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Sawamura Daichi siempre considero que su marca era hermosa, y estuvo muy feliz de conocer a dos de sus tres destinados en su último año de preparatoria. ¿Quién podría haberlo prevenido de que esos dos eran capitanes de equipos de vóley? Nadie.
Al primero que encontró fue Kuroo Tetsurou, capitán del equipo de vóley de Nekoma. Le dio un apretón de manos como saludo cuando llegó al gimnasio donde tendrían un partido de práctica, y sus marcas, ambas en sus brazos casi a la altura del hombro, resplandecieron en dorado.
Daichi comenzó a contactarse con Kuroo casi todos los días desde su primer encuentro, y fue por él que conoció a su segundo destinado, Bokuto Kotarou. Capitán del equipo de vóley de Fukurodani.
Daichi habló con él por teléfono y lo vio a través de videollamadas que hacía con Kuroo hasta el campamento de entrenamiento en el verano al que fue invitado su equipo por Nekoma. Entonces, finalmente Daichi pudo conocerlo en persona y su marca volvió a iluminarse.
Los tres se volvieron muy unidos, haciendo videollamadas para verse todas las noches, y enviándose mensajes de texto muy seguido. Sin embargo, tanto Daichi como los otros dos podían sentir que faltaba algo, su cuarta alma gemela. Querían encontrarla cuanto antes, pero no habían tenido suerte. Claro, hasta el día del cumpleaños de Kageyama.
Daichi estaba muy contento de haber ayudado a los demás a preparar una fiesta sorpresa en el gimnasio para su kohai más joven. Ya se podía imaginar su cara, cuando apareció más pálido de lo normal y con una sonrisa falsa muy poco creíble.
- ¡Feliz cumpleaños! -Todos exclamaron al mismo tiempo al verlo.
Hinata saltó sobre Kageyama y los demás lo siguieron, exceptuando a Daichi que tenía la vista fija en su kohai.
"Kageyama parece... mal... ¿estará bien? ¿por qué los demás no se dan cuenta? Pensó en su mente, antes de que Suga lo codeara.
-Capitán, deberías ir y darle un abrazo a tu kohai. -Le dijo con una sonrisa traviesa.
Sabiendo que su vice capitán tenia razón, y queriendo de paso alejar un poco a los demás de Kageyama, Daichi asintió y camino hacia su kohai.
-Feliz cumpleaños, Kageyama. -Sonrió, y lo envolvió en sus brazos.
Al instante en que su cuerpo estuvo pegado al de su kohai, su marca empezó a brillar muy fuerte, y sintió una gran calidez envolverlo.
"No es posible... por eso no lo habíamos encontrado hasta ahora... Kageyama... es mi alma gemela..." Pensó, al tiempo que la sonrisa en su rostro se volvía más grande. "Finalmente te encontré, mi precioso destinado faltante."
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