XXIII (FINAL)

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*JULIANA POV*

Un par de horas de que naciera Bárbara logramos conseguir una ambulancia que me trajo al hospital al instante. Estaba muy orgullosa de Valentina, había hecho un trabajo maravilloso trayendo al mundo a nuestra hija ella misma. Abrí mis ojos lentamente, sintiendo el cansancio de todo mi cuerpo y miré a mí alrededor, notando que seguía en la habitación del hospital. A mi costado, no muy lejos de mí, estaba Valentina. Tenía a Bárbara en brazos y se veía demasiado adorable balanceándola de un lado a otro y tarareando una melodía de cuna. Quedé observando la escena con una sonrisa en mi rostro, sabiendo que podría pasar horas mirándola.

Valentina levantó la mirada un segundo y parpadeó sonriendo mientras notaba que la estaba mirando.

—¿Te desperté? —Me preguntó en un susurro y negué con la cabeza.

—No, me desperté sola. —Le dije en susurro y sonreí mirándolas.

Valentina dio unos pasos y continuó balanceándose con esa hermosa sonrisa.

—Sé que debería dejarla dormir pero no sé... —Dijo mientras acariciaba su carita lentamente—. Quiero tenerla en mis brazos.

Hizo silencio mientras seguía y luego me miró.

—¿Cómo te sientes?

—Como si me hubieran dado una paliza. —Le dije y se rio un momento—. Pero me siento mejor, más descansada. ¿Cuánto tiempo dormí?

—Unas seis horas. —Me dijo y me sorprendí.

—¿Tanto? ¡Tengo que alimentar a Bárbara! ¿Le diste complementos?

Asintió y se acercó más.

—Acomódate de lado para que te la dé... —Dijo y comencé a moverme—. Le di complemento que me dio la enfermera hace un par de horas. Ha estado durmiendo desde entonces.

Una vez que hice espacio, dejé mi seno al descubierto y Valentina la acomodó en mis brazos. Comenzó a llorar un momento y asomé mi pezón a su boca.

—Shh... tranquila, aquí tienes. —Dije y no tardó en prenderse a mi seno para alimentarse.

—Te ves adorable con ella en brazos. —Me dijo y sonreí.

Se acercó y me dio un beso. Se alejó pero la tomé de la ropa para acercarla y besarla un poco más. Disfruté del beso y cuando se alejó, me miró con los ojos brillosos.

—Estoy feliz, mi amor. —Me dijo con un tono de lo más dulce, cosa que me derritió.

—Y yo estoy feliz, mi amor. —Le dije con la misma ternura.

Estiró su mano a mi rostro y lo acarició, mirándome con ternura. Nos sonreímos y regresó a darme un beso. Seguía sintiendo a Bárbara amamantarse mientras besaba a Valentina y su mano fue a mi rostro para acariciarlo mientras la otra se apoyó en la cama. Acarició mi rostro con sus dedos e hice lo mismo. Se alejó y tomó mi mano para ver con una sonrisa el anillo de compromiso que tenía ahora en mi dedo.

—Se ve tan hermoso en tu mano.

—Hermosa fue la manera en que me lo propusiste, sabiendo que soy fanática de la saga Outlander.

—No soy Jamie Fraser pero me manejo bien.

—Me encantas así, Carvajal.

Dije, imitando el acento escocés y comenzó a reír. Se acercó para darme un beso y luego se sentó en la cama para observarnos por largo rato en silencio. Con el correr de las horas, las visitas comenzaron a llegar. Primero vinieron los padres de Valentina con regalos y a babear con su nieta, luego Guillermo con Danna (antes de que se fueran de luna de miel) y finalmente Lucho.

Lo más hermoso fue cuando Valentina me informó que Bárbara Macarena Carvajal Valdés estaba inscrita como una ciudadana escocesa y el hospital contactaría a la embajada canadiense para que cuando lleguemos, podamos inscribirla como ciudadana.

Valentina se contactó con Eva y Lucía para contarles todo y hacerles saber que nos quedaríamos hasta navidad y año nuevo aquí en Escocia por lo que las forzamos a que se hicieran tiempo para venir y estar con nosotras, además de tener la excusa de conocer a su sobrina. Y para hacerlo más fácil, Valentina les informó que dejaría dos pasajes para ambas ya pagados en la agencia de viajes. Con todo lo sucedido no había tenido tiempo de llamar a Renata pero Valentina me hizo el favor de enviarle una foto de Bárbara e informarle que había nacido.

No estuvimos mucho tiempo en el hospital, dos días después me dieron el alta y la comodidad en el hogar de los Carvajal fue gratamente bienvenida. Cuando llegamos, nos esperaron con una habitación lista, un cochecito y hasta una cuna para que la bebé durmiera. No quería llegar e ir directo a la cama así que encendieron la chimenea para que pudiéramos compartir un tiempo agradable todos juntos pero aún tenía que recuperarme del parto. Valentina me explico que estaría sangrando de seis a ocho semanas, ya que mi cuerpo tenía que sanar las heridas que el parto había causado. Era como tener la menstruación más larga de mi vida y era hasta peligroso, así que no me quedaba otra que descansar y Valentina me indicó que nos quedaríamos el tiempo que durara mi recuperación.

Lucho nos robó a Bárbara, la tomó en brazos y la dejó dormir en sus brazos.

—La vas a malcriar si la dejas en tus brazos, Lucho. —Dijo Elena y él sonrió.

—Es su hija… —Dijo señalando a Valentina que acomodaba un leño y se giró para mirarlo—. ¡Claro que será una malcriada! ¡Tal palo tal astilla!

Mientras León, Elena y yo nos reíamos del comentario, Valentina le hizo un gesto con su dedo medio a Lucho, el cual se limitó a sonreír.

—Oh, quiere abrir sus ojos… —Dijo Lucho y Elena se sentó a su lado para mirar mientras Valentina se acercaba para sentarse a mi lado y abrazarme—. Oh, tiene los ojos de Valentina.

—Es una de las características que elegí previo a la Inseminación.

—¿Qué características elegiste? —Me preguntó León y sonreí recordando.

Me sorprendió escuchar a Valentina relatar las características.

—Se resume en mis ojos, mi pelo, mi mal carácter, su sonrisa, su inteligencia y parte de la mía, gran parte de su personalidad y lo demás es sorpresa.

—¿Cómo te sabes eso? —Le pregunté y sonrió.

—Pedí a la clínica tu expediente para saber qué cosas tendría de mí.

Se acercó para darme un beso y las palabras de Elena fueron acordes a lo que pensaba de Valentina desde que la conocí.

—Sí que cambiaste el mundo con tu descubrimiento de los genes, Valentina. ¿Quién hubiera dicho que ustedes dos podrían ser madres sin ello?

—Val es muy inteligente. —Dijo Lucho y miró a Bárbara—. ¿Sabías que fue tu mami quien descubrió la forma de mutar los genes y por eso se ganó un premio muy importante?

En tanto dijo eso mire a Valentina.

—¿Eso es cierto? —Le pregunté y me asintió avergonzada—. No tenía idea que tú eres la razón por la que pude ser madre.

—Yo no tenía idea que al reinventar la inseminación artificial estaría forjando el destino de mi propia familia. —Dijo Valentina y me apoyé contra su pecho—. Le debo muchísimo a Sergio por equivocarse de cliente.

Me dejé abrazar por ella mientras sentía que dejaba besos en mi cabeza. Mi celular comenzó a sonar sobre la mesa y León se encargó de alcanzarme para que no me moviera de mi posición. Cuando lo tomé, noté que era una llamada de Renata y contesté.

—Hola, Ren…

—¡Hola, cariño! —Dijo feliz—. ¿Cómo estás? ¿Te dieron el alta?

—Sí, ya estoy en la casa tranquila.

—¿Cómo sientes la maternidad? ¿Qué tan linda es esa niña?

—¿Quieres iniciar vídeo y te la enseño? —Le sugerí.

—¡Oh, sí! ¡¡Me encantaría!!

Valentina fue a tomar a Bárbara mientras yo encendía la cámara pero antes de que acercara a Bárbara recordé algo que quería decirle y le hice un gesto a Valentina para que esperara.

—Renata… Antes de enseñarte a tu sobrina hay algo que tengo que decirte.

—¿Qué sucede? —Dijo y estiré mi mano para enseñarle la alianza y su rostro se transformó.

—¡¿Se comprometieron?! ¡Awww que hermoso! ¿Cómo? ¿Cómo fue? ¡Dime!

—Fue durante la boda de Guillermo. Te enviaré el vídeo luego para que lo veas, fue hermoso y romántico. ¡Aunque casi la mato por hacerlo delante de todo el mundo!

Valentina se rio con Bárbara en brazos y Lucho, Elena y León le acompañaron. Recordé que ella no los conocía y Valentina se hizo a un lado para que se los enseñara.

—Renata, quiero que conozcas a León… Elena… Ellos son los padres de Valentina.

—Mucho gusto. —Les dijo Renata y Elena saludó con su mano.

—Un gusto conocerte, Renata.

—El gusto es todo mío. —Dijo ella y le señalé a Lucho.

—Él es Lucho, hermano de Valentina.

—Un placer. -Dijo Lucho y Renata sonrió.

Le hice un gesto a Valentina y ella acercó a Bárbara a la cámara.

—Y ella es Bárbara Macarena Carvajal Valdés.

En tanto se la enseñé sonrió hasta comenzar a llorar.

—Oh, chicas… Es tan hermosa… Se parece mucho a ti Valentina aunque tiene gran parecido contigo Juls.

—Es la combinación perfecta de ambas. —Dije y Valentina se sentó a mi lado para sostenerla en sus brazos.

Estuve hablando un poco más con Renata, contándole cómo había sido el parto y prometí contarle los detalles sobre cómo me sentí en la propuesta luego de que la mirara. Corté la llamada prometiendo llamarla luego y cuando lo hice vi una imagen de lo más hermosa.

Valentina se había quitado los zapatos hasta quedar descalza, tenía a Bárbara entre sus piernas y le hablaba bajo.


—Nighean bhrèagha… -Le dijo y fruncí el ceño mirándola hablarle en gaélico—. Mo Bheannachd, an t-aoibhneas as motha agam.

—¿Qué acabas de decirle? —Le pregunté y me contestó sin quitarle la mirada.

—Hija mía… —Dijo sonriendo y acariciando su rostro—. Mi bendición, mi mayor alegría.

Levantó su mirada hacia mí y sus ojos brillaron.

—Mòran taing a ghràidh… —Dijo y continuó al instante—. Significa “Gracias, mi amor”.

Sonreí y me acerqué más a ella.

—Mòran taing a ghràidh…

Repetí y sonrió.

—¡Awww que acento tan bonito tienes, Juls! —Dijo Elena.

—Debes enseñarle gaélico. —Dijo León.

—Definitivamente…

Se acercó a mí y me dejó un dulce beso.

*VALENTINA POV*

Estaba perdidamente enamorada de mi hija. Ser madre era lo más hermoso que me había sucedido. No podía alejarme de ella, tenía que estar todo el tiempo tomándola en brazos o mirándola. Juls estaba igual y en las noches, dormíamos con ella entre ambas. Sólo que Bárbara se dormía prendida al pezón de Juls y era adorable. Cuando Juls estaba bastante cansada la movía a su cunita pero no duraba mucho que ya la estaba tomando en brazos de nuevo. Mañana era noche buena y tuve que ir al aeropuerto a buscar a Lucía y Eva mientras Juls estaba en casa aprendiendo a hacer galletas de jengibre con Lucho. Uno creería que eso es algo que una madre enseña pero a mi hermano se le daba muy bien la cocina. Él y Juls habían forjado una linda amistad y se llevaban bastante bien. Según nos había dicho Guillermo hacia unos días, habían decidido regresar de su luna de miel en España para pasar navidad con nosotros y año nuevo con los padres de Danna. Y teniendo en cuenta que mi tío Macario, hermano de mi madre, también venía… la casa estaría algo concurrida y habilitaron las habitaciones extra para que todos durmieran en dormitorios aunque Lucho dijo que compartiría su habitación con el tío y agregó una cama inflable de campamento para él.
Llegué al aeropuerto y me quedé esperando. Había algo que me estaba rondando la cabeza varios días pero quería consejo de Eva y Lucía primero antes de hablar con Juls. Estaba tan perdida en mis pensamientos que me asusté cuando sentí que me hablaban al oído.

—Oye, mami quiero llevarte a la cama…

Mi corazón saltó hasta quedar fuera de mi pecho ante la voz de Lucía.

—Un día me vas a matar del susto. —Le dije y me gire para recibir su sonrisa y abrazo—. Ven aquí, estúpida.

Nos dimos un fuerte abrazo y no pude evitar emocionarme al estar en sus brazos. Me alejé de ella y Eva se acercó a mí para abrazarme. No dijeron nada ni yo a ellas. Me quedé un momento soltando lágrimas y finalmente las miré.

—No tienen idea de lo hermosa que es… -Les dije y ambas asintieron—. Y estoy tan orgullosa de haber sido yo quién la trajo a este mundo.

—Gracias por eso. —Me dijo Eva y nos sonreímos—. Se nota que estás muy feliz.

—Lo estoy… —Dije y noté las maletas detrás de ellas—. ¿Ya tienen todo?

—Sí, podemos irnos. —Me dijo Lucía y asentí.

Las ayude con las maletas y fuimos hasta el auto. Una vez listas, Eva hizo de copiloto para disfrutar de las vistas en su primera vez en Escocia y Lucía se sentó detrás.

—Creí que Juls vendría. —Dijo Lucía y negué.

—Lucho le está enseñando a hacer galletas de jengibre.

En tanto dije eso, Eva me miró sorprendida.

—¿Juls cocinando? Necesito ver eso.

Sonreí y recordé lo que quería hablar con ellas y me detuve antes de encender el motor.

—Antes de irnos quería hablar algo contigo, Eva. —Dije y me asintió—. Es que eres la única que me dará una respuesta acertada, conoces a Juls más que yo.

—¿Qué sucede?

Respire hondo y hablé mirando de ella a Lucía, que se había acercado para escuchar mejor.

—Sé que Juls no tiene más familia que tú y Renata. Y sé que quiere casarse con una boda tradicional porque la escuché hablar con mi madre… —Le dije y ella me asintió atenta—. ¿Pero crees que se enojará si le ofrezco casarnos aquí en Escocia, mañana en navidad con ustedes y mi familia de testigos?

Eva sonrió e hizo un gesto dulce.

—Awwww una boda navideña en Escocia… estoy segura que le encantará la idea.

—¿Qué se te ocurre? —Me preguntó Lucía—. ¿Llamar a un juez?

Negué y sentí que me ponía roja.

—El tío Macario pasará navidad con nosotros, llega está noche. —Dije y Lucía asintió con una sonrisa, comprendiendo pero decidí explicarle a Eva—. Macario, el hermano de mi madre, es pastor de una iglesia y ha casado personas del mismo sexo.

—¡Oh, eso es genial! —Dijo y asentí.

Las miré y me avergoncé antes de decir lo siguiente.

—Tengo esta idea desde hace varios días así que fui al registro y pedí una licencia de matrimonio por las dudas.

—¿Qué es eso? —Preguntó Eva y le expliqué.

—En caso de desear una ceremonia religiosa para tu boda, un funcionario del registro te entrega una licencia siete días antes de la ceremonia. —Le expliqué y abrió la boca sorprendida—. Fui a recogerla personalmente y dentro de los tres días siguientes a la ceremonia debemos devolver la licencia firmada al funcionario del registro para que se pueda registrar el matrimonio.

—¿Hiciste esto sin consultar a Juls? —Me preguntó Lucía y asentí.

—Sí, pero tengo hasta las 4 de la tarde para devolverlo en caso de que Juls no quiera o mi tío se niegue a oficiarla.

—Creo que Juls amará la idea.

Las palabras de Eva me alentaron y decidí que era mejor llegar a casa. Ellas tenían que conocer a su sobrina y yo tenía que hablar con Juls.

Lo primero que hicieron al llegar fue ayudarme a bajar sus cosas y una vez dentro, sentimos la voz de Juls en la cocina. Les hice un gesto de silencio y nos acercamos lentamente para verla formar galletas con mi hermano mientras mis padres estaban con Bárbara en el cochecito frente a ellos dos. Nos notaron pero estaba tan concentrada que Lucía hizo un gesto de silencio a mis padres y se acercó lentamente a ella, directo a su oído y soporte la risa.

—Hey, teacher…

Juls saltó ante lo que hizo Lucía y el muñeco de jengibre que estaba marcando voló en el aire hasta el piso.

—¡Oh, fuck!

Lo más gracioso fue escucharla insultar en inglés y todos explotamos en risas. La vimos girarse y lanzarse a los brazos de Lucía riendo también.

—¡Casi me matas del susto! Pero qué lindo verte.

Se dieron un dulce abrazo y luego se alejó, dándole a Eva el espacio suficiente para lanzarse a los brazos de su hermana. Las dos se abrazaron con muchísima fuerza y sonreí mientras las veía llorar. Aproveché ese momento para acercarme al cochecito y tomar a Bárbara en brazos.

—Lamento que te hayas perdido el parto, sé que querías estar ahí.

—Sólo me importa que las dos están bien, sólo eso.

Lucía se acercó lento cuando me vio con ella en brazos y Juls rompió el abrazo con su hermana para enseñarle a Bárbara. Una vez cerca de Lucía se la entregué en brazos y esta la tomó con mucha emoción. En especial porque Bárbara abrió los ojos en ese momento y se encontró con su mirada.

—Oh, hola… Soy la tía Lucía… Pero qué linda eres… —Dijo y me miró—. Tiene tus ojos… es hermosa… como su mamá.

Le sonreí y ella rompió en un llanto silencioso que no interrumpí. Eva se acercó a su lado y ambas observaron a Bárbara con los ojos llenos de lágrimas.

—Hola, hermosa… soy tu tía Eva. —Y en tanto dijo eso comenzó a llorar con muchísima emoción—. He estado deseando conocerte desde que tu mamá me dijo que se haría la inseminación.

Intercambié una mirada con Juls al instante y me guiñó un ojo para luego regresar a lo que hacía junto a Lucho. Lucía le entregó a Bárbara a Eva y esta la tomó con algo de temor, dejando caer lágrimas por sus ojos. Me acerqué a Eva mientras Lucía corrió a los brazos de mamá para abrazarla.

—¡Lucía, querida!

—¡Hola, Elena! —Dijo Lucía se alejó para mirar a mamá con una sonrisa—. Te extrañé mucho.

—Y yo a ti, mi niña.

Mamá tenía un trato cariñoso con ella y desde aquella vez que les dije me había casado con ella para sacarla de Corea, mamá insistió en tratarla como una hija más y cuando Lucía y yo nos divorciamos, mis padres le pidieron que no se quitara el apellido y fue como si la adoptaran. Siempre estaré agradecida de cómo abrieron sus corazones a ella.

Juls se acercó para tomar a Bárbara en brazos y aproveché ese momento para dejar que Lucía presentara a Eva no sólo como la hermana de Juls sino como la chica con quien salía, recibiendo las clásicas preguntas Carvajal para Eva. Me acerqué a Juls y la envolví en mis brazos, viendo como Bárbara nos miraba.

—¿Crees que pueda hablar contigo antes de que llegue mi tío Macario? —Le pregunté y Juls me asintió.

—Claro, ven… tengo que cambiarme la toalla femenina por el sangrado y me dices. —Le asentí y miré a los demás.

—Disculpen, ahora venimos… —Dije y tomé a Bárbara en brazos—. ¿Tías, pueden cuidar a su sobrina?

Lucía no necesitó mucho para acercarse y tomar a Bárbara en brazos. Me sonrió y guiñó un ojo, ese gesto fue todo lo que necesité para saber que me estaba deseando suerte. Tomé a Juls de la mano y la acompañé arriba. Fuimos al baño y mientras ella se cambiaba la toalla femenina, me miró.

—¿De qué me querías hablar?

—Bueno… ¿Recuerdas que hoy viene mi tío Macario que es cura de una iglesia?

Asintió y continuó con lo que hacía.

—Sí, lo recuerdo. ¿Qué sucede? ¿Está en contra de algo y quieres que esté preparada?

—Oh, no… nada de eso. —Dije y ella terminó lo que hacía pero continuó sentada en el inodoro—. Es que… con Eva y Lucía aquí… me estaba preguntando si a ti no te gustaría pedirle que nos case.

En tanto dije eso levantó las cejas y la vi ponerse nerviosa.

—¿De verdad? ¿Y crees que lo hará?

—Sí, claro que lo hará. —Dije y la miré a los ojos—. Sólo tenemos que hablar con él. Yo no sabía qué dirías y por las dudas hice el papeleo para que pueda casarnos pero si no quieres voy a devolver la licencia de matrimonio ahora mismo.

Se quedó en silencio y me miró comenzando a quedar roja.

—¿Estás pidiéndome que me case contigo aquí en el baño mientras estoy sentada en el inodoro?

Me reí y negué con la cabeza.

—No, estoy pidiéndotelo a solas. —Le dije y tomó mi rostro entre sus manos—. Hasta podríamos pedirle para hacer la ceremonia de unión de manos como en Outlander.

—¿De verdad? —Dijo con gran ilusión y asentí—. ¿Y te vas a vestir de escocesa con Kilt y todo?

Me reí pero asentí y me besó. Nos dimos un largo beso y finalmente la miré con toda la felicidad del mundo, imaginándome lo que sería casarme con ella.

—¿Y sabes qué es lo mejor? Que tú también tendrás que ponerte un kilt con los colores Carvajal.

—Definitivamente, acepto.

Nos dimos un abrazo y un beso para luego bajar con los demás. Cuando bajamos nos llevamos la sorpresa de que mi tío Macario había llegado y estaba hablándole a Bárbara.

—Pero qué hermosa niña, dios la bendiga. —Al escuchar nuestros pasos, miraron hacia nosotros y él fue el primero en acercarse—. Pero miren a quién tengo aquí… y tú debes ser Juliana.

—Mucho gusto, padre. —Le dijo Juls y él se rio.

—Por favor, dime Macario.

Primero saludó a Juls y cuando llegó a mí me dio un abrazo. Al alejarse señaló a Bárbara en brazos de Lucho.

—Esa niña es una bendición. Me harían un gran honor si me conceden la oportunidad de bautizarla.

—¡Oh, sí! —Le dijo Juls con una enorme sonrisa—. Amaría que haga eso.

Él asintió orgulloso y Juls intercambió una mirada conmigo. Le asentí y miré a mi tío.

—Hay algo más que queremos pedirte… —Le dije y sonrió.

—Lo que quieras, sobrina.

—¿Crees que puedas oficiar una boda mañana? —Le dije y todos callaron.

—¿Una boda? —Dijo y le asentimos—. ¿Quieren que las case?

Le asentimos y se lanzó a darnos un abrazo sin dudarlo. En ese momento mamá comenzó a llorar.

—¿De verdad nos van a dar esa alegría? —Dijo y asentí.

—La familia de Juls ya está aquí y la mía también. Sólo falta que lleguen Guillermo y Danna…

Eva sonrió en brazos de Lucía en tanto dije eso y todos se alegraron con nuestra noticia.

—¡Genial! ¡Tendremos boda navideña! —Dijo Lucho y nos reímos.

—Cariño… —Dijo mi tío y lo miré—. ¿Por casualidad sacaste la licencia de matrimonio para realizar una boda religiosa?

—Sí, tengo todo. —Le dije y nos tomó de las manos.

—Será todo un honor poder unirlas en el sagrado matrimonio.

Y las siguientes horas fueron un caos. Mamá tratando de arreglar un kilt completo para Juls, yo ajustando el mío que tenía guardado. Ya que el nuevo se había manchado de sangre cuando asistí el parto de Bárbara. La llegada de mi hermano, el cual se mostró más que contento cuando le dimos la noticia de nuestra boda. Al día siguiente, los preparativos estaban casi prontos y luego de hablar con Juls, ella le pidió a Lucía y Eva que fueran sus madrinas (y testigos) mientras que yo le pedí a mis hermanos que fueran mis padrinos, encargándole a Guillermo que cuidara las alianzas que ellos mismos me habían regalado cuando me dieron la alianza de compromiso.

Llegó la hora de estar todos juntos y la sala estaba hermosa. Había vestido a Bárbara con un vestido con los colores del kilt de los Carvajal y no podía estar más orgullosa. Además, mamá tenía listo un par de kilts con los colores de los Carvajal para regalarle a Lucía y Eva, ambas estaban muy felices por ello. Yo estaba con mi traje tradicional junto a Danna que tenía a Bárbara en brazos.

Estábamos conversando cuando de repente apareció Eva junto a Lucía y Juls. Las tres estaban hermosas. En especial porque tenía el prendedor de los Carvajal en su hombro y lo amé. Lucía se encontró con mi mirada y giró mostrando los colores Carvajal, yo solo reí.

Mi tío tenía todo listo para casarnos. Queríamos hacer eso antes de sentarnos a celebrar la navidad así que nos preparamos y nos colocamos una frente a la otra mientras él estaba en medio de ambas. Antes de comenzar, Juls le pidió a Eva que llamara a Renata y Danna hacía video llamada para que estuviera presente en este importante momento para ambas, mientras que mamá tenía a Bárbara en sus brazos con gran emoción.

—Es un honor para mí poder unir en este día, en el día de nacimiento de nuestro señor Jesucristo, a estas dos maravillosas personas en sagrado matrimonio. —Dijo y sólo podía ver a Juls a los ojos y ella a mí—. Creo que me ahorraré tiempo y no preguntaré si alguien considera que estas dos personas no deberían unirse en matrimonio porque creo que sería innecesario.

Nos reímos ante eso y finalmente decidió ir al grano, sin dar charlas sobre religión y razones para casarse o citar la biblia.

—Valentina, iré primero contigo… —Dijo y le asentí—. Valentina… ¿Aceptas a Juliana Valdés como tu esposa para amarla, respetarla, serle fiel, estar para ella en la riqueza o la pobreza, la salud o la enfermedad hasta que la muerte las separe?

-Sí, acepto.

-¿Y tú, Juliana? ¿Aceptas a Valentina Carvajal como tu esposa para amarla, respetarla, serle fiel, estar para ella en la riqueza o la pobreza, la salud o la enfermedad hasta que la muerte las separe?

-Sí, acepto.

Nos sonreímos y él nos señaló a ambas.

—Por favor, permítanme los anillos. —Guillermo le entregó los anillos y él los puso sobre la biblia. Nos quedamos quietas mientras él los bendecía y finalmente nos miró—. Por favor, digan sus votos mientras intercambian anillos.

Asentimos y tras una indicación, comencé yo. Tomé el anillo que sabía era para Juls y antes de colocarlo en su dedo, la miré.

—Juls… cuando te conocí… no imaginé que estaría conociendo a la madre de mi hija y futura familia. —Le dije y comenzó a llorar al igual que yo—. Estaba tan ciega, tan… negada… y cuando Bárbara apareció en nuestras vidas la iluminó, uniéndonos y dándonos la mayor de las felicidades.

Tras decir eso, coloqué el anillo en su mano y ella se acercó para tomar el otro, lo acercó a mi mano y me miró.

—Valentina, el día que decidí ser madre lo hice sabiendo que estaría sola. Creí que sólo tendría a mi hermana para compartir el hecho de ser madre y la vida me sorprendió haciendo aparecer a esta hermosa, inteligente, talentosa e increíble mujer escocesa. —Dijo y sonreí ante su descripción sobre mí—. Me enamoré de ti en tanto te vi cuando crucé tu oficina. Y aún recuerdo el miedo que tuve cuando me dijiste que se habían equivocado en el laboratorio y me vi ante la idea de que no estaba sola. No sólo sería madre contigo, me enamoré de ti y te amo como jamás he amado a nadie. Eres lo mejor que me ha sucedido, Val. Tha gaol agam ort M’eudail.

Sonreí ante su te amo en escocés, que imaginé se lo abría enseñado mamá y la vi colocar el anillo en mi mano. Tras decir esas palabras, mi tío se hizo a un lado y Guillermo se acercó con una soga con el color de nuestra familia. Habíamos hablado con Juls sobre cómo hacer ese antiguo ritual de la unión de manos y decidimos usar las mismas palabras que usan en la saga de Outlander, teniendo en cuenta que le pedí matrimonio citando el libro. Tomó nuestras manos, atándolas con la cuerda, con las manos derecha e izquierda formando el símbolo del infinito mientras que esta se ató alrededor de nuestras manos en un nudo. Tras tener nuestras manos unidas, nos miramos y dijimos las palabras al mismo tiempo.

—Eres sangre de mi sangre y huesos de mis huesos. Te doy mi cuerpo para que las dos seamos una. Te doy mi espíritu hasta que termine nuestra vida.

Tras decir esas palabras, nos sonreímos y mi tío se acercó una vez más.

—Sin más que decir, con el poder que me brinda nuestro señor, las declaro mujer y mujer… pueden besar a la novia.

Sin decirnos nada, nos acercamos una a la otra y nos besamos. Mis labios tocaron los suyos en una dulce caricia y mi mente se había ido, aturdida en medio de los aplausos del resto, hacia el momento que estaba viviendo. Estaba oficialmente casada con Juls y era mi esposa.

Terminamos el beso con lentitud tras escuchar los llantos de Bárbara. Lo primero que hicimos, fue dejar que mi tío nos quitara la cuerda mientras los demás nos felicitaban. Vi a Juls tomar a Bárbara en brazos y tratar de calmarla. Me acerqué a ellas y las abracé. Le di un beso a Bárbara en la cabeza y luego miré a Juls con una sonrisa.

—Feliz navidad, Sra. Carvajal. —Le dije y sonrió como jamás la había visto sonreír.

—Feliz navidad, Sra. Carvajal. —Me dijo y sonreí mientras me acercaba para darle un beso.

Mientras estaba en sus brazos miré hacia el árbol y noté a Lucía y Eva besándose. Suspiré al verla y realmente esperaba que fuera feliz con Eva. Se lo merecía, quería lo mejor para ella.

Hoy era un día muy especial, no sólo estábamos festejando la navidad, sino que también estábamos festejando que Juls y yo nos habíamos casado. Al fin, Bárbara y ella eran mi familia. Y me encargaría de hacerlas a las dos muy felices.



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⏰ Última actualización: Jul 28, 2022 ⏰

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INSEMINACIÓN ARTIFICIAL - JULIANTINA ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora