37. "Un cubo de agua fría, para molestar a un Uchiha"

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—Vaya, siempre que salgo de la aldea, ocurre algo interesante...— se quejó Jiraiya de brazos cruzados, delante de la Hokage.

—Al menos se solucionó con rapidez y no hubo heridos de gravedad. Aunque el Uchiha destrozó un parque completo— bufó Tsunade y el sannin soltó una carcajada.

—¿Ya está todo bien con el Kyubi? ¿Quieres que vaya a asegurarme?

—No hace falta, Naruto vino y me explicó la causa. Al parecer sus instintos Alpha estaban descontrolados y tomaron el chacra mezclado con odio, que había sellado en su entrenamiento con Bee-sama. Pero ahora que está con Sasuke, se han calmado.

—No me extraña, el aroma de los Omega es relajante...— dijo Jiraiya con una sonrisa pícara, haciéndola enrojecer.

—Eh...— Yamato carraspeó, completamente ignorado.

—Perdona Tenzō...— se disculpó la Godaime —te hice venir hasta aquí.

—Puede ayudar a Obito— ofreció Jiraiya —Creo que entre dos lograrán aprender la técnica con más rapidez— Tsunade se quedó pensativa.

—Tienes razón.

—Siempre la tengo— dijo el sannin sobrado y le guiñó un ojo —Iré a ver a Naruto.

—Se acaba de mudar hoy, mejor ve mañana. Aún debe estar ocupado— anunció la Hokage y buscó un papel para escribir la dirección.

—¿De verdad? ¡Como ha crecido ese mocoso! Ya hasta casa propia tiene— sonrió satisfecho —Y me imagino que no vive solo— Tsunade negó.

—Imaginas bien.

***

Kakashi observaba a Obito sentado en el alféizar de la ventana. El Uchiha se frotaba los ojos cansados y despeinada su cabello blanco, totalmente frustrado. Ya había memorizado más de la mitad del pergamino, pero necesitaba salir al aire libre para practicarlo.

Hatake le dijo que esa misma tarde iría a pedir un permiso, para que lo dejasen utilizar uno de los campos de entrenamiento más lejano a la aldea, ya que el polen de las flores del jutsu, tenían la capacidad de dejar inconsciente a cualquiera que lo inhalaba.

—No creo poder hacerlo— confesó Obito, decepcionado consigo mismo.

—Lo lograrás— dijo Kakashi, acercándose y sentándose a su lado, sobre la cama.

—No tengo tanto chacra, ni de cerca llego a la cantidad que se necesita. Madara y el Shodaime era verdaderos dioses.

—Hablemos con Naruto entonces, el puede prestarte el de Kurama— pensó Kakashi.

—¿Con Naruto?— murmuró Obito, dejando ver una leve incomodidad.

—¿Qué ocurre?

—Es que... aunque él me perdonó, sentiría mucha vergüenza si lo tuviese en frente— admitió con serio semblante y Hatake suspiró.

—No estarás eternamente aquí adentro, y él era mi pupilo. Es una persona importante para mí, así que te lo encontrarás con frecuencia ¿No es mejor limar esas asperezas desde ahora?

Obito sonrió ligeramente y luego unos golpes en la puerta llamaron su atención. Kakashi subió su máscara y la abrió.

—¡Tenzō!— saludó contento y abrazó a un hombre de cabello castaño y ojos raros.

Obito frunció el ceño y se acercó a los dos, colocando ambas manos en el marco de la puerta, justo detrás de Kakashi.

—Obito Uchiha— saludó con seriedad el shinobi.

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