dos: el soldado del invierno

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Warnings: Mención de trabajo nocturno; Sexo explícito y sin protección (no olviden que sin sombrero no hay vaquero).
4.7 mil palabras, 1.7 mil de obscenidad romántica (?).

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Principios de marzo de 2024, en la misma tierra, pero esta vez desprotegida por Los Vengadores. 

Ocho años después el mismo gruñón tiene una nueva cafetería favorita y va a un nuevo mercado. Esta vez no existen lagunas mentales ni momentos ausentes y las pesadillas son cada vez menos recurrentes. Esta vez el hombre tiene más de cien años y es una persona completa. Ya no es conocido por ser el Soldado del Invierno, no. Es James Buchanan Barnes, Bucky para algunos, y algunos por estos días eran Sam y la amable mesera de su local de sushi favorito, Leah, con quien alguna vez tuvo una incómoda cita y que este día de invierno encontró detrás de la barra conversando y atendiendo con ánimo a una rubia de melena corta.

– ¿Y ya les dijiste a tus padres de tu trabajo? –él escuchó a Leah y caminó hasta una mesa desocupada no muy lejos de la barra. Las podía oír claramente.– ¿Qué dijeron?

– Les dije que trabajo como intérprete en el mundo del entretenimiento –el ex Soldado del Invierno escuchó a Leah reírse, pero eso se opacó al reconocer la voz que le había respondido y no a la persona.– No preguntaron más, yo creo que se imaginan que tipo de intérprete soy. Todavía no me perdonan haber vendido la casa.

– Pero están en la ciudad, contigo. Esto es un avance.

– Odian esta ciudad, y yo también la verdad, pero me estoy haciendo millonaria para comprarles la casa de vuelta –le respondió la americana y al instante sonó una campanilla anunciando que su pedido estaba listo. La rubia observó a Leah girarse en su lugar y recibir el paquete. Treinta piezas de sushi en mano, y mientras se las entregó a la americana, la asiática saludó a alguien que acababa de llegar a sentarse justo a su lado en la barra.– Oh lo siento, pueden tener este lugar, ya me voy.. –se disculpó y se giró a su derecha sólo para encontrarse con un rostro familiar.

James, desde el lugar en que estaba no lograba ver el rostro de la jovencita y debía saber si era ella o no. En cuanto se hizo un lugar en la barra, se acercó y allí estaba, sí era ella. Con casi veinte centímetros de más gracias a las botas de cuero que vestía, con una rubia melena corta y luciendo más blanca que como la recordaba.

– Hey, James ¿Lo de siempre? –lo atendió Leah y la rubia volvió su vista a su amiga, ella conocía al hombre por otro nombre y se apresuró a tomar sus cosas y salir del lugar.– ¿James? –insistió Leah, percatándose de que la atención de James estaba en su amiga.

– Oh, sí, sí –le respondió finalemente.– Hola, muñeca –saludó, con su vista fija en la no tan enana mujercita a su lado.

La mujercita en cuestión comenzó a temblar.– Gracias, Le. Nos vemos luego –y Leah le sonrió de vuelta, ignorando la repentina incomodidad de su amiga. James era así, a veces se quedaba estancado mirando a la gente.

James, ignorado y con aún más remordimiento quedó en el sushi. La vió salir rápido del lugar, ella no se volteó, no le dirigió la palabra y tampoco fingió amabilidad. A parte de su cabello y tono de piel careciente de rayos de sol, otra cosa había diferente en ella y en eso pensó por días, hasta que decidió ir a un strip-club por primera vez. Él creyó que habría menos gente al tratarse de un domingo, pero oh, como estaba de equivocado. No había mesa disponible y se resignó a compartir una cerveza en la barra con su colega, Sam.

The Devil's Favorite | Bucky FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora