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Una mañana con los Nakamoto...

Había pasado un mes desde el nacimiento de sus pequeños y hace tan sólo dos semanas toda su familia se había ido. Estaban bastante agradecidos por toda la ayuda que les habían brindado, pero ya era momento de afrontar las cosas por ellos mismo, y vaya que llevaban haciéndolo en esas dos semanas. Taro y Niki eran dos bebés increíbles en todo el sentido de la palabra, en especial increíblemente ruidosos, Mark al menos agradecía que Yuta aún no empezará a trabajar.

Eran las 5:45 AM y como Mark era tan fácil de acostumbrar ya se estaba moviendo en la cama cuando se escuchó el fuerte llanto a través del intercomunicador, se incorporó rápidamente sintiendo dolor de cabeza por lo repentino que fue y se paró de inmediato para ir hacia la habitación de sus hijos porque sabía que si Taro seguía llorando así despertaria a Niki, y Niki odia que lo despierten, lo habían aprendido de mala forma.

Restregando sus ojos encendió las luces y fue directamente a la cuna para tomar al pequeño que daba pataditas acostado.

-¿Que pasó amor? -preguntó en un susurro cuando ya lo tenía en su pecho.-¿Por que siempre quieres despertar a tu hermanito? ¿Que pasa?

Se balanceo de un lado a otro para luego caminar hacia el cambiador y revisar a su bebé, todo estaba correcto así que supo que tenía hambre.

-¿Tienes hambre? Vamos a prepararte leche.-el menor aún soltaba quejidos pero no lloraba, Mark sabía que si le hablaba dejaba de llorar con más rapidez. Mark también estaba muy agradecido de tener todo lo necesario justo en la habitación porque le daba ansiedad bajar y dejar a uno de sus bebés solo sabiendo que en cualquier momento despertaria.

Sonrío mientras meneaba el biberón de arriba abajo mirando a su hijo. Había sido tan difícil saber quién era quien, pero luego de una larga investigación por todo el cuerpo de los pequeños descubrieron que Taro tenía la marca de nacimiento de Mark en su pie derecho y Niki en el izquierdo y que el lunar de Yuta que, Mark no sabe porque rayos, pero parecía hereditario también estaba en el lado izquierdo del cuello de Taro y Niki lo tenía en el derecho.

-Si, tienen mis marcas, como si fueran vacas.

Había dicho Mark aplaudiendo cuando por fin pudo saber cuál de los dos era quien, no podían culparlo, eran exactamente iguales.

Tomó a su bebé en sus brazos viendo que ya eran las 6:00 AM así que el día estaba por empezar, un rato después la puerta fue abierta y por ella entro una Rosé con su uniforme.

-¡Papi! -sonrió acercándose. -Hola Taro ¿te gusta tu desayuno?-preguntó poniéndose de puntillas para ver al bebé.

Mark le sonrió mirándola.

-Estas hermosa amor. -la menor se sonrojo.

-Mi papá me peino. -dijo mostrándole su linda cola, Mark sonrió porque Yuta de verdad estaba aprendiendo con rapidez.

-Lo hizo muy bien, ¿vamos a desayunar?

-Si, ¿Niki no viene? ¿Va a dormir todo el día?

Mark apartó el biberón y puso al bebé contra su hombro para sacar sus gases con palmaditas.

-No princesa, él casi se va a despertar.

Y como si lo hubiera invocado el pequeño empezó a llorar, no tan fuerte como su gemelo pero se notaba incómodo así que Mark supuso que necesitaba un cambio o tenía hambre porque Niki siempre se quedaba tranquilo si despertaba por su voluntad.

-¡Yuta!

-¡Ya voy! -escuchó los pasos por el pasillo y Yuta entró a la habitación rápidamente tomando al bebé en sus brazos, luego se acercó al cambiador. -¿Me crees si te digo que me quedé dormido de pie?

𝑅𝑜𝑠𝑒́ (yumark) EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora