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—Oye, ¿qué sucede entre tus amigas y tú? —pregunté un día a la salida de la escuela luego de que Moa volviera a ignorarlas—. Hace un tiempo que se comportan extraño. No quiero ser entrometida, pero me sorprende que no te la pases con ellas últimamente.

—Ah, eso... —murmuró dejando escapar un profundo suspiro—. Es... largo y algo complicado —dijo suavemente—. Supongo que les molesta el hecho de que ya no quiera ser partícipe en alguna de las cosas que hacen.

—¿Como molestar y golpear personas?

—Exactamente —respondió dándome una sonrisa y acariciando mi cabeza—. Además de eso..., no me dan ganas de estar con ellas. No quiero. Si fuera posible, hasta me cambiaría de escuela con tal de no volver a verlas.

—¿Eh? —exclamé extrañada—. ¿Para tanto? ¿Tan fuerte fue la discusión?

Moa tardó varios segundos en responder. Parecía como si de repente se hubiera perdido en sus pensamientos mirando el camino y las personas que pasaban cerca de nosotras. Cuando reaccionó nuevamente, oí una pequeña risa nasal por su parte.

—Esa es la cuestión: no hubo discusión —dijo de manera tan amarga que hasta a mí me dio pena. Más que nada porque parecía como si quisiera llorar justo en ese momento—. Pero hay algo que todavía no he resuelto y... que tampoco sé cómo resolver —cuando contestó eso fue que recordé la razón por la que ella seguramente está tan rara estos días.

—Oh... —musité—. Lo siento... olvidé ese detalle.

—¿Cuál exactamente?

—Bueno, ya sabes... Sugisaki —cuando dije aquel nombre ella volteó a verme y arqueó sus cejas justo antes de detenerse y esconder su rostro entre las manos.

—Ay, ¡no puede ser! Es que... ¿qué voy a hacer, Yui? —se lamentó—. Es mi mejor amiga... no quiero hacerle daño.

—Pues... decirle la verdad, ¿quizás?

—¿Cómo? —exclamó bajando las manos para poder verme—. Yo fui la que le pidió tiempo en primer lugar, ¿por qué haría eso si no tenía planeado corresponderla? —se recriminó—. Soy una idiota.

—Moa, no estabas ni estás obligada a aceptar sus sentimientos... aún si le pediste tiempo. A veces es necesario pedirlo para encontrar la manera correcta de decir las cosas.

—¿Y qué tal si no quiere volver a hablarme luego de eso?

Sinceramente yo no veo eso como algo malo, de hecho, creo que Sugisaki le haría un favor si se aleja de ella, pero... entiendo también que no quiera perderla luego de todo lo que ha pasado. Se conocen desde hace años y para bien o para mal, Sugisaki ha estado siempre con Moa cuando ésta la necesitó.

—No creo que eso suceda, Moa. Pero si ella decide alejarse por la respuesta que le das entonces... dale tiempo. Así como ella te lo dio a ti —supongo que intentar animarla y apoyarla es lo único que puedo hacer ahora. Aún si no quiero.

—¿Tú qué harías? —interrogó—. Si tu amiga se confesara y tu no sintieras lo mismo, ¿qué harías?

—Pues... ya lo dije, ser sincera.

—¿En verdad podrías?

—Bueno... lo he hecho, ¿no? —pregunté haciendo una mueca—. Te costó, pero creo que entendiste mi punto al final. Contigo la situación fue diferente porque no te rendiste. Pero sé que Sugisaki no haría eso... bueno, al menos no parece la clase de persona que va detrás de alguien.

—Sí, tienes razón. Ella no es así... —murmuró comenzando a caminar nuevamente—. Supongo que ya es hora de afrontarla. No puedo seguir evitándola a ella y a las chicas por más tiempo.

Sólo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora