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—¿Así que hablabas en serio cuando dijiste lo de la maratón de películas de terror? —interrogué cuando ya nos encontrábamos en su habitación. Aún a día de hoy me sigue sorprendiendo el orden que tiene en ella.

—Claro que sí, ¿o es que acaso eres una gallina?

—Cállate, Kikuchi —exclamé lanzándole una almohada a la cara.

—¿Quieres palomitas?

—¿Tengo que hacerlas?

—No, pero podrías acompañarme y así me ayudas a traer unos refrescos... ¿o prefieres otra cosa?

—Mmm, un refresco estaría bien.

Cuando bajamos oímos a Oba-chan en la sala mirando la televisión, así que sólo seguimos de largo hacia la cocina para preparar nuestras cosas. Moa me enseñó la manera para hacer que las palomitas fueran como las que venden en los cines. No creí que fuera capaz de lograrlo, pero me tuve que tragar esos pensamientos cuando me las hizo probar y eran iguales o incluso más ricas que las que venden en los cines...; cuando se trata de comida pone su alma en ello.
Justo antes de regresar a la habitación Moa se detuvo y se asomó a la sala, así que la seguí.

—Abuela, ¿necesitas algo? —preguntó entrando.

—¿Eh? Oh, no cariño, estoy bien —respondió y rápidamente bajó su mirada a las cosas que traíamos en la mano justo antes de reír—. ¿Aprovechando la noche?

—¡Hai! —dijo Moa sonriente—. Hay que aprovechar la lluvia para hacer que esta gallina vea una película de terror.

—¡Que no soy gallina!

—Eso ya lo veremos —contestó sonriendo de manera engreída.

—Bien, disfruten de la película entonces... pero recuerden que mañana tienen escuela, no se vayan a dormir tarde.

—No lo haremos —luego de decir eso Moa se acercó a su abuela y le dio un beso en la mejilla—. Buenas noches, Oba-chan.

—Buenas noches, niñas.

Aquel gesto me pareció de lo más lindo, pero no iba decir una sola palabra al respecto o Moa, con lo orgullosa que es, hasta podría enfadarse por eso.

—Entonces... ¿qué prefieres? ¿Zombies, fantasmas, exorcismos... eh... cosas paranormales... sangre y tripas? —preguntó mi vecina mientras bajaba por el buscador de aquella página.

Ninguna de las opciones me gustaba, obviamente, pero no quedaría como una cobarde frente a ella.

—Quizás una de... ¿zombies?

—Bien... entonces podríamos ver esta. Aún no la he visto pero la había dejado en mi lista para hacerlo en algún momento —respondió haciendo clic en aquel título y echándose para atrás para apoyar su espalda contra el colchón de su cama tal y como hice yo.

En cuestión de minutos habíamos armado en su habitación nuestra pequeña sala de cine. Pusimos la laptop sobre la mesa de madera que usamos la primera vez que vine a hacer un trabajo aquí y ella le conectó un pequeño estéreo que tenía para poder oír mejor, tiramos una manta sobre el suelo porque con la lluvia la temperatura había descendido, pusimos algunos almohadones alrededor, apoyamos la bandeja con los refrescos y las palomitas entre medio de nosotras, y Moa apagó todas las luces de manera que la única iluminación allí fuera la de la pantalla y la de algunos relámpagos que aparecían ocasionalmente sobre el cielo.
Aquel ambiente ya estaba poniendo mis nervios de punta, pero jamás se lo demostraría a Kikuchi o se burlaría de mí por una semana entera.

—Oye... ¿estás segura que es buena idea conectar el estéreo? ¿Eso no molestará a tu abuela?

—Tranquila, no se oye hasta abajo. Tendría que estar demasiado fuerte para eso y no haber nada de ruido en la casa. Y como afuera llueve, la abuela no escuchará otra cosa que no sea la lluvia —explicó—. De todas formas si la lluvia frena tengo esto —comentó tomando unos auriculares con cuatro salidas de audio—. Son geniales para cuando quieres ver películas con alguien y no molestar al resto.

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⏰ Última actualización: May 04, 2023 ⏰

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