2: Adaptarse

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Pov Peridot

Había olvidado que mi departamento estaba en el undécimo piso, quería pensar que había ascensor. Al llegar a la rastra con el equipaje y las bolsas de supermercado me encontré con la sorpresa que estaba en mal estado y recién mañana lo iban a reparar.

Esto parece una pesadilla.

Subí los escalones como un zombie, con mi mano izquierda tapando la nariz para que nadie me viera la hinchazón que tengo, mi mochila gigante con todas las cosas y las bolsas de supermercado. Tenía que descansar por cada piso que subía... Hasta que llegué a mi destino con unas ganas horribles de tirarme a la cama.

Abrí la mochila y saqué el sobre que me habían mandado, dentro de ella estaba la llave de mi departamento... Finalmente entré a mi nuevo hogar, un departamento de unos 50 metros cuadrados, con una habitación, baño, cocina y un pequeño balcón para tender ropa o simplemente ponerse a mirar desde ahí.

En cuanto vi la cama no dude en tirarme a ella, dejando todas las cosas a un lado y estirando mi cuerpo.

—Estoy agotada.—Di un largo suspiro y cerré ambos ojos.

En ese momento me quedé dormida. Siendo cerca de las 17 horas podía dormir hasta tarde, me haría algo de comer y me bañaría.

...

Desperté con el cuerpo adolorido y la nariz más hinchada que nunca. Fui al baño y lo que vi en el espejo me dejó perpleja. Era ver a Rodolfo el reno...

Maldición.

Me lavé como más pude y después fui a la cocina a ver si había hielo en el refrigerador, que por suerte este departamento ya tenía cocina y refri. Vi la despensa de hielo y las cubetas vacías... Las llené de agua y las volví a meter.

Tranquila Peridot... Inhala... exhala... Todo va a estar bien.

Tengo que comprar hielo, y alguna pastilla para el dolor e hinchazón.

Bajé al primer piso y busqué algún almacén cerca de aquí, a media cuadra me encontré con un mini market y pedí una bolsa de hielo, una pastilla para la inflamación, comida instantánea y una mascarilla. Esto último era técnicamente porque así evito salir cubriendo parte de mi rostro.

—Aquí tiene señorita.—El vendedor me entregó la boleta, me veía con sus cejas arrugadas...Claro, si voy haciendo el ridiculo.

Me di la vuelta y acomodé la mascarilla en la nariz, al doblarla comencé a sentir un dolor que me sacaba lágrimas, pero tenía que ser fuerte, ya que ahora estoy completamente sola.

Al salir y comenzar a caminar escuché la voz de alguien que provenía del almacén. Di vuelta mi cabeza para ver si me llamaban a mi.

—Hey! Se te quedó esto!— Una chica joven venía corriendo con algo en sus manos que reconocí inmediatamente.

—Oh! Diablos! Mi billetera!—Dije con absoluta sorpresa.

—Menos mal que la recogí a tiempo. Debes tener más cuidado porque no es un buen sitio para botar dinero.—La chica me entregó la billetera y sonrió.

—Muchas gracias... Andaba algo torpe y ni cuenta me di.—Me rasqué la nuca y me enrojecí de la verguenza.

—No te preocupes, pero como te digo debes tener más precaución a la próxima. Este sector suele haber mucho...—Se acerca a mi y me susurra.—...Hay mucho delincuente.

Era de esperarse el porqué el arriendo sale tan barato, pero eso ya lo sabía.

—Entiendo.—Sonreí.

Mi otro yo [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora