36: Despojar

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Pov Peridot

Quise alejarme con ella de la fiesta puesto que el ruido retumba tan fuerte que no podemos hablar bien, caminamos a paso rápido sin que nuestras manos se suelten del agarre que tiene cada uno de los dedos. Es inevitable que se dibuje una sonrisa en mi rostro al saber que he vuelto a verle, que hizo todo lo posible para estar aquí en mi pueblo tan alejado de todo, y eso lo valoro como no se imagina.

Bob detuvo su paso para mover su cabeza y mirar el firmamento.

—Waaaa! En serio hay tantas estrellas en el cielo?—Dijo ella con sus ojos brillantes de la emocion.

—Aquí se puede apreciar mejor el cielo nocturno porque estamos alejados de la ciudad, sobre todo cuando hay cortes de luz.—Respondí mirando también el cielo.

—Que genial! Me alegro mucho de haber venido hasta acá! No pensaba toparme con algo tan hermoso!

—Ah si? Solo viniste por eso?—Le hice un puchero y arrugué mis cejas.

—Eh no no claro que no!—Se tomó las mejillas y bajó la vista.

—Solo bromeaba! Bueno sigamos caminando, ya no queda mucho.

La música se escuchaba cada vez más lejos y por donde estamos se veían las casas vacías, sin luces por dentro; todos los habitantes prefieren disfrutar de las tradiciones de aquí y eso es lo bonito.

Con mi brazo derecho sujeto la máscara que me prestó papá, y de la nada quise ponérmela para lucirla un rato más.

—Buu!!—Miré a Bob y al verme soltó una pequeña carcajada.

—Debo admitir que te ves muy guay con ese traje. Apenas pude verte bailar por la enorme cantidad de personas que habían allá.

—Hmm... Cuando lleguemos a casa te enseñaré el baile de la diablada.—Sonreí.

Finalmente llegamos y por suerte traía una copia de las llaves de la reja y la puerta principal. Aquí todo el barrio prefiere tener reja por lo peligroso que llega a ponerse con las bandas que hay.

Abrí la puerta y prendí la luz del living, le dije a Bob que tomara asiento en el sofá y le ofrecí algo de beber, un jugo de frutos rojos. Le entregué el vaso, corrí la mesita de centro y aún teniendo la máscara puesta me puse en posición inicial de baile, extendiendo mis brazos, doblando un poco las rodillas y mirando al único espectador que tenía.

Me dejé llevar por los pasos que ya tenía memorizados, incluso tatareé la canción en el idioma originario de aquí, cosa que llamó mucho su atención y a su vez me tenía un poco nerviosa.

—Bueno! Eso es el paso del diablo.—Me saqué la máscara y suspiré.

—Increíble... Se nota mucho que eres de aquí!—Empezó a aplaudir.—Bravo! Estuvo maravilloso!

—G-Gracias jeje.—Me rasqué la nuca y sentí como mis mejillas se prendieron por su halago.—Bien...—Me senté en el sofá que tenía detrás mío.—Estoy cansada.

—Me imagino... Estuviste practicando y bailando para todas esas personas... De verdad te admiro mucho, Peridot.

—Lo hice por mi papá, él tenía que bailar pero las cosas se juntaron para que yo fuera parte del baile.—Sonreí, mirando las luces de la máscara.—Uno de mis sueños se cumplió.

—Peridot...

Sin darme cuenta estaba llorando.

—L-Lo siento!—Me sequé los ojos.—Tengo muchas emociones juntas y, estoy feliz de tenerte aquí. Aunque tenemos que hablar... Y estamos en el momento indicado.

Mi otro yo [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora