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N/A: Hablo de comida en el cap, como si supiera cocinar HAHAHA si supieran que se me quema el arroz

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"¿Sabe mal?"

Gianluca miró un punto fijo, en su paladar reventando varios fuegos artificiales por lo delicioso que sabía el caldo.

Era distinto probar el mismo plato que le preparaba su madre allá en Italia, incluso los mismos ingredientes varían. Según recordaba, su madre hacía hasta lo imposible para que el caldo le saliera idéntico como le salía en su país natal.

Ahora que lo probaba, Gianluca se sintió como si estuviera en casa. Su casa.

Sonrió bonito mientras miraba a Aldo, que lo miraba preocupado.

"¿No te gusta?"

Él le negó suave mientras sumergía su cuchara en el plato y lo levantaba para llevarlo a su boca, casi chillando ante tal delicioso sabor.

"Lo amo" le dijo suave, Corzo borró su expresión de preocupación y le sonrió, sus ojos haciéndose chiquitos. "Esto era lo que siempre mi mamá quiso, que estuviera cerca a sus orígenes. Sentir su comida, cultura, costumbres, y todo en general. Ahora entiendo por qué siempre renegaba madre cuando hacía algún platillo peruano, porque ninguno tiene la misma esencia que aquí, que los ingredientes naturales. Grazie, Aldo"

Aldo asintió un poco más relajado. Adorando el rostro satisfactorio del italiano cada vez que metía la cuchara a la boca.

"Si gustas, puedo recomendarte algunos restaurantes buenos para que degustes los mejores platillos de Perú" propuso Aldo.

Gianluca soltó un pequeño suspiro mirándolo fijo, tomando nota mental de cada detalle del rostro de Aldo.

"No" respondió serio, prosiguiendo en terminar su comida.

"¿Por qué?" cuestionó el interesado. El silencio de Lapadula lo hizo continuar hablando. "Si es porque vas a perderte o algo parecido, no hay problema. A menos de unas cuadras de aquí hay un buen restaurante..."

"No es lo mismo" señaló Gianluca mientras dejaba su cuchara en el plato y apoyaba los codos sobre la mesa. "No será lo mismo. Un chef professionale tendrá toda la experiencia para preparar cualquier platillo de aquí. Pero, lo hace por dinero, porque esa es su función y profesión que eligió. En pocas palabras, lo hará por compromiso, no porque realmente tiene las ganas de prepararlo"

Aldo se quedó callado, atento a sus palabras en todo momento.

Nunca había visto aquello desde ese punto de vista, ni siquiera lo había considerado.

Gianluca relamió sus labios mirando el plato una vez más y volvió a mirarlo.

"En cambio, si es preparado por alguien que sí realmente quiere hacerlo, no por obligación, ni por costumbre, es distinto" afirmó, movió un poco su cuchara, su miraba no abandonando a Aldo. "Tu amigo... ¿Yoshimar?" Corzo asintió. "Él lo preparó con affetto, porque lo va a compartir con las personas que quiere. Ahí la situación es diverso, porque él tiene el incentivo de darles lo mejor para que lo compartan y disfruten juntos. La comida sabe mucho mejor si es compartida, si tiene la compañía de alguien sin importar quien sea"

Aldo tragó sin saber qué responderle.

Pero, él tenía razón. La comida tenía mucho más sabor y gusto cuando estaba acompañada de alguien.

Si estás solo, ni ganas de comer te dan.

"Aldo..."

Él lo miró, y aguantó una pequeña risa cuando Gianluca estaba sorbiendo el último fideo de su boca.

"¿Si?"

"¿Sabes cocinar?"

"Algunas comidas sí, pero me defiendo en lo que puedo"

Gianluca cruzó sus dedos sobre la mesa, acercándose un poco más al otro. Quien se sonrojó por la cercanía y la poca distancia entre ellos.

"Oe, ¿qué pretendes?"

"¿Podrías venir a cocinar aquí? Claro, los días que estés disponible"

Aldo frunció el ceño confundido, el italiano regresando a su sitio para seguir degustando de su delicioso caldo.

"¿A qué viene eso?"

"Qué mejor que comida peruana, por alguien peruano y con experiencia propia y no con enseñanza de alguien" le dijo mientras agarraba la pierna y lo señalaba con la presa. "Estoy consapevole de que tienes tus propios asuntos y tu vida muy aparte, pero, los días que estés gratuito podrías venir a cocinar aquí. Yo pago los ingredientes o lo necesario"

"Yoshimar puede invitarte a comer, el encantado"

Gianluca puso los ojos en blanco dándole una mordida a su presa.

"¿Te parecería bien que el primer día que conozca a Yoshimar le pida comida? Contigo Aldo, al menos he cruzado unas cuantas palabras. Piénsalo, hasta mientras, intentaré hacer pasto italiana"

Aldo lo pensó mientras lo miraba comer el resto de su caldo, añadiendo cebolla china al plato para degustar más a gusto. Se veía lindo comiendo, y una calidez sintió en el pecho al verlo feliz ahí.

Si llegaba a aceptar su proposición, tendría el grandioso honor de verlo así de feliz casi todos los días.

"Ta' bueno" aceptó Corzo sonriente. Gianluca mirándolo. "Acepto cocinarte, pero no te aseguro una exquisita comida, hago mi mayor esfuerzo. No quisiera venir todos los días aquí a cocinarte, Yoshimar va a renegar si vengo y no lo visito"

"¿Eso quiere decir que iré a tu departamento a comer?"

"Luego coordinamos los días" aseguró mientras se levantaba de la mesa y tapaba su boca por el bostezo que estaba soltando. "Yo me voy, tengo que regresar a mi departamento. Apuesto que mi perro ya lo hizo un desastre en mi ausencia"

"¿También tienes perros?" cuestionó aun sentado.

"Bruce es su nombre" Aldo le dijo mientras caminaba hasta la entrada del departamento. "Es un Bulldog inglés, nada comparado a la bestia que tiene Renato"

Gianluca soltó una pequeña risa girando a mirarlo. Aldo mirándolo, esperando que él le dijera algo.

"Esa bestia que tiene tu amigo Renato, al menos hizo algo bueno"

"¿Hacer popó en el departamento de Yoshimar, rascar sus muebles, romper tu celular es algo bueno?"

"Me hizo conocer a ti" Gianluca le dijo con suavidad, tocando lo más profundo en el corazón de Aldo. "Me hizo más cercano a ti, Aldo. Eso es más que bueno"

Aldo se fue de su departamento, con el corazón bombeando como si hubiera hecho una maratón de la cual no se recuperaba por completo.

Realmente no sabía si aquello era bueno o malo. El sentirse así con unas palabras que cualquier persona se lo hubiera dicho.

Pero, Gianluca Lapadula no era cualquier persona. Sus palabras habían hecho un efecto en él, como el... como el vino.

Entraba de la manera más dulce y satisfactoria y terminaba por tumbarte de la peor manera.

Go Away → GL & ACDonde viven las historias. Descúbrelo ahora