La tranquilidad de estar contigo

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El domingo se la pasaron tranquilos en casa de Noya en la mañana y en la de Asahi en la tarde. El mayor seguía cargando a su omega y sí, sus amigos habían tenido razón: Asahi miraba muy feo a quienes miraban, algunos sin intensión, a Noya; y les costaba estar a más de un metro de distancia. Simplemente no podían. Noya se sentía como si lo estuviesen vigilando y fuera una presa indefensa. Algo que nunca le había pasado ¡Él siempre se había valido por sí mismo! Pero ahora no podía, solo se sentía reconfortado y en paz cuando estaba entre los brazos de su gigante. Por la parte de Azumane las cosas tampoco pintaban muy bien; lo carcomía la angustia. Él sabía que nada le podía pasar a Noya, que solo había ido con su hermana a por unas cosas al piso de arriba, que solo se estaba bañando, pero un miedo intenso se apoderaba de él y este no paraba hasta que lo sostenía en sus brazos. Por ello, el domingo literalmente se la pasaron pegados.

Llegó el lunes y ambos se despertaron en la casa Asahi. Noya abrió sus ojos primero, despertó a su amado con un beso en la frente y este se negó a abrir los ojos, a su parecer, aún era muy temprano. Siendo las 5 a.m. el pequeño se dispuso a dar sus primeros pasos solo. Fue al baño de la habitación de Azumane y con un poco de preocupación se dispuso a tomar un baño. Asahi lo veía desde su cama, el pequeño omega no había podido cerrar la puerta por lo que era visible desde donde el mayor estaba. Terminó de alistarse para ir a clases y terminó de despertar a su pareja con un beso en la frente.

N: Asahi-san, voy a ayudar a preparar los bentos

A: En diez minutos bajo, por favor cuídate Noya – Dijo mientras se sentaba y juntaba su frente con el pequeño. Les costó un poco pero lo lograron. Se habían separado por más de 10 minutos a una distancia más grande. Noya ayudó a su suegra con el desayuno y cuando Asahi bajó ayudó con la mesa, todo estuvo tranquilo. Terminaron ayudaron con las cosas y se fueron a Karasuno tomados de la mano.

Llegando al centro educativo sucedió lo inevitable: Asahi se puso a la defensiva.

Abrazó a Noya y lo impregnó de su aroma. Todos los que presenciaron eso se alejaron un poco, todos menos un beta. Tanaka había también había querido salir corriendo cuando la presencia de Asahi se hizo más fuerte. Si bien no lo hizo, ganas no le faltaron. Todo por las palabras de Ukai que resonaban en su cabeza: "No lo trates diferente" ," No lo trates diferente" eso le había dicho y eso pensaba hacer. Haciendo uso de toda su fuerza de voluntad dio un paso al frente antes de gritar:

T: ¡HEY BROOO! Buenos días Asahi-san – se acercó y al igual que él, Asahi juntó toda su fuerza de voluntad para no espantarlo o empujarlo – Felicidades por su unión, jejeje. No te preocupes por él – dijo mirando a Asahi Yo te lo cuido durante clases.

A: Gracias Tanaka. Bueno, te paso a buscar en el recreo, amor – le dio un beso en la frente y siguieron los tres hacia el salón de los de segundo.

Los murmullos no se hicieron esperar al ver que la presencia de Asahi había cambiado. Era amenazante y su cara no ayudaba, era lo que llamarían un macho alfa... claro que Asahi no había cambiado mucho y pese a lo que todos pensaran, él solo estaba preocupado.

Asahi: - Pensando – " Tranquilo... en cuatro horas lo verás de nuevo, él va a estar bien, siempre lo ha estado, él es fuerte y si necesita ayuda está Tanaka, tranquilo..."

Daichi y Suga lo encontraron y se lo llevaron al salón de clases. Suga le daba un golpe "tranquilizador" de rato en rato. Daichi sospechaba que se las estaba cobrando por lo que había pasado pero no dijo nada, solo sonrió enamorado al ver que su pareja de alguna manera estaba logrando su objetivo a base de puñetazos en el estomago del otro alfa.

No hace falta decir que cuando el timbre del receso sonó Asahi salió corriendo a todo lo que daba al salón de su omega. Noya se paró de su asiento y corrió a su lado, fundiéndose en un gran abrazo. Todos miraron enternecidos el gran abrazo, algunos creyendo que era exagerado, otros solo sonriendo, unos aplaudieron y la feliz pareja lloraba por la tranquilidad que ahora tenían. 

Son uno para el otro - AsanoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora