatro días soporto ese
trato. No me habla. No me mira. Y el jueves me sorprende cuando me busca en mi cuartito y me espeta:

—Tenemos que hablar.

¡Uf!, qué mal suena esa frase. Es
asoladora, pero asiento.

Me indica que pase a su despacho.

Va a ver a su sobrino. Hago lo que me
pide. Lo espero. Espero durante más de
dos horas. Me está provocando. Cuando
entra en el despacho mis nervios están
por todo lo alto. Él se sienta a su mesa.
Me mira como llevaba días sin mirarme
y se repanchinga en su sillón.

—Tú dirás.

Boquiabierto, le miro y siseo:

—¡¿Yo diré?!

—Sí, tú dirás. Te conozco, y sé que
tendrás mucho que decir.

Como un huracán me cambia el
gesto. Su burla en ocasiones me
puede y, sin más, me explayo:

—¿Cómo puedes ser tan frío? ¡Por
favor! Estamos a jueves y llevas desde
el sábado sin hablarme. ¡Oh, Dios!, me
estaba volviendo loco. ¿Acaso pretendes
no hablarme nunca más? ¿Martirizarme?
¿Clavarme en una cruz y ver cómo me
desangro delante de ti? Frío…, frío…,
eso es lo que eres: un alemán frío. Todos
son iguales. No tienen sentido del
humor. Pero si cuando les cuento un
chiste ni se ríen, y si soy simpático creen que estoy coqueteando. Por favor,
¿en qué mundo vivimos? Me tienes
aburrido, ¡aburrido! ¿Cómo puedes ser
tan…, tan… idiota? —grito—. ¡Harto! ¡Estoy harta! En momentos así no sé qué hacemos tú y yo juntos. Somos fuego contra hielo, y me estoy cansando de intentar que no me consumas con tu puñetera frialdad.

No responde. Sólo me mira y
prosigo:

—Tu hermana murió, y tú te ocupas de su hijo. ¿Crees que ella aprobaría lo que estás haciendo con él? —Taehyung resopla—. Yo no la conocí, pero por lo que sé de ella, estoy seguro de que hubiera enseñado a hacer a Yong ho todo lo que tú le niegas. Como dijo tu hermana la otra noche, los niños aprenden. Se caen, pero se levantan.
¿Cuándo te vas a levantar tú?

—¿A qué te refieres? —murmura
con furia.

—Me refiero a que dejes de preocuparte por las cosas cuando aún no han pasado. Me refiero a que dejes vivir a los demás y entiendas que no a todos nos gusta lo mismo. Me refiero a que aceptes que Yong ho es un niño y que debe aprender cientos de cosas que…

—¡Basta!

Me retuerzo las manos. Estoy muy nervioso, y al ver su gesto contrariado,
pregunto:

—Taehyung, ¿no me extrañas? ¿No me
echas de menos?

—Sí.

—¿Y por qué? Estoy aquí. Tócame.
Abrázame. Bésame. ¿A qué esperas para
hablar conmigo e intentar perdonarme de
corazón? ¡Joder!, que no he matado a
nadie. Que soy humano y cometo
errores. Vale, acepto lo de la moto. Te lo
tenía que haber dicho. Pero vamos a ver,
¿te he prohibido yo a ti que vayas al tiro
olímpico? No, ¿verdad? ¿Y por qué no
te lo he prohibido a pesar de que odio
las armas? Pues muy fácil, Taehyung, porque te quiero y respeto que te guste algo que a mí no me gusta. En cuanto a Yong ho,
efectivamente, tú me dijiste que no al
skateboard, pero el niño quería. El niño
necesitaba hacer lo que hacen sus
compañeros para demostrar a esos que
lo molestan que puede ser uno de ellos y tener un puñetero skateboard. ¡Ah!, y eso por no hablar de que al niño le gusta una chica de su clase y la quiere impresionar. ¿A que no lo sabías? —Niega con la
cabeza, y continúo—: En cuanto a lo de
tu madre y tu hermana, ellas me pidieron
que no dijera nada, que les guardara el
secreto. Y la pregunta es: cuando mi padre te guardó el secreto de que habías
comprado la casa de Busan, ¿me tenía
que haber enfadado con él?, ¿le tenía
que haber lapidado por ello? Venga ya,
por favor… Yo sólo he hecho lo que las
familias hacen: guardarse pequeños
secretos e intentar ayudarse. Y en cuanto
a Yessi, ¡oh, Dios!, cada vez que pienso
que te tocó delante de mí, se me llevan
los demonios. Si lo llego a saber, le
corto las zarpas porque….

Voyeur² +18 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora