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Era increíble lo que el dinero podía lograr.

En menos de una semana Rosé ya no era más Lee Roseanne, era Nakamoto Roseanne. Tenía todos sus papeles listos para viajar, tenía ropa y maletas nuevas para cuando llegará a Japón y estuviera en el foco de las cámaras.

En lo único que no habían podido estar de acuerdo era en como se dividirian el tiempo con Rosé, y habían sido muy específicos con el hecho de que cualquier cosa que hicieran respecto a Rosé debía ser comunicada, la mínima. Mark había intentado hablar con Yuta sobre el hecho de llevársela a Japón pero estuvo totalmente firme en su decisión, rozando lo cruel desde el punto de vista de Mark cuando le dijo que se quedaría seis años con Rosé justo como él, que luego de eso verían como hacer, y que si se negaba tendría que quitarle la custodia completa.

Mark no podía ponerse a discutir con un chico con los bolsillos llenos de dinero. Además le había dado la oportunidad de vivir en Japón cerca de ellos.

Pero lamentablemente no podía.

-¿En serio dejarás ir a tu hija así cómo si nada? -le preguntó Donghyuck mientras guardaban la ropa de Rosé, aún ni le habían dicho a la niña que se mudaria a Japón con Yuta.

-No puedo hacer más nada. -dijo con voz quebrada.

-Renuncia a ese maldito trabajo y ve con ellos, por favor Mark.-se quejó.

-Tengo un contrato Haechan, ¿recuerdas que no me querían dar el trabajo? Decían que era muy joven y no confiaban en mi porque era padre joven y soltero. -negó con la cabeza.-El contrato dice que no puedo irme a menos que me despidan hasta cumplir los tres años en la Editorial, y aún no cumplo el plazo, me faltan diez meses para hacerlo. -suspiró mirando a su mejor amigo. Hae, no tuve dinero para luchar por mi hija mucho menos tendré para una demanda de una editorial.

El menor hizo una mueca.

-Entiendo, lo siento. -lo miró dejando de doblar. -Sabes que me gustaría decir que es injusto pero...

-Lo se. -suspiró. -Sólo cumpliré con el contrato y en las vacaciones iré a verla, ¿no?

Donghyuck lo miró asintiendo con una pequeña sonrisa.

🌀

-¿En serio, Yuta? -preguntó Doyoung seguiendolo por todo el Penthouse en el que se hospedaba.

-Si, Doyoung .-respondió ordenando su ropa en la maleta. -Es en serio.

-No puedes hacerle eso a Mark.

-¿Y pensaste en lo que él me hizo a mi? -preguntó sin mirarlo.

-Bueno pero, Yuta estas siendo irracionable, tu no puedes cuidarla.

-¿Por que no? Yo tengo un trabajo y Mark tambien trabaja y veo que le fue bien como padre, ¿por que a mi no me puede ir bien?

-Tu viajas a cada rato Yuta -dijo más fuerte.

-Pues viajará conmigo. Haré lo que tenga que hacer Doyoung, trataré de instalarme en una ciudad y voy a estar con mi hija como debí estarlo desde hace mucho tiempo, ¿si? Ni tu, ni Mark, ni nadie me hará cambiar de idea.

Doyoung, tomó una respiración.

-¿Acaso no tienes ni una pizca de amor por el?

-No estamos hablando de Mark. -negó.

-Claro que si, Rosé y Mark siempre han estado juntos.-se cruzó de brazos.

Yuta se quedó en silencio por unos segundos.

-Pues supongo que ahora me toca a mi.-dijo en voz baja.-No hablaré más sobre esto, nos vamos a Japón y punto.

Yuta salió de la habitación dejando a Doyoung sin nada más que decir.

🥀

Esa noche antes de que en la mañana se marcharán al otro lado del mundo Mark y Yuta la llevaron al parque y comieron helado, haciendo todo lo que la niña quiso. Más tarde hablaron con ella.

-¿Voy a vivir con papá? -preguntó feliz saltando y sonriendo.

Yuta sonrió y Mark intentó hacerlo.

-Si amor.

La niña los miro a ambos.

-¿Podemos irnos los tres?

Mark abrió la boca y luego hizo una mueca para agacharse a la altura de su hija.

-Amor, papi tiene que quedarse aquí por un tiempo, ¿si? -le tomo sus manitas. -Yo iré a visitarte mucho.

-¿Estas triste? -le preguntó frunciendo el ceño.

Mark negó tratando de sonreír. -No bebé.

-¿Y por que lloras? -Rosé lo miró por unos segundos para luego dirigir su mirada a Yuta, Comenzó a negar con la cabeza. -Quiero vivir con papá pero no quiero que papi este triste aquí.

Yuta se puso a su lado inmediatamente.

-Papi no estará sólo, lo vamos a llamar a cada rato y él ira a visitarnos...

Yuta continuó hablándole, convencionendola y Mark sólo dejo de escuchar todo para concentrarse realmente en darse cuenta de que su sufrimiento apenas acababa de empezar.











Alguien está llorando y no les diré quién soy

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𝑅𝑜𝑠𝑒́ (yumark) EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora