XI

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*VALENTINA POV*

El sol no daba en nuestros rostros hoy, el día estaba nublado y todo indicaba que llovería. Además de que el frío hizo que nos cubriéramos con las mantas hasta el cuello. Ella estaba de costado y hacía un rato que había despertado y nos estábamos mirando con una sonrisa. No fueron necesarias las palabras, bastó su mirada, su sonrisa y mi mano para acariciar su rostro. Sentir su sedosa piel bajo mis dedos hacía que mi corazón latiera y no latiera al mismo tiempo. ¿Cómo es eso posible? Pues mi corazón estaba latiendo como loco pero parecía que me quitaba todos los latidos a la vez. Además, me dejaba sin respiración con una sensación placentera en mi pecho. Jamás. Y debo decir, jamás... me había sentido así con nadie.

—¿Vas a mirarme así toda la mañana? —Me preguntó y sonreí.

—Pues no lo sé, no me canso de mirarte.

Sonrió y yo suspiré.

—¿A qué hora llega tu hermana? —Le pregunté.

—Al medio día y tenemos que ir a buscarla a la estación. ¿Qué hora es?

Me giré hacia mi izquierda y estiré mi brazo para tomar mi celular, toqué el botón de desbloqueo y vi que eran las 9 de la mañana.

—Son las 9. —Le dije, dejando el celular de vuelta donde estaba—. Aún tenemos tiempo.

Regresé a la posición en la que estaba y Juls tomó mi rostro entre sus manos para darme un beso. ¿Me sorprendí? Sí. ¿Me gustó? Sí. ¿Me quejé? No. Cerré los ojos y le devolví el beso. Nos pasamos toda la noche besándonos y anoche nos quedamos dormidas luego de una larga sesión de besos. Y aquí estábamos, comenzando otra.  Entrelazó su pierna con las mías y la arrimé tomándola de la cintura, sintiendo su vientre entre las dos mientras que el sonido de los besos causados por el contacto de nuestros labios inundaban la habitación.


—Valentina

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—Valentina... —Dijo entre besos y dejé de besarla un momento para mirarla.

—¿Qué sucede? —Le pregunté.

—¿Qué debo decirle a mi hermana?

Tomé aire y suspiré. No había pensado en eso, de hecho, no había pensado en nada. Solamente me dejé llevar desde ayer y decidí dejar las decisiones para después.

—¿Qué quieres decirle? —Le pregunté y se alejó un poco para mirarme seria.

—Bueno, es que nos hemos vuelto muy unidas tú y yo. Lucía te lo dijo, quien nos ve piensa que somos novias. —Dijo y asentí, tenía razón—. No creo que mi hermana pase desapercibido cómo me tratas y te trato.

—Sí, lo sé. Tienes razón. —Dije y me quedé muda un momento.

Siempre he huido de las relaciones y jamás me he enamorado, no sé lo que es eso. No puedo ofrecerle una relación sin saber si lo que siento es amor o si es solo un gusto pasajero. Pero tampoco puedo hacerle eso, no puedo jugar con sus sentimientos ya que no se lo merece y además, tenemos un hijo de por medio. ¿Deberíamos estar juntas por él?

—Valentina... —Dijo y sacudí mi cabeza—. Te perdiste un momento.

—Sí, lo siento. Es que pensaba.

—¿Qué pensabas? —Preguntó y recordé las palabras de Lucía.

Ella me había dicho que fuera sincera y en este momento era lo mejor que podía hacer.

—¿Recuerdas que te dije que jamás me he enamorado? —Le pregunté y asintió—. Pues... no sé si estoy enamorándome de ti, Juls. No sé qué me pasa, solo sé que quiero estar contigo todo el tiempo... tomar tu mano...

Estiré mi mano para tomar la suya y sonrió por lo bajo.

—No quiero herirte, Juls. —Le dije sinceramente y la miré a los ojos—. Yo... me gustas...

—Tú también me gustas… —Me respondió, sonriendo—. No necesitas forzarte a nada, solo sé tú misma. Yo solo quería saber qué decirle pero no te preocupes, le diré cuando sea necesario.

—No, no quiero eso tampoco. —Le dije y se acercó a mí.

—¿Entonces qué quieres, Valentina? —Preguntó y me acerqué a darle un beso.

Nos quedamos en silencio, acariciando el labio de la otra muy lento y generando que el sonido retumbara en nuestros oídos.

—Dile… —Comencé a decirle entre besos—. Que lo estamos intentando. —Le dije y la miré.

—¿Intentando? —Me preguntó, poniéndose roja—. ¿Quieres intentarlo conmigo?

Mi corazón comenzó a latir hasta el punto que lo sentí en mi garganta. Sus ojos estaban en los míos y es tan hermosa que me mata. Sin que me diera cuenta estaba hablando.

—Lo quiero todo contigo… —Le dije y se avergonzó tanto que me pareció adorable y verla así me hizo decidirme—. Contigo sí quiero intentar algo serio.

Se quedó muda mirándome y sus ojos brillaban de emoción, lo que me generó una sensación de orgullo y terror al mismo tiempo.

—¿Qué me estás diciendo, Valentina?

Sabía que tenía que ser directa con ella, no podía dar vueltas o dejar las cosas a interpretación subjetiva. No, no podía darle algo con subtexto.

—Estás embarazada y este bebé… —Dije mientras llevaba mi mano a su vientre—. También es mi hijo y sé… sé que no es fácil para ti hacer esto sola y yo…

—No quiero que estés conmigo solo por el bebé. —Me dijo, interrumpiéndome.

—No, no dije eso. —Le aclaré y me miró seria—. Déjame terminar, por favor.

Asintió y me moví en la cama, sentándome y quedándome mirándola de frente mientras ella seguía recostada. Tras sentarme a su lado, la miré.

—Nunca fui la novia de nadie… así que no sé cómo ser una novia, no sé cuál es el primer paso antes de eso, no sé cómo se debe tratar a alguien cuando se están enamorando. No lo sé, no nada de esto. —Le dije y no me interrumpió por lo que seguí—. Pero sé que cuando este bebé nazca… y durante todo su proceso… contarás conmigo…

—Ya cuento contigo. —Dijo sonriendo y le devolví la sonrisa.

—Quiero salir contigo, Juls. —Le dije finalmente y me miró parpadeando, levantando sus cejas de la sorpresa.

—¿Salir conmigo? —Preguntó y asentí.

—¿Eso es lo que hace la gente antes de ser novios no? —Pregunté—. ¿Qué dices? ¿Quieres decirle a tu hermana que estamos saliendo?

La vi sonreír y ponerse roja, taparse la boca con una mano y asentir. Me acerqué a ella, recostándome otra vez a su lado y acercándome para dejarle un beso rápido.

—No quiero cometer errores. —Le dije y la miré—. No sé cómo es eso de ser pareja así que… enséñame, por favor.

—¿Sabes que creo? —Me dijo y le sonreí.

—¿Qué? —Le dije.

—Creo que le debes una disculpa al Dr. Montes.

Y sí, comencé a reír. Me oculté en su cuello y comencé a reír porque tenía razón. Sí que le debía una disculpa a Sergio.

*JULIANA POV*

Eva llegaría en cualquier momento y mis nervios estaban a flor de piel. No por su llegada, sino porque tenía que decirle que salgo con Valentina. No quería hacerlo a solas, quería que se lo dijéramos juntas y Valentina estuvo de acuerdo cuando se lo pedí, camino acá.

Su brazo me envolvía la cintura por la espalda mientras la otra estaba apoyada en mi vientre. Uno de mis brazos la envolvía por la cintura también y el otro estaba acariciando su brazo de manera compulsiva.

Por lo que decía la pantalla de la estación, su bus ya había llegado así que estábamos mirando atentas que apareciera en cualquier momento. Y apareció. Su cabello castaño, como el mío, se movía para todos lados mientras arrastraba su maleta. Sonreí al verla y me alejé de los brazos de Valentina para ir a buscarla.

—¡Eva! —Le grité.

Al verme, sonrió y se acercó lento. Cuando estuvimos una al lado de la otra me dio un abrazo y se lo devolví.

—Jamás estuve tanto tiempo separada de ti. —Me dijo y me reí.

—Lo sé, te extrañé demasiado. —Le respondí.

—¡Oh! ¡Hola, Valentina! —dijo y rompimos el abrazo para ver que la estaba saludando.

—Hola, Eva. ¿Cómo estuvo tu viaje?

—Agotador, tengo hambre. —Dijo y nos reímos.

—Pues, ¿quieren ir a comer? —Dijo Valentina.

—¡¡Sí!! —Dijimos Eva y yo a la vez.

Mi hermana se rio y me abrazó.

—¿Quién acaba de hablar? ¿Mi futuro sobrino o sobrina o tú? —Preguntó y Valentina respondió por mí.

—Creo que ambos.

Eva se rio y yo negué con la cabeza sonriendo mientras Valentina me sonreía. Sabía que tenía que decirle y aclaré mi garganta, por lo que ella me miró.

—Hay algo que debes saber antes de irnos a comer. —Le dije y me miró frunciendo el ceño.

—¿Qué debo saber? —Dijo.

Me alejé un poco de sus brazos para estirar mi mano y tomar la de Valentina. Y para mi sorpresa, fue ella la que le dijo.

—Tu hermana y yo estamos comenzando a salir.

La cara de Eva fue de sorpresa absoluta. Abrió la boca y agrandó los ojos como platos.

—¡¿Qué?! ¿De verdad? —Dijo y le asentí—. ¡¿En serio?! ¡¡Ay, que lindas!!

Se lanzó sobre las dos y nos envolvió en un abrazo que me hizo sonrojar y reír. Cuando se alejó miró a Valentina y la señaló con un dedo.

—Haces llorar a mi hermana y le patearé el trasero por todo Canadá, doctora.

Valentina le sonrió y asintió.

—Realmente espero que no llegues a eso. Yo… no estoy acostumbrada a esto así que si hago algo mal solo limítate a decírmelo por favor. Me gusta mi trasero.

Eva la miró sin entender y Valentina comprendió al instante su gesto.

—Jamás tuve pareja antes ni he salido con nadie.

—¿Juls es tu primer chica? —Le preguntó Eva y Valentina le asintió.

Mi hermana sonrió y me miró con una sonrisa.

—Así que te ligaste a la doctora, ¿eh?

—Te llevarás tan bien con Lucía… —Dije, recordándola. Y en ese momento se me ocurrió, por lo que miré a Valentina—. ¿Y si le decimos a Lucía que venga con nosotras y ya se conocen?

—¿Quieres juntarlas en una misma habitación a las dos? ¿Estás segura?

Le golpee el brazo leve y sonrió mientras sacaba su teléfono del bolsillo.

—Ya, ya… la llamaré. Vamos yendo al auto. —Nos dijo.

—Adelántate. —Le dije y comprendió que quería un momento a solas con mi hermana.

Estiró su mano para llevarse la maleta de Eva y comenzó a caminar. La vi llevar su teléfono al oído y alejarse rápido.

—Hey, Lucía. ¿Qué haces?

Vimos que se iba y mi hermana me agarró del brazo.

—¡¿Cuándo sucedió esto?! —Me preguntó ansiosa y le sonreí.

—Mientras no estabas. Pasamos mucho tiempo juntas y no sé… sucedió.

—Pero tú jamás habías tenido gusto por las chicas. ¿Desde cuando eres bisexual? —Me preguntó.

—No lo sé, Eva. —Le dije y caminamos lento—. Solo sé que ella me encanta.

Se detuvo y me miró imitando un gesto de ternura.

—Awww… realmente te gusta… —Dijo y la agarré del brazo para seguir caminando—. ¿Y? ¿Tuvieron sexo?

—¡¡Eva!! —Le dije—. ¡No es así entre las dos!

—¡Eres adulta, Juls! Puedes tener sexo las veces que quieras.

—¡Te digo que no es así! —Le dije.

Pasamos la entrada principal que llevaba al estacionamiento y vimos a Valentina apoyada contra el auto, desde la distancia, aún hablando con Lucía. Seguro le estaba contando.

—Ella dice que no ha tenido pareja jamás. ¿Cómo te hizo sentir eso?

—Bueno, ayer tuvimos una charla. —La detuve y la miré.

No quería contarle esto delante de Valentina pero sabía que tenía que hacerlo.

—Ayer nos dimos un beso accidentalmente. —Le dije y sonrió—. Y cuando sucedió, me lo respondió pero cuando se alejó se asustó y salió corriendo de la casa.

—¿Salió corriendo? ¿Y qué hiciste?

—Llamé a Lucía para preguntarle si estaba con ella porque no podía encontrarla. Salí a buscarla por las calles alrededor pero no la encontré.

Asintió y tomó mis manos mientras seguí.

—Lucía le habló y la mandó a casa. Al parecer le dio un cachetazo y todo.

—Ya me cae bien, Lucía.

Ambas nos reímos de eso y le hice un gesto para seguir caminando hasta el auto al ver que Valentina se había metido dentro a esperarnos.

—Y bueno… se asustó porque soy la primera en hacerla sentir así. Me pidió perdón y me dijo que quiere intentarlo… quiere que estemos juntas.

—Sabes, Juls… —dijo mi hermana.

Se detuvo y me miró con los ojos llenos de lágrimas.

—Siempre te dedicaste a cuidarme, te volviste profesora para poder pagar los gastos de la casa y terminar de criarme. —Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas con lo que me decía—. Eres mi mejor amiga, mi hermana… ver que serás madre me hace demasiado feliz porque quiero que cumplas tus sueños y sé lo mucho que has querido ser mamá. Y saber que ahora no estás sola en esto y que sales con Valentina… que alguien te mira como ella te mira… me hace muy feliz.

—Ay, no te pongas sentimental. —Le dije y la abracé.

Cerré los ojos y me dejé abrazar por mi hermana un momento. Cuando se alejó de mí, me tomó del brazo.

—Vamos que tengo hambre. —Dijo y sonreí.

Cuando llegamos al auto, Eva fue directo al asiento trasero mientras yo me senté de copiloto. Una vez que me senté, cerramos las puertas y Valentina habló.

—Acabo de hablar con Lucía. Vamos a pasar a buscarla y ahí decidimos qué comer.

—Perfecto. —Le dije y encendió el auto.

Terminé de abrochar el cinturón y Eva comenzó a contarnos que se aburrió muchísimo en esas clases y que lo único que le gustaba era el restaurante al que iba todos los días. Iba tan concentrada hablando con mi hermana que cuando me giré un momento para mirarla y sonreír por algo que dijo, ella me señaló a Valentina con un gesto. La observé y estaba sonriente. Iba concentrada mirando por el camino pero tenía una sonrisa en su rostro. Eva continuó hablando pero las dos nos sonreímos, ya que Valentina no se había dado cuenta que la vimos sonreír.

Llegamos a la casa de Lucía y esta nos esperaba en la entrada del edificio donde vivía.

—Muévete, así Lucía puede sentarse de ese lado. —Le dije a mi hermana y esta se quitó el cinturón para moverse. Bajé el vidrio y la miré sonriente—. Oye, súbete.

—¡Hola, preciosa! —Me dijo acercándose—. ¿Me llevarás a dar una vuelta?

—Claro, te compraré un helado y todo.

Sonrió y abrió la puerta para subirse. Cuando lo hizo, me giré para saludarla y la vi quedando muda al observar a Eva.

—Oh, hola. —Dijo mientras mi hermana quedaba de boca abierta mirándola—. Me llamo Lucía. ¿Quién es esta bella chica?

—Eva, un placer.

Mi mente hizo un cortocircuito por un instante. Parpadee y miré a Valentina que tenía el ceño fruncido y miraba de una a la otra. Intercambiamos una mirada y sonreímos. ¿Habíamos detectado lo mismo? ¿Se habían coqueteado? Tuve que morderme el labio para evitar reírme y Valentina hizo lo mismo.

—¿Entonces? —Dijo Lucía mirando de Eva a nosotras—. ¿Confirmado que atrapaste a esta tonta?

Dijo mirándome y me avergonzó. Miré a Valentina un segundo y giró los ojos para regresar su mirada al frente y encender el auto.

—Voy a tomar esa miradita como un sí. —Dijo y se inclinó hasta mí—. ¿A dónde vamos a comer, cuñadita? ¿Qué quiere mi sobrino?

Hice como si pensara y la miré sonriendo.

—¿Sabes que quiero? —Le dije y me miró coqueta—. Comida coreana.

Abrió los labios, sonriendo de oreja a oreja y Valentina se quejó a mi lado mientras Eva comenzó a emocionarse.

—¡¿Comida coreana?! ¡¡¿En serio?!! —Dijo Eva.

—¿Alguna vez comiste comida coreana? —Me preguntó Valentina y negué.

—No, no he comido. —Le dije y me respondió Lucía.

—¡¡Vamos a mi restaurante favorito, Valentina!! —Se acercó más y me abrazó a pesar del asiento—. ¿Ves? Por eso me agradas, desde ahora eres mi nueva mejor amiga.

—¡Oye! ¿Y yo? —Se quejó Valentina.

—Tú eres mi hermana, estúpida.

Eva se reía a su lado pero no le quitaba la mirada y sabía muy bien cuál era ese gesto. A mi hermana le gustaba muchísimo Lucía. Había quedado idiota por ella.

Regresé la mirada al frente cuando sentí a Valentina iniciar el camino al restaurante coreano. La observé y ella también lo hizo por un momento. Solo nos bastó una sonrisa para verla estirar su mano y entrelazar sus dedos en los míos.

—¡Awwww, se ven tan lindas! —Dijo Eva.

—¿Quién diría que sabes darle la mano a una chica, Val? —Se burló Lucía.

Valentina se detuvo en el semáforo y miró a Lucía.

—Se más que dar la mano…

—¿Ah, sí? ¡¿A ver?! —Dijo riéndose descaradamente.

Valentina la miró de mala manera y luego se quitó el cinturón. Se acercó a mí y tomó mi rostro con sus manos. Antes de que pudiera siquiera quejarme estaba besándome. Me sorprendió. No esperaba que lo hiciera delante de ellas dos y me quedé dura, pero claro… le respondí el beso. Solo fue un par de segundos y cuando se alejó solo nos sonreímos. Regresó a su asiento y ni Lucía ni Eva dijeron nada. Las dos se estaban riendo ahí atrás. Valentina aceleró nuevamente cuando el semáforo volvió en verde mientras yo me quedé ahí sentada, roja como un tomate.





INSEMINACIÓN ARTIFICIAL - JULIANTINA ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora