vidas pasadas

REMEMBER HER.

Nueva York, viernes 17 de diciembre 1991

Todo por un momento para él era oscuro. Sentía frio, su cuerpo sentía frio. Tenía un dolor de cabeza insoportable, similar a cuando te tomas una malteada fría de golpe y el cerebro se te congela. Estaba entumecido.

No sabia donde estaba, no sabia quién era, ni mucho menos cuando iba a despertar. Era un transe que lo mantenía pensando en lo mismo, como un bucle sin final, o eso creía. La duda tuvo su respuesta al sentir un aire entre cálido y frio. Sus ojos se abrieron y pudo divisar a muchos hombres, entre ellos, uniformados y otros con batas blancas. Todos lo miraban con algo de desconfianza, con miedo y otros con desprecio.

No le importo una mierda como lo miraran solo quería saber qué estaba sucediendo.

-soldat- un hombre de traje y cabellos rubios se acerco a el.

Él solo con una mirada respondió al hombre, quien comprendió su silencio. El pobre estaba recién descongelado, era normal que estuviera despistado. Unos hombres uniformados se acercaron a él y lo tomaron de los hombros bajándolo de la maquina en la que estaba y lo llevaron a rastras hasta un cuarto sin ventanas con paredes grises y solo una cama con ropa para su próxima misión.

-Sala de armería- ordeno el hombre en un gélido acento ruso y junto a los uniformados se retiró dejando al hombre desorientado y en un cuarto completamente solo.

Analizo todo a su alrededor, una cama dura y con sabanas rasposas, una habitación con un cuarto de baño y una muda de ropa sobre la cama. Camino hasta dónde se encontraba el único lugar para sentarse y tomo entre sus manos la muda de ropa, toda de color negro. Se coloco la camiseta y al hacerlo cayo en cuenta del brazo de metal que portaba. Lo miro detenidamente y movió cada dedo de él, al ponerse la parte superior del traje notó la ausencia de la manga del brazo izquierdo. Ignoró aquello y se colocó los pantalones y ajustó las botas. Se puso de pie hasta el cuarto de baño y diviso el espejo sobre el lavamanos.
Escucho el tic tac del reloj que estaba frente a la cama.  Todo sonido u objeto no pasaba de su cautelosa prevención. Se limpio rastro de suciedad con agua y salió donde le indicaron. Por alguna razón conocía el lugar donde estaba por lo que le fue fácil llegar a su destino.

-soldat- otro hombre de bata blanca le tendió una carpeta de la cual tenia lo necesario de información para cumplir su labor.

-Sin testigos- ordenó el hombre que le recibió al despertar.

Este asintió y cogió lo necesario para salir a la misión.

+

Estaba arriba de la motocicleta, oculto entre la maleza de los arboles. La carretera estaba oscura y no se distinguía, lo ideal para su trabajo. Miraba sin parpadear un punto fijo, esperando a que su presa saliera al asecho, estaba tan ensimismado que el silencio de su mente fue invadido por la melodía de una canción. The blues in the night. Cerró los ojos con fuerza cuando el dolor azotó a su cabeza. Now the rain's a fallin. Se llevó el metálico brazo a su cien y trato de disipar el dolor. Hear the train a collin' ear dat lonesome whistle Blowin' cross the trestle. Sacudió la cabeza para sacarse aquella letra, lográndolo en el intento.  

¿De dónde había oído esa canción?

La voz que se repetía cantándola no era suya, era una voz cálida, femenina y diferente. Era extraño, ¿por qué sentía que conocía esa voz que cantaba una y otra vez ese fragmento de canción?

Cerro los ojos con fuerza y los abrió al oír el motor de un auto y al sentir la luz de los faroles pasarse sobre su rostro. Supo que su misión había iniciado, por lo que encendió la motocicleta y se preparo para ir. Salió de su escondite y siguió el coche de cerca. Cogió el arma y apunto, dos limpios disparos a las llantas traseras del vehículo, logro desestabilizarlo y hacer que impactara en la entrada de una bodega cerrada. Estacionó  la motocicleta a una distancia adecuada y caminó hacía el asiento del piloto, abrió la puerta de un tiro y saco a Howard Stark con un agarré tenaz al cuello.