5: Los latidos del corazón.

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Nina

—Decime que es lo que deseas antes de que mi mamá me tire a la calle. —sonríe con su cabeza en dirección al piso y sus ojos puestos en mi persona. Me cruzo de brazos. 

«Amaría ver eso.»

—Agua, por favor —pido con educación cerca de la isla de la cocina. El chico se mueve pasando a mi lado y escuchó unos cuantos sonidos a mis espaldas —. ¿Y Francisco? —pregunto curioso.

—Haciendo la tarea que no entendes. —contesta a mis espaldas.

—Si tanto te molesta no me hubieras metido. —murmuro molesta.

Volteo por fin, frunciendo mis labios.

Se queda callado y lo veo pararse frente a mi con un vaso de agua, le agradezco para tomarlo en mis manos y darle un largo y refrescante sorbo.

—Puedo ayudarte a hacer las tareas. —propone cerca de mi espacio personal.

—¿Por qué harías eso? —me pego más a la mesada de la cocina, con la intención de lograr mantenerme alejada. Dejo el vaso a mi lado observando el vidrio con atención.

—Porque soy un buen novio —levanto mis cejas con sorpresa, volteando a verlo. Me siento muda por pocos segundos —. Además, si vos caes, yo también caigo. —lo observo con las cejas fruncidas y una clara confusión.

«¿Qué dice este mongo?»

—Primero, yo me hago cargo de mis errores; y segundo… —levanto mi dedo índice viendo sus ojos a través de sus vidrios —, no soy tu novia. 

—Claro que sí. 

Frunzo mis cejas nuevamente y muevo mi rostro a un lado levantando mis brazos.

—No. Para que dos personas sean pareja tiene que haber consentimiento mutuo, y nunca te di ese consentimiento.

—No lo necesito. —sonríe pegando con brusquedad sus manos a los lados de mi cuerpo. 

Jadeo con sorpresa.

Quedo encerrada entre sus brazos, con mi espalda baja reposada sobre la mesada y su cabeza sobre la mía, mirándome fijamente.

El corazón se me va a salir del pecho, me siento nerviosa, ansiosa y sobre todo… por alguna extraña razón no siento desagrado ante su cercanía.

Me gusta su perfume, siempre me ha gustado. Me da unos terribles escalofríos en el estomago que me asustan y me hacen querer alejarlo. 

«Me estoy asustando, ¡Dios, ayúdame y a mi sexy cuerpo!» 

—Salí —susurro de forma inaudible. Matías levanta una de sus cejas y se pega más a mi rostro mezclando nuestros aires —. Que salgas, salí de encima pelotudo —lo empujo con fuerza girando mi cara, obviamente ni se inmuta y sale por su cuenta. Mi corazón golpea con fuerza en mi pecho y siento como si hubiera corrido una maratón —cosa que nunca va a pasar—, pero en realidad tuve al ridículo de Matías cerca. Por ahí se me pega su estupidez —. Vamos a terminar de hacer la tarea. ¿Dale? Que me quiero ir a mi casa. 

Matías ríe, odio verlo reír tan burlón. Pone las manos en sus bolsillos y camina a la escalera riendo, yo lo sigo con fastidio y con toda la voluntad para que este trabajo se termine hoy y no tenga que volver a verlo.










































¡500 Palabras! Aleluyaaaa.

Esto avanza. Jujuju ah se reía re raro JAJAJJA

Att: GiPoon

ʟᴏᴄᴏs ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora