28: Mala idea.

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Nina.

—¿Qué carajos haces acá? —pregunto con extrañeza al ver al sexy, alto y musculoso Abraham, del otro lado de mi puerta.

Una sonrisa cubre su rostro ante mis palabras. 

«Posta, es masoquista.»

—¿Olvidaste nuestra cita? —pregunta sonriente. 

—Dije que no. —comento con obviedad y una burla en el rostro. 

Trato de cerrar la puerta pero pone su ancha mano en ella y vuelve a abrirla. 

—Y yo dije que pasaba a las seis. —asegura asintiendo. 

—Que puntual. —le sonrío de lado jadeando con ironía. 

—Una de mis tantas cualidades. —se encoge de hombros. 

—La humildad no debe ser una. —comento divertida.

Él me sonríe, es bastante bonito. 

Sus acciones conmigo ahora no congenian con la reputación que tiene: Callado, serio, egoísta, magníficamente sexy, su característica aura de chico malo y su cara de culo. 

—Vamos. —toma mi mano que aún sostenía la puerta y tira de ella para sacarme afuera de la casa. 

—¿Qué?, no, ¿a dónde? —pregunto rápidamente mientras me hace caminar. Tironeo de mi brazo y él ríe, suspiro tirando mi cabeza hacia atrás con frustración. Nos detenemos y vuelvo la mirada a él, para cuando veo a un lado de la acera rio al ver una moto negra… Fascinante—. ¿En serio una moto?, ¿tenías que completar todo el paquete de tipo malo? 

Sonríe y me suelta. 

Pienso correr, pero me detengo porque me fascina como se sube y se pone el casco. 

«Me fascinan las motos.»

De un momento a otro lo veo tomar a su lado otro casco y me lo extiende. Lo apoya en mi panza y lo suelta, a lo que lo agarro para que no se caiga. 

—Subite. —murmura apuntando con su cabeza detrás de él. 

—Te la voy a tirar abajo. —exclamó elevando mis cejas. 

Lo observo fruncir sus cejas a través del pequeño vidrio que me deja ver sus ojos por el casco. 

—¿Te ves al espejo? 

Sonrío abiertamente y asiento.

—Me parece que vos no me estás viendo. 

Niega, juro que está sonriendo. 

—Subí. 

Ruedo los ojos y suspiro, aprieto mis labios acercándome con cautela. 

Un cagazo me cargo. 

—¿Y cómo subo? —pregunto poniéndome el casco y asegurandolo bajo mi barbilla. 

—Pisa esa patita que ves ahí, salta, y sentate —me apunta con paciencia y asiento mordiendo mi labio bajo esa hermosa capa protectora llamada casco.

Respiro profundo, todavía tengo oportunidad de irme…, pero por alguna razón no quiero. 

O sea, ya estoy afuera, así que… Neh. 

—Ok, ok… Yo puedo… —murmuro apoyándome entre susurros, pero por su sonrisa puedo ver que fue lo suficientemente alto. 

Me alegro llevar pantalones cortos ahora mismo, aunque estoy segura que dentro de un rato me va a agarrar frío con mi ropa, y la remera de manga corta. 

¿Quién me manda a salir con hojotas? Bueno… Igual no tuve tiempo a pensar en qué ponerme porque ¡no sabía que saldría!

Niego suspirando y doy el salto de mi vida para subir a la moto. Chillo cuando se mueve a un lado y tengo miedo de caer, pero rápido me siento, agarrando por los hombros al boludito este. 

—¿Estás bien? —pregunta volteando un poco su rostro riendo. 

Asiento repetitivamente y suspiro. 

—Todavía vivo. —aseguro apoyando mi cabeza en su espalda brevemente. 

Niega sonriente y hace un ruido al mover una mano encima de la moto. 

No sé qué chotas es, pero debe ser el freno, el motor, o no sé. 

—Agarrate fuerte. —avisa y volteo a verlo extraña. 

—¿Qué?... —murmuro y soy interrumpida por mis gritos al momento que arrancamos como el rayo mcqueen. 

«¡Este tarado me va a matar!»
































🌝Insertar carita perversa🌚

¡BAAAAAARDO, BAAAAAARDO, BAAAAARDO!

ATT: GiPoon.

ʟᴏᴄᴏs ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora