Esa noche estaba particularmente oscura, sin Luna y las luces nocturnas de Konoha, no lograban iluminar lo suficientemente. Aún así, desde la ventana de su habitación se veía un lindo paisaje, como estrellas esparcidas por todo el valle.
Suspiró pesadamente, apoyado en el alféizar y solo vistiendo su pantalón de pijama. Desde su encuentro con la Hokage en la mañana, estaba de muy mal humor. Había errores en Konoha que podía tolerar, pero otros que no. El primero; era el tipo de "crianza", si se le podía llamar así, que le dieron a Naruto. Incluso alejándolo de él, que fué alumno de Minato, con tal de que el niño no se viera relacionado con el Yondaime hasta que tuviera la edad suficiente ¿Y en qué resultó? Naruto fué repudiado como un huérfano que cargaba un monstruo en su interior.
El alivio que sintió Kakashi cuando se lo entregaron como pupilo, fué enorme. Al menos pudo darle apoyo y un poco del cariño que carecía.
Después lo que ocurrió con Sasuke...
Todavía se reprochaba a sí mismo no haber sido capaz de hacer nada al respecto. Pero al menos ahora eran más felices... Sin embargo, el odio hacia los Uchiha estaba tan arraigado en la aldea, que perjudicaba a Obito de manera injusta. Quería hacer algo por él... Siempre lo quiso, pero desde que le había dejado su marca de Alfa, podía percibir claramente una conección que llevaba el sentir del Uchiha, directamente hasta él, haciéndole conocer su pesar y deseo de libertad.
Cuando gruñó por millonésima vez, sintió unas manos cálidas acariciar su espalda desnuda.
—La cena ya está lista— él volteó a verlo con una sonrisa triste —¿Todavía pensando en eso? Olvídalo ya— pidió y lo guió hasta la mesa.
Kakashi se sentó y observó con curiosidad los platos que había preparado Obito. Probó un bocado e hizo una mueca.
—Está asqueroso— exclamó.
—¿Verdad que sí?— preguntó con entusiasmo y Kakashi soltó una carcajada.
—No volverás a tocar mi cocina— sentenció y el Uchiha le sacó la lengua, en gesto infantil.
La cena fué silenciosa por parte del peliblanco, quien después de comer dos bocados más, comenzó a jugar con sus palillos.
—¿Puedes pensar en otra cosa?— preguntó Obito, ya fastidiado por el ánimo de Kakashi.
—¡Es que no es justo!— gruñó.
—Es lo que merezco, ni tú ni nadie lo van a poder cambiar. Al menos puedo verte de vez en cuando— murmuró.
—Eso no es suficiente para mí— confesó Kakashi, haciendo que el Uchiha lo mirara de repente.
—¿Qué quieres decir?— preguntó esperanzado, Hatake dejó los palillos en la mesa con un golpe seco y se puso de pie, para volver a la ventana. Obito la siguió de inmediato y tomó su mano —Contéstame...
—Que ya no me basta con verte a ratos. Estoy empezando a desear más cosas.
—¿Cosas como cuáles?— volvió a preguntar y lo envolvió con sus brazos por la espalda, apoyando la frente en su hombro.
—Que puedas quedarte, que me cocines esa comida tan mala... algo más serio— terminó diciendo, aprovechando la valentía que le daba estar de espaldas —No me gusta que tengas que irte o que desee verte y no pueda. Ya la soledad que antes me era cómoda, ahora me resulta insoportable y todo por tu culpa— reprochó.
Obito lo hizo darse la vuelta y luego acarició su mejilla con la nariz, buscando el contacto de sus labios, para besarlos.
—Me estoy enamorando de tí, Kakashi— susurró sobre su boca —¿Te está ocurriendo lo mismo?— el peliblanco cerró los ojos por un momento y asintió. Obito suspiró profundamente ante el efecto de tal confesión —Volvamos a la cama, necesito tenerte ahora.
***
Desde su escondite podía ver perfectamente la ventana y la habitación de Naruto. Las luces estaban encendidas aún, mientras observa al Uzumaki caminar de un lado a otro, poniendo un poco en orden su desorden. Después de cenar se había quedado sentado en la mesa baja, con la mirada perdida y una expresión de seriedad. Luego tocó sus labios y sonrió un poco. Sasuke se preguntaba qué estaría pensando el rubio, sin poder quitar una sonrisa de su boca.
Había decidido vigilar sus sueños por si volvía a caminar dormido. Estaba enfrascado en averiguar lo que ocurría. Las quemaduras en la espalda de Naruto lo preocuparon demasiado y más el hecho de que no recordara nada. Ni él, ni Kurama.
Lo vió salir de la habitación hacia el baño y volvió al rato, secándose el cabello con una toalla que arrojó sin cuidado sobre una silla. Sasuke negó con la cabeza.
—Si quieres que vivamos juntos, más te vale aprender a ser más organizado, Dobe— murmuró, para después sorprenderse por lo que acababa de decir
Sacudió el pensamiento y esperó. Naruto se acostó bastante tarde, después de que leyó varios pergaminos. Apagó la luz y cerró la ventana de cristal, dejando una pequeña rendija para que entrara la brisa. Sasuke aguardó a que estuviese dormido y que las luces de los demás departamentos se apagasen. Luego, con un shuriken certero, rompió la bombilla de la calle, dejando el lugar más oscuro aún.
Vió que un vecino se asomaba a ver qué había pasado, pero solo chasqueó la lengua con molestia, quejándose de la perdida de luz y volvió a entrar. Al poco rato saltó hasta el alero de tejas fuera de la ventana y se sentó, atento a cualquier ruido o movimiento de Naruto.
Lo escuchó roncar, e incluso balbucear boberías. Apretó los labios para ahogar la risa, el Uzumaki hasta dormido soñaba con ramen.
La madrugada fresca lo hizo envolverse en su capa negra, para resguardarse del frío, tentándolo a abrir la ventana y meterse en la cama con Naruto. Ya conocía lo agusto y cálido que era dormir con él, y después de pasar tantos días sin intimar, tenía que ser bastante fuerte para controlar sus deseos.
Par de horas después, lo sintió moverse y ponerse de pie. Luego la puerta del baño abrirse y el resplandor de la luz lo hizo agacharse más, hasta que el rubio la apagó de nuevo. Naruto se volvió a arrojar a la cama y murmuró algo que no pudo entender. Dió vueltas sobre el colchón hasta que Sasuke escuchó un gruñido de resignación y todo quedó en un silencio, que fué roto a los minutos por un jadeo
"¡¿Qué está haciendo?!"
Se preguntó, pero sabía perfectamente lo que era. Un sonido de chapoteo y más gemidos, vinieron desde el interior del departamento y Sasuke se mordió el labio, cuando por la rendija de la ventana comenzaron a salir las feromonas Alfa. No pudo evitar excitarse con el sonido y el conocimiento de lo que sucedía.
—Ngh...— escuchó.
"¡Naruto, maldición, no me hagas ésto ahora!" Gruñó en su mente y no pudo evitar llevar su mano a su entrepierna y tocar por encima de la tela, para aliviar un poco su incomodidad.
Lo que fué completamente un error. Terminó masturbándose también, agradeciendo la oscuridad y que la capa lo envolvía por completo. El morbo que le producía escuchar al rubio haciendo lo mismo, fué suficiente para hacerlo cometer tal locura.
—Ahh... Sasuke...— gruñó Naruto cuando llegó, obligándolo a tapar su boca para que no se escuchara el gemido de su orgasmo.
"Estoy malditamente loco"
Se miró la mano embarrada y negó, mientras trataba de calmar su respiración.
El sonido de la ventana al abrirse lo dejó helado, al voltear, vió a Naruto mirándolo con ojos muy abiertos. Ambos se quedaron tiesos por unos segundos, haciendo contacto visual y analizando la situación. Cuando el rubio bajó la mirada y notó su mano húmeda, enrojecieron de inmediato. Sasuke escondió su rostro en las rodillas y Naruto miró a cualquier otra parte. Luego entró un momento y carraspeó para llamar su atención. El Uchiha lo vió de reojo y se sonrojó aún más, cuando notó la caja de pañuelos de papel que Naruto le ofrecía.
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Alpha Shinobi
FanfictionUn pergamino prohibido es destruido y cambia completamente el mundo ninja conocido, poniendo a nuestros personajes en un aprieto. Sobre todo a Naruto Uzumaki, quién en su condición de jinshuriki, es el más afectados de todos. Sin embargo, todo ésto...