Tercera pluma

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Los nudillos golpearon la puerta con tal de hacerse oír. Ibai estaba algo curioso sobre si el cuervo seguía vivo, así que le pareció buena idea verificarlo, aún sabiendo que los días anteriores no abrió y al tercero, no pudo pasarse. Esperó y tocó una segunda vez, ya estaba allí, al menos lo intentaría dos veces.

Iba a tocar una tercera hasta que se abrió la puerta.

—Joder, Fargan, el que me faltaba. ¿Y tú qué cojones haces aquí, tío?

El búho rio con aspecto de recién levantado.

—Vine a cuidar a Focus como el gran amigo y vecino que soy.

—Ya, no es que desconfíe de ti, pero ¿puedo ver si sigue vivo al menos? Que me tiene preocupado coño, siempre lo veo y ahora nada. 

—Anda, aunque ni he visto si ha despertado. 

—Menudo cuidador.

Ibai entró en la casa cuando Fargan se apartó de la puerta, indeciso de a dónde ir, la construcción se había terminado hace no mucho y Focus no alcanzó a hacer el clásico tour que daban todos en sus casas, solo la mostró a unos cuantos, como a Fargan. 

—¿Dónde está?

—Sígueme —indicó con calma, dirigiendo sus pasos hasta el cuarto. 

Obviamente ambos hombres esperaban ver al cuervo allí, pero no estaba.

—Si es que menudo cuidador —repitió Ibai, desganado al no encontrar a su amigo allí. 

Fargan entró para revisar mejor, sin encontrarlo. Confundido, volvió a salir, subiendo al techo, bien podría haberse repetido algo como la tina. Estaba vacío. Extendió sus alas para bajar rápido por fuera, ignorando los insultos de Ibai por dejarle atrás. 

Pudo calmarse cuando lo vio en los cultivos, calmado, recolectando las patatas y replantando.

Escondió sus alas y entró al invernadero de cristal reforzado.

—¿Focus? —llamó, indeciso.

El cuervo alzó la vista hasta él, se veía cansado, sin embargo llamaba la atención que su expresión amarga se había ido casi por completo.

—Hola, Fargan.

—¿Todo bien? 

—Bueno —alzó los hombros y se quitó los guantes, distraído. 

Ibai llegó y suspiró aliviado. 

—Si es que menudo cuidador —repitió, ofuscado por haber tenido que correr y asustarse creyendo lo peor.

—Hombre, Ibai.

Focus le sonrió débil al recién llegado. Cultivar había alejado algunos problemas de su mente. Fargan mantuvo su vista en el cuervo, sonriendo de lado aunque no lo mirase a él. Después de lo sucedido, era gratificante verlo más tranquilo. 

—Focus, ya te había creído muerto, joder.

Se adentró en el invernadero para darle un abrazo a modo de saludo. Una risa algo forzada escapó de Focus a medida correspondió el gesto. 

—¿Cómo estás, tío? ¿Necesitas que saque a Fargan de tu casa? 

—Dudo que puedas, la verdad, aunque tampoco sabía que se había quedado —dirige una mirada rápida al búho, quien ha salido del invernadero para responder algunos mensajes, probablemente del chat general.

—Ah, que es un okupa. 

—Puede ser, sí —otra risa débil, esta menos forzada que la primera.

Wings [𝐹𝑎𝑟𝑐𝑢𝑠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora