IV

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*JULIANA POV*

No me tomó mucho tiempo esperar por ella, me quedé en la sala de espera y mirando mis mensajes se me pasó demasiado rápido el tiempo, por lo que me sorprendí cuando llegó a mí.

Cuando salimos de la clínica, decidimos ir a un restaurante no muy lejos de ahí para comer hamburguesas y en el camino, Valentina me cuestionó sobre mi profesión. Preguntando por qué había decidido dar clases y le respondí mientras íbamos lado a lado. Era extraño no verla con la bata de doctora.

—Bueno, siempre ayudaba a mis compañeros de clase con el tema y supongo que se me da bien.

—¿Hasta cuándo darás clase? —Me preguntó.

—Me darán permiso de maternidad a los 6 meses de embarazo, así que me da tiempo a terminar el año.

Llegamos al lugar y buscamos una mesa, un mozo llegó y pedimos dos hamburguesas con papas fritas y refresco. Yo pedí de un tipo y ella de otra. Una vez que le devolvimos la carta, nos dedicamos a charlar.

—¿Qué dijo tu familia cuando les dijiste la noticia? —Dijo mientras se quitaba el abrigo para dejarlo a su lado en la silla.

—Pues, mi hermana está muy feliz con la noticia. —Le dije y arrugó la zona de los ojos.

—¿No le has dicho a tus padres? —Me preguntó—. Si estás nerviosa porque algo suceda, te aseguro que el procedimiento fue bien hecho. Puedes estar tranquila que es como cualquier otro embarazo.

—Oh, no. No es eso... Verás... Mis padres fallecieron cuando cumplí 18 años. —En tanto dije eso, su rostro se transformó y se mostró avergonzada—. Pero estoy segura de que mi madre estaría muy feliz de ser abuela.

—Lo siento mucho... Yo...

—Tranquila... No hay por qué ponerse mal. Pasó hace mucho tiempo. Tuvieron un accidente de auto.

—Debió ser muy difícil...

—Quedamos mi hermana y yo solas, así que tuve que ponerme a trabajar en las noches en una cafetería mientras estudiaba para ser profesora. Cuando me recibí me encargué de ayudar a mi hermana en todo.

Asintió y nos quedamos en silencio un momento. Hasta que ella aclaró su garganta.

—Yo aún no le he dicho a mis padres. —Me comentó—. Estoy pensando en cómo decirles. Digamos... que cuando mi madre sepa morirá de felicidad.

Sonreí ante la idea y asintió.

—Cada vez que conversamos me pregunta que cuando será abuela.

—Realmente no querías ser madre, ¿verdad? —Le pregunté.

Quedó muda y borró la sonrisa. Miré su garganta y vi el movimiento de como tragaba saliva. Tomó una servilleta y comenzó a jugar con ella, doblándola y dejándola impecable, afinando el extremo.

—Siempre supe que para ser madre se debe de ser responsable, debes variar tu tiempo para estar con tu pareja, con tu bebé… —Comenzó a decir y la miré en silencio—. Siempre he estado metida en mi ciencia.

Levantó la mirada y apretó los labios en una sonrisa forzada.

—Jamás había considerado tener hijos porque jamás encontré a alguien que me ame. No he podido… formar… —Dijo tras pensarlo unos segundos—. Una relación duradera. ¿Cómo podría ser madre?

—¿Qué pasa con tu clínica? —Le pregunté y asintió.

—Tenía mis óvulos guardados para el día que ese deseo llegara a mí. Solo no esperé que fuera tan pronto.

Tragué saliva y me sentí muy incómoda. Esta vez tomé yo una servilleta e hice lo mismo.

—Juliana… —Dijo y levanté la mirada. Estaba mirándome callada—. No había caído en lo que estaba sucediendo hasta que vi esto…

La vi meter la mano en su bolso y sacar la ecografía. La puso sobre la mesa y de solo verla sonreí.

—¿Ves? —Dijo y regresé a notar que ella también sonreía—. Ambas sonreímos con sólo ver la foto.

Tomó la ecografía y la miró con una sonrisa.

—Ahora que veo esta foto me muero de curiosidad.

—¿Curiosidad de qué? —Le pregunté y suspiró con una sonrisa avergonzada.

—Si se parecerá a mí. —Dijo y guardó la ecografía para regresar su atención a mí—. Desde que te hice ese ultrasonido no he dejado de imaginar un bebé en mis brazos.

Ambas nos sonreímos. Yo también imaginaba lo mismo. Le había dicho a mi hermana que no quería comprar nada hasta que pasaran los cinco meses de embarazo, solo para prevenir, en caso de que algo sucediera. El solo pensamiento me dio terror y la miré.

—Valentina… ¿De verdad no hay riesgo de que pierda el bebé? —Le pregunté.

—No, no hay riesgos. —Me dijo y suspiré—. Tranquila, el procedimiento es de alta tecnología. ¡Ah, por cierto!

Dejó la servilleta a un lado y se inclinó, apoyando las manos sobre la mesa.

—Van a devolverte la tres cuarta parte del dinero que pagaste. —Me dijo.

—¿Qué? ¿Por qué? —Dije asombrada.

—Primero, la clínica cometió un error imperdonable que de no ser porque soy compatible contigo, podría haber terminado mal. Y segundo… ese bebé también es mío, pagaré la mitad.

—No es necesario que pagues. Yo junté ese dinero, puedo hacerlo.

—Entiendo eso… —Me dijo y la vi avergonzarse, quedar roja—. Pero yo realmente necesito pagar ese dinero para sentir que estoy colaborando. Por favor, sé que no me conoces aún pero te pido me permitas hacer esto.

Tomé aire y le asentí. Entiendo, no es algo planificado y necesita hacerse a la idea. No podía negar algo así, también tiene derecho de tomar decisiones. Por supuesto, ahora tendríamos que consultar todo lo referente al bebé.

—Permiso, damas. —Dijo el mozo acercándose con la comida—. Aquí tienen sus hamburguesas.

INSEMINACIÓN ARTIFICIAL - JULIANTINA ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora