Séptima pluma

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Esperó a Luzu hasta que lo vió volver con dos pociones y un frasquito. Sus ojos escudriñaron el contenido del pequeño frasco, ¿era una de sus plumas?

Luzu rió al notarlo.

—Es una parte de tu ala, si es lo que pensaste, solo quería mostrarte algo que no había pasado antes.

Abrió el frasco y derramó sin cuidado el contenido sobre la mesa de té junto al sofá. Era una pluma, aún pegada a un pequeño trozo de carne que ya comenzaba a pudrirse. Focus volvió su vista al brujo, esperando una explicación.

—Como ves, comienza a pudrirse, antes del tratamiento, no había sucedido a pesar de los días que pasaron. Ya no sientes el dolor fantasma, supongo.

—A veces.

—Pero no tanto, imagino.

—Correcto, ha disminuido. Y la herida está casi cerrada por completo.

Tenía que darlo por hecho, Tenía que meterse en la cabeza que ya había perdido esa parte de sí, pero sin querer conservaba la maldita esperanza que solo hacía más amargo el darse cuenta de esas cosas.

—Que bien, el conjuro funcionó entonces —estuvo dubitativo un momento—. También pude extraer poder de esto —señala el frasquito y luego mueve una de las pociones, la cual brilla y se apaga en tonos negruzcos.

—¿Para qué quieres eso? —suspira.

—Por si acaso —ríe—. La purga está cerca y me rehúso a perder todo, en realidad, no confío en nadie.

Los orbes rojos de Luzu miran al cuervo, quien se limita a una expresión cansada.

—Pero no voy a dañar este pueblo, solo que me parece fundamental tener un truquito bajo la manga. Bien sabrás que hasta las bromitas necesitan ser devueltas.

Mantiene una sonrisa entre divertida y maliciosa, el otro solo asiente.

—Entonces, ¿Todo está bien?

—Perfectamente, Focus. Las pociones son para tu ala derecha, creo que deberían funcionar, ya que es tu propia magia, de alguna manera.

Le entregó las dos pociones que había llevado, Focus las recibió y depositó con cuidado en el inventario.

Todo estaba mejorando, pero una parte de sí no lo creía, no podía alegrarse del progreso, siguiendo encerrada en el pasado y en el gran cambio que caía sobre él.

Antes de cerrar el inventario, se fijó en el objeto que le había dado Fargan. De pronto, la parte que se retenía, tembló nerviosa. Cerró la cajita brillante y la devolvió al morral, intentando que ninguna expresión cursara su rostro y así Luzu no lo notara, logrando que solo se aprecie como buscaba otra cosa que ver entre cierto nerviosismo.

Se despidió lacónico, agregando un gracias y apresurandose a salir.

—Por cierto, Focus. Cuídate en la purga, escuché que los otros pueblos irán a matar.

Sonaba como una amenaza.

—También, cuidémonos entre nosotros, no me gustaría enterrar a nadie del pueblo uno.

Su voz se apaciguó, y Focus reconoció que era sincero. Entre un asentimiento, terminó por salir de allí.

En el camino a casa, su mente divagaba hasta la purga anual. No recordaba un evento similar, quizá el coliseo de su mundo pasado, pero allí solo luchaban esclavos —como él mismo—. Tenía entendido que los dioses habían planeado el evento, pero solo habían teorías de los por qué; algunos decían que querían divertirse, otros que para erradicar un poco el crimen, y los más reacios a participar hasta comentaban que buscaban disminuir la población o acabar con todos los humanos. Focus confiaba más en las primeras dos.

Wings [𝐹𝑎𝑟𝑐𝑢𝑠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora