The Secret Room

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Narra Spencer:

Llegaba de un caso difícil a mi apartamento.

Mi cabello estaba más largo y algo desordenado, tenía barba en mi rostro y se me veía mayor. Estaba exhausto y solo quería dormir algunas horas.
Abrí la puerta encontrándome a una mujer de cabello oscuro y ojos brillantes recostada en mi sofá, esperándome.

-Buenas noches...- ella sonrió de lado -No preguntes como entré, para nada lo hice por la ventana-

Lejos de alarmarme, solo me recosté con ella, mi cabeza en el agujero entre su cuello y hombro.

-¿Spencer...? Cielo ¿te sientes bien?-

Puse sus manos en mi cabeza -___, solo callate y juega con mi pelo, te necesito...-

Ella sonrió con ternura y depositó algunos besos en mi frente, pasando sus dedos por mi cabello.
Me relajé notoriamente, el cansancio no ayudaba y sus latidos contra mi oído y los movimientos en su pecho al respirar me hacían sentir como si bailara un dulce vals en el limbo.

Cuando me estaba quedando dormido vi un par de siluetas oscuras observandonos en silencio...

Desperté de la nada, estaba solo en la habitación de ___.

El reloj marcaba las cinco de la mañana, apenas salía el sol. El lado de mi compañera estaba frío, por lo que se había ido hace un tiempo.

Me levante y me dirigí a la ducha, mientras me desnudaba trataba de recordar el sueño que tuve esa noche.
El agua tibia me ayudaba a pensar con claridad y no único que recordaba era que ___ estaba ahí, junto con algunas siluetas negras.

Terminé de ducharme y vestirme con una camisa tono burdeo, pantalones grises y un abrigo igualmente gris. Al bajar me encontré a uno de los hermanos Holmes.

-Buenos días Mycroft... ¿Haz visto a ___?-

-En el bosque, jugando en los arboles-

Asentí y me encaminé a buscarla... Un momento...

Retrocedí mis pasos hasta estar en medio camino.

-¿Mycroft?-

-...Doctor Reid- alzó una ceja en señal de sarcasmo -Le recomiendo no ir a buscarla, mi hermana es algo salvaje cuando se lo propone. Ella parece que fué criada por lobos o peor, una jauría de perros-

 Ella parece que fué criada por lobos o peor, una jauría de perros-

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No muy convencido decidí explorar la mansión.
El lugar era frío y solitario, lujoso y enorme, pero se sentía triste. Las paredes blancas parecían contar las historias detrás las innumerables noches de soledad.
Los pocos retratos que habían eran de los Holmes, la familia se veía unida, un matrimonio bastante mayor, dos jóvenes y una niña. Los adultos se veían felices, con un brillo dulce en la mirada, a diferencia de los otros tres quienes se veían serios pero no incómodos.
En cada retrato se notaba la rivalidad entre los dos hermanos, así como la nostalgia en los padres.

¿Holmes...? [Spencer Reid × reader] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora