~11~

693 43 12
                                    

Pasaron tres semanas luego de lo sucedido en la casa de Kikuchi y no he vuelto a hablar con ella. Gracias a esto las cosas con sus amigas se normalizaron porque pensaron que ella me había puesto en mi lugar, y yo preferí dejarlo así.

He vuelto a ser lo que tendría que haber sido todo este tiempo, "su juguete". Claro que, por alguna razón, el grupo de idiotas ya no se mete tanto conmigo. Lo único que suelen hacer es insultarme, darme órdenes y molestarme, pero no me han puesto una mano encima en todo este tiempo; supongo que esto es lo mejor.
Ahora todo está bien... pero no he podido dejar de pensar en lo que hice esa vez. Aún no entiendo el por qué ni cómo sucedió. De hecho, lo único que recuerdo con claridad es que huí luego de hacerlo.
Kikuchi, por su parte, ha querido hablar conmigo en más de una ocasión, pero yo siempre me he negado o simplemente la ignoré; no quería tener que tocar ese tema...

—Yui... ¡Yui! —me llamó Ayami. Estábamos en una cafetería y yo me perdía en mis pensamientos de vez en cuando—. ¿Qué sucede contigo últimamente? Estás muy distraída.

—Ah, lo siento, Ay-chan. Sólo pensaba.

—¿Se puede saber en qué? —preguntó Ayaka.

—Mmm... en muchas cosas —respondí suavemente jugando con mi Frappuccino. Ellas se miraron y luego volvieron a concentrarse en mí.

—¿Seguro que estás bien?

—Sí, Ay-chan, no te preocupes. No es nada.

—¿Y por «nada» estás tan perdida? —dijo Ayaka sospechando.

—Eso creo...

—No quiero entrometerme ni seguir insistiendo pero... luces algo desanimada estos días.

Yo solté un profundo suspiro. Ellas tenían razón... he estado muy distraída últimamente y cansada por estar constantemente pensando en Kikuchi.
Acaricié mi nuca con desesperación y cerré mis ojos  antes de hablar.

—Sí, tienen razón... he estado algo extraña estos días.

—¿Y nos dirás el por qué? ¿O tendremos que rogarte? —interrogó Ayami.

—U obligarte —agregó Ayaka.

—Es... complicado —murmuré tras suspirar—. No estoy segura de hablar de eso porque aún no he... no he podido ser capaz de descifrarlo.

—¿Acaso estás resolviendo un problema matemático o qué? —acotó Aya-chan sarcástica.

—Idiota.

—Bien, no comiencen... —nos regaño Ayami—. ¿Hay alguna manera en que podamos ayudarte?

—Depende... ¿tienen la respuesta del por qué una persona besaría a alguien que odia? —pensé. Sin embargo, a ellas las miré y les di una pequeña sonrisa—. No lo creo... es algo complicado, como les dije.

—¿Y no puedes confiar en nosotras porque...?

—No es eso, Ayaka... simplemente no quiero pensar aún más sobre esto y si les cuento y me dan su punto de vista eso es exactamente lo que va a suceder.

—¿Y crees que si no lo hablas esos pensamientos se irán pronto?

—No lo sé... pero no pierdo nada con intentarlo.

—Bien... pero si no puedes manejarlo más por tu cuenta trata de confiar en nosotras, ¿sí? —pidió suavemente Ayami—. No me gustaría seguir viéndote mal porque te guardas las cosas como siempre, Yui... a veces es bueno hablarlo con alguien.


Cuando estuve sola en casa pensé mucho en lo que Ayami dijo... sin embargo, no podía contarles lo que me sucedía, no aún.
Siempre he sido una persona a la que le gusta mantener el control con las cosas de su vida y si tengo un problema o inquietud, no importa el tiempo que me lleve, trato de resolverlo por mi cuenta. Así he manejado las cosas por varios años...

Sólo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora