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𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐢𝐫𝐭𝐲 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧, 𝒔𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 𝒕𝒉𝒓𝒆𝒆 𝗸𝗲𝘃𝗶𝗻 𝗶𝗻 𝗽𝗮𝗿𝗶𝘀
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—¡ATENCIÓN A TODOS! —JAKE GRITÓ MIENTRAS ENTRABA AL recinto con confianza—. Diganle adiós al Jake Peralta que conocen y aman, porque hoy, es el día en que cambiaré para siempre.
Los ojos de Natasha brillaron de emoción. —Oh, ¿finalmente te estás dejando bigote?
—No, sabes que no puedo hacer eso, y es cruel de tu parte seguir sacando el tema —se quejó con un puchero.
Jake incluso había ido tan lejos como pegándose una barba falsa a su cara cuando Natasha mencionó que le gustaban los chicos con barba. No había salido bien. Habían pasado la noche en la sala de emergencias tratando de arrancarle la cosa de la cara sin despellejarlo vivo.
—Este sobre contiene la herencia que me dejó mi tío —explicó dramáticamente—. Murió hace un año; era tan rico, tenía una habitación entera en su casa solo para comer.
—¿Te refieres a un comedor? —Gina se burló.
—Sí, pero en Manhattan.
Sus ojos se abrieron, claramente impresionados. —Oh, maldición.
—Ahora, solo porque definitivamente soy rico ahora no significa que voy a olvidar mis raíces. Todos ustedes obtienen algo, así que disparen.
—Jake, tu amistad es un regalo suficiente para mí —Charles sonrió cálidamente.
—La amistad es una mierda —Rosa puso los ojos en blanco—. Quiero una Ducati Monster 821.
Jake asintió. —Está bien, Rosa tiene una motocicleta.
—Oh, genial —Amy se rió entre dientes—. Quiero un auto deportivo rápido.
Adam arqueó una ceja y le sonrió con cariño. —Vamos. Puedes ser honesta.
Ella sonrió tímidamente y se echó el pelo hacia atrás. —Quiero libros viejos y caros. Te enviaré una lista.
Natasha y Rosa compartieron una mirada cuando notaron el doble pliegue. Natasha se encontró con la mirada de Adam y arqueó una ceja con una sonrisa.
