En el apartamento 12-A, todos se encontraban cómodamente sentados en los muebles del recinto, disfrutando de una buena taza de té hecho por las mismísimas manos del ilusionista. Héctor desbordaba ansias por conocer a fondo sobre aquello que su pequeño invitado tenía que explicar, por lo que no le hacía molestia alguna hacerle sentirse un poco más tranquilo.
—Aquí tienes, Willy. —El Zoroark llega a su asiento y le entrega su respectiva taza—. Pilas que está caliente. ¿Lo tienes?
—Sí. Gracias, señor. —El pequeño vulpino asiente y sonríe algo apenado, una vez sostiene su taza firmemente con ambas patas.
—Jeje, "señor", ¿eh?. No, chico, que no tengo siquiera 30 años. Dime Abel, con confianza, ¿bueno?
—E-Está bien, lo lamento. Gracias, Abel.
El recién mencionado corresponde con una sonrisa confiada. Una vez el Nickit recibe su taza con la bebida, Héctor opta por tomar asiento junto a su compañera, quien veía algo risueña la forma de actuar bastante tímida de Willy. Walter, justo al lado del vulpino, le ayudaba un poco para que no llegase a derramar la bebida, pues no contar con manos ya le jugaba en contra al pequeño tipo Siniestro.
—Bueno, niño. Ahora sí, ¿nos podrías decir qué es lo que necesitas? —Tomando una posición cómoda en el sofá, el Zoroark centra su mirada atenta hacia el Nickit—. Vamos, suéltalo.
—... Pues. Necesito su ayuda con algo... —contesta Willy envuelto en el nerviosismo por el semblante del ilusionista.
—Ajá, está bien. ¿Pero en qué exactamente?
—No temas. Estamos aquí para ayudarte, —expresa Violeta con un timbre consolador en sus palabras—, pero para eso necesitamos que nos expliques bien lo que te está pasando.
Aún inseguro, Willy sólo voltea la mirada a un lado, causando un grado más de preocupación de parte de la luchadora y el ilusionista. El Snorlax a su lado se percata de su desconfianza y decide tratar de subirle los ánimos con mimos, algo que bien descubrió que apaciguaba al Nickit.
—Venga, Willy. No tienes nada que temer ahora que estás acá. Podrás vivir seguro con todos nosotros, y también aprenderás a defenderte por ti mismo —alienta Walter, acariciando un poco su cabeza—. Por lo que nos contaste a mí y al enfermero allá en el centro, puedo concluir en que eres alguien fuerte por haber resistido. ¿Por qué demostrar lo contrario ahora mismo que estás fuera de peligros?
—Si hablas con prontitud, podremos tomar cartas sobre el asunto más rápido. —Héctor le sonríe un poco, mientras cruza miradas rápidamente con su compañera.
—... B-Bueno. Se los diré todo —suspira Willy con desgano, tomando finalmente la decisión correcta—. No quisiera extenderme tanto...
Todo sucedió hace poco más de un año. Recuerdo que solía jugar con mi hermana mayor tranquilamente por las calles de la Ciudad Pistón, sin temor a ser rechazado ni a ser criticado por mi naturaleza. Me llevaba bien con mis amigos; jugaba y reía como normalmente se haría. Como normalmente lo haría un chiquillo de mi edad.
De esa alegría que mi familia y yo teníamos en ese lugar, al llegar el nuevo gobernador Rillaboom, todo se tornó una odisea. Odisea de quien creía en una vida calmada, sin contratiempos, una vida en paz. Y así como mi familia, muchos más terminaron en un destino igual o peor al nuestro.
Mi familia y... No. Mi gente y yo fuimos sacados por la fuerza de la región, de nuestros hogares, obligados a cruzar ese puente que conecta con Kalos simplemente para no tenernos siquiera por los bosques de Galar. Y a pesar de todo, nunca fuimos recibidos en Kalos, y terminamos vagando los exteriores.
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Cambiar el sistema
FanficMuchos años antes de que yo naciera, los tipo Siniestro eran menospreciados y discriminados por los demás tipos, todo eso gracias a la mala imagen que nos han puesto muchos de nuestro grupo que se sentían hartos de no ser escuchados. Mi padre decidi...