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El tercer y último día.

Eran las 4:30 PM y ambos se encontraban en la sala de estar, Mark sentado a horcajadas encima de Yuta mientras este masajeaba su espalda baja. Había llegado a la sala hace unos quince minutos quejándose del dolor en aquel lugar. Yuta aceptó hacerle el masaje pero Mark quiso sentarse de esa forma y era un poco incómodo para él ya que la panza del rubio le dificultaba llegar a su espalda pero tampoco era como si pudiera decirle que se sentará de otra forma.

No, Yuta ama vivir.

Mark se incorporó, ya que estaba apoyando su barbilla en el hombro de Yuta mientras revisaba su celular y comía M&M's, miró a Yuta y a su celular varias veces.

-¿Podemos tener sexo?

Yuta dejo de masajear su espalda para prestarle atención.

-¿El que?

Mark se encogió de hombros. -Estoy leyendo pero no dice nada, ¿llamo al doctor?

Yuta pestañeo varias veces.

-Pero, tu dijiste que no podíamos hacer nada. -susurró.

-Pero es que eres muy sexy. -se quejó tomando el rostro de Yuta en sus manos, aplastando sus mejillas y dirigiéndose a sus labios abultados mientras reía.

Yuta pensó por un momento que Mark bromeaba, pero el canadiense empezó a besarlo intensamente intentando meter su lengua en su boca, Yuta en ese momento supo que era suficiente así que con una risa lo apartó.

-Makku, ¿que haces?

Mark sonrió acariciando su cuello.

-¿Qué? ¿No podemos hacerlo? En serio tengo muchas ganas...-susurró lo último mirándolo con ojos brillantes.

-Makku, no creo que podamos, digo... Según leí es normal que te sientas así pero puede ser peligroso, ¿no sabes si se puede hacer? -preguntó con calma mientras volvía a su labor de masajista.

Mark negó con la cabeza. -Obvio que con Rosé tuve ganas pero no tenía con quien hacerlo. -rodó los ojos. -No era sexy, ¿no lo quieres hacer conmigo porque no soy sexy? -preguntó con un puchero.

-Claro que no, eres muy sexy -Mark sonrió.

-Pues hagámoslo.-sonrió regresando a sus labios y llevando su mano a su pantalón.

-No.-soltó una risita nervioso. Espera, no, ¿y si le pasa algo a los bebés? Deberíamos investigar.

El rubio se encogió de hombros.

-Llamaré al doctor, bueno mejor investigare y si no encuentro nada llamaré al doctor, ¿si? -susurró acercándose a su cuello.

Yuta cerró los ojos porque primero que todo, era humano, y no importaba si Mark parecía tener una sandía gigante en medio de ellos, Mark Lee siempre sería el chico más sexy y hermoso del mundo ante sus ojos. Pero también estaba el hecho de que Yuta quería hacer las cosas bien, él no quería volver a cagarla con Mark y parecía que cada vez que tenían sexo lo hacía así que prefería que el canadiense contestara su pregunta antes de cualquier movimiento, aunque dudaba que este se concretará, lo más probable es que todo lo que investigará dijera que era peligroso y más si esperaba gemelos.

-¿Puedes responder mi pregunta? -Mark abandonó su cuello para mirarlo con el ceño fruncido. -Por favor.

-Quiero tener sexo. -se removió incómodo en su regazo. -En serio, creo que hasta tengo un problema, tengo... Calor. -dijo abanicandose.

-Es totalmente normal. -Yuta consoló.

-No, tal vez el problema eres tu.-lo señaló para apartar la mano de su pantalón y llevarla dentro de la camiseta del ahora pelirrojo y acariciar su abdomen. -Siempre me haces esto.

𝑅𝑜𝑠𝑒́ (yumark) EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora