Valentina es una experta en genética que trabaja en una clínica de inseminación artificial. Jamás quiso tener hijos por lo que congeló sus óvulos y se centró en la ciencia, su único amor.
Juliana es una tierna profesora de inglés que un día, toma l...
Me pareció sumamente extraño que me llamaran de la clínica, suerte que estaba en un receso entre clases y pude contestar. No voy a negar que eso me dejó un poco nerviosa. ¿Estaría algo mal en el proceso que me realizaron? ¿Sería que no voy a gestar mi bebé con normalidad o debo hacerlo de nuevo?
Me pasé la mañana entera preocupada y me costó muchísimo dar clases. Salí de trabajar y decidí llamar a mi hermana.
—Hey, sis. ¿Ya estás camino a casa? —Me preguntó Eva—. Acabo de llegar de la universidad.
—No, aún no. —Le respondí mientras comenzaba a parar un taxi—. Me llamaron de la clínica. Me quieren explicar algo, creo que cometieron algún error por el tono de la doctora.
—Oh, sis... ¿Quieres que vaya contigo?
—No, creo que puedo sola. Si sucede algo te llamo.
—Está bien, ten cuidado y llámame en tanto salgas.
Corté la llamada para meterme en el taxi y hablé al taxista.
—A la clínica Genetic Chromosomatic por favor. —Le dije y el hombre se encaminó.
Tardamos un poco debido al tráfico, le pagué y me bajé. Entré sin más y me acerqué al mostrador donde había una mujer eligiendo portador y me miró mal porque me acerqué a interrumpirla.
—Disculpe... —Le pregunté a la recepcionista y levantó la mirada de su pantalla para sonreírme—. La doctora Carvajal me estaba esperando.
—Oh, sí. Vaya por aquél pasillo y es la tercer puerta, verá el nombre en la puerta. Indicó que la dejáramos pasar, la está esperando.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Asentí y tomé aire para luego suspirar. Seguí por el pasillo hasta llegar a la tercer puerta. Respiré hondo y golpee con cuidado. Esperé un momento y la puerta se abrió. Era el Dr. Montes, quien me había gestado. Cuando vi su cara de preocupación y terror, me asusté.
—Adelante, Srta. Valdés.
—G-gracias... —Le dije comenzando a sentir mi corazón en la garganta y las manos sudorosas.
En el instante en que entré al consultorio, me encontré con una mujer casi de mi edad, con una bata blanca, más alta que yo, de cabello castaño claro, ojos azules y una hermosura como si fuera sacada del cine. Me quedé de boca abierta como una tarada mirándola porque realmente era una mujer bellísima.
*VALENTINA POV.*
Mierda, que es hermosa. Tragué saliva y me quedé mirándola un momento. Una chica simple, de cabello oscuro y unos ojos marrones con destellos amarillos que parecía que el sol tocará su mirada... bellísima. No era esbelta ni tampoco tenía kilos de más, sino que era termino medio y perfecta ante mis ojos. Aclaré mi garganta y me puse de pie, me acerqué a ella y le ofrecí mi mano.
