Conseguimos hacernos con un par de caballos que dejaron en el establo de la posada. O bien sus amos siguen en la taberna celebrando el verano, o bien siguen durmiendo. Sé poner las monturas, en Amellán es muy importante saber cuidar a un caballo. Hace años que me enseñaron algunos mortales que ignoraban el hecho de mis alas. Me sorprende ver que Kendra es bastante rápida preparándolo todo incluso a oscuras. Eso me hace pensar que quizá los demonios tienen una vista mucho más sensible a la luz, o mejor que nosotros... Y eso que tenemos una buena vista con poca luz. Los demonios parecen hechos para vivir en las sombras.Kendra no habla mientras prepara a un caballo de un color negro puro. Yo me decanto por una yegua bastante dócil, y parece también bastante fuerte. Ahora mismo Kendra no me habla porque yo me niego a hablar de mi vida íntima. Se cree que soy un idiota. Ya sé que ella ha visto todo lo que tuve que revivir. Me negaba a que fuese de esta manera, pero no puedo negarlo, sobre todo por la forma en la que ella actuó justo después. Parecía preocupada. Ella quería hablar de esto. No, no me cierro a hablar de esto con nadie. Es que Kendra es un demonio.
Los míos no han sido delicados ni han tenido cuidado al mencionar a Beth en mi presencia. Todos cuestionaron sus elecciones, y más las que me incluían en la sucesión. Se entrometen en todo sin pensar en cómo puede afectarme. Pero son los míos. Son ángeles guerreros. No son demonios metiendo las narices donde no les llaman. Puedo evitarme revivir esos momentos, incluso después de habérselos dado a un demonio porque no me quedó otra. Kendra es un demonio y ellos se alimentan de nuestros peores recuerdos.
No quiero que Kendra empiece a prometerme completos imposibles. No quiero que un demonio me prometa que todo irá bien. No pienso tener una charla con una bestia que me anime para pensar que ya encontraré a otra hembra de mi especie con la que pueda vivir lo que me quede de vida, si los astros así lo quieren. ¿De verdad aceptaría esa clase de consuelo? No quiero eso de Kendra. Ni de ningún demonio. En especial de ella porque es la que me arrastrará a su mundo si no encuentro la manera de huir de esto. Dudo que en el infierno abunden ángeles hembra. Tampoco tendré mucho tiempo de conocer a nadie si me voy a pasar el resto de mi vida siendo el esclavo de un demonio. Y no sé cómo actúan los demonios con esta clase de dolores.
Una parte me dice que Kendra lo disfrutó. Seguro que estuvo disfrutando como una cría mientras ese dolor me ahogaba. El dolor de los recuerdos, de lo miserable, de ver a alguien como Beth muriendo entre mis brazos. Arisbeth se merecía algo mejor.
Ya he tenido muchas charlas sobre mujeres. No pienso tener una conversación con Kendra que implique a las demás compañeras de mi especie. No quiero que un demonio se convierta en mi nueva casamentera. Me niego a todo esto, quiero que se limite a enseñarme dónde tienen los nidos. No voy a darle ni una sola explicación a Kendra. Me dije que nunca más yacería con mortales porque me sentí sucio. Kendra se burlaría de esa situación si lo supiera. Diría lo aún peor que soy. Me dije que sería mejor estar solo porque mi corazón no podría soportar otra pérdida. Miro a Kendra mientras termina de atar las riendas. Ni siquiera puedo considerar a un demonio una especie de terapeuta para sanar mi corazón. Quiero erradicar a su especie de este mundo y no toleraría que me preguntase si estaría dispuesto a divertirme con las mortales. Si Kendra va a ser la única hembra a la que permaneceré atado por el resto de mis días, ya sea por un pacto, o con la esclavitud... Es mejor quedarme como Sahily. Haría un voto de castidad. Y se acabaron las preguntas.
Kendra se monta en el caballo con bastante agilidad y deja su bolsa colgando del hombro. Hago lo mismo por mi parte. Sus ojos, de un nuevo color verde vibrante, miran hacia el cielo. Esa pequeña anomalía en sus ojos hace que siga viendo los ojos de un demonio. Tenemos los caminos indicados al salir del establo. Tantra parece establecer un orden después de todo. Caminos de piedra bastante cuidados y carteles que indican hacia dónde van. Vitala queda a unos cientos de kilómetros de este pueblo, que al parecer se llama Dantes. Puede que sea en honor a algún dios insignificante de Tantra. Quizá tardaremos un día entero en llegar a Vitala, pero prefiero llegar antes que acampar por el monte con un demonio y demás bestias por allí.
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Sangre y Traición (#1) - EN EDICIÓN
FantasyAquello que el destino una nada puede separarlo. Kendra Malikva es un demonio que no vive de la manera que debería. Sin haber sido capaz de meterse en el peligroso mundo de los pactos, vive resignada bajo la custodia de Trinity Landford, madame del...