Sexta pluma

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"Hablar entre las mudas soledades,

pedir prestada sobre fe paciencia,

y lo que es temporal llamar eterno".

-Lope de Vega


Un aroma agradable lo sacó de sus pensamientos. Llevaba unos minutos ya despierto, mirando a la nada sin expresión alguna que merezca ser mencionada. El dolor en su espalda había disminuido un poco, así que se levantó cambiándose a una ropa limpia antes de dirigirse al núcleo de aquél aroma a comida, con el morral colgado de un hombro, pero olvidando el antifaz y el sombrero. Luego cambiaría las vendas.

Sin sorprenderle, divisó a Fargan cocinando algo, probablemente huevo revuelto por el aroma, una total ironía que seguro el búho diría luego.

—Buenos días —dijo una vez estuvo junto al mesón.

—Buenos días, dormilón —canturreo.

—¿Desde cuándo tan cómodo en mi casa?

Fargan dudó si era un insultó o una broma, pero vió una pequeña sonrisa, así que rió.

—Así soy con todos, les preparo el desayuno también.

—Ya.

—Sírvete, aunque no sé si esto es canibalismo, eh —volvió a reír, yendo a dejar las cosas sobre la mesa.

—Depende, ¿pones huevos?

—A veces, depende del día.

Vuelve a bromear, complacido por las respuestas del cuervo.

—¿Todo bien hoy?

—Bueno, al menos hoy tengo desayuno.

No era como que todo hubiese mejorado, pero ya era un avance que el dolor hubiese disminuido y pudiera alimentarse con algo decente, hasta había cesado la lluvia. Eso no quitaba las otras inquietudes que acosaban su mente, sin embargo, hacía posible no pensar en ellas durante un momento.

—Por cierto, ayer llegué bastante temprano, pero no estabas, luego llegaste tarde y te desmayaste, ¿que sucedió?

Le miró de reojo mientras se servía pan con el huevo revuelto.

—Estaba en casa de Luzu.

—Vaya.

—Lo otro..., serían los sedantes.

—¿Qué cosas hicieron para necesitar sedantes? —la sorna en su voz no fue bien recibida esta vez.

—Cortó lo poco que quedaba de mi ala izquierda —su mirada alcanzó la ventana, haciendo una pequeña pausa—, usó magia porque supuestamente mi cuerpo no lograba aceptar lo que le habían quitado.

El poco ánimo que antes tenía se disipó, a la vez que Fargan borró su sonrisa.

—Disculpa..., de hecho, ayer quería disculparme.

Los orbes negros de Focus se fijaron en el híbrido frente a él, esperando que continuara.

—Ya sabes, por decirle esas cosas a Luzu y Auron. No creí que te molestaría, la verdad.

Un suspiro abandonó los belfos del cuervo, tampoco tenía sentido estar enojado por ello, pero no estaba teniendo buenos días.

—Está bien, solo intenta no hacerlo de nuevo.

Wings [𝐹𝑎𝑟𝑐𝑢𝑠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora