「⸙S e p t i m o.」

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Jimin estaba cansado, caliente y sudoroso, sentía su piel quemar al igual que sus instintos. Estaba en celo, su periodo de calor esa primera noche empezó con fuerza, tanta que lo enloquecería. Atrapado en la celda parecía un animal, yendo y viniendo de un lado al otro, pero agradeciendo el hecho de estar enjaulado o pudo ya cometer una tontería. Eran más de las diez de la noche y el único sonido que le acompañaba era el sonar de los grillos en el césped del campo de entrenamiento. Su corazón estaba agitado, y martilleó aún más rápido cuando su lobo sintió una presencia acercarse por el pasillo. El aroma de Jungkook le reveló quien era, y eso le hizo sufrir.

"Vete"

Pero contrario a sus pensamientos, Jungkook ingresó en el área de las celdas, llevaba un cuenco con frutas que le entregó a Jimin una vez estuvieron frente a frente dentro de la celda.

—Pensé que no vendrías.

Aunque en realidad Jimin quiso decir que no debió venir por el peligro que representaba. Poniendo su mejor sonrisa, el alfa trató de fingir que nada pasaba, que no era un peligro para Jungkook, y parecía funcionar pues el omega lucía muy feliz.

—¿Estás bien, Jimin?

—Sí, sólo estoy algo cansado.

Mentir quizás no era la mejor opción en una situación semejante, pero Jimin quería estar con el omega, compartir el tiempo y disfrutar de los pocos minutos que les eran permitidos. ¿Era eso un crimen? No, pero si sería un crimen lastimar al joven por caer ante la tentación.

Claro, cuando la tentación es como un inocente ángel, vestido de blanco, con el cabello castaño ligeramente rizado, sus ojos chispeantes y sus labios rosas, rogando porque los mordieran, y ese cuerpo con curvas peligrosas y entrantes vertiginosas. El juicio de Jimin estaba tambaleándose por sucumbir.

—Te vi esta tarde con Mingyu —mencionó tomando de la mano a Jungkook.

—¿Celoso?

—No, he pensado que en realidad nunca has estado con un alfa —comentó Jimin.

—¿Lo dices porque no tengo una marca? Creo que eso es muy obvio.

Tragando grueso, Jimin sintió como su lobo comenzaba a tomar el control, sus necesidades siendo priorizadas ante cualquier otro pensamiento.

—Lo digo porque te has humedecido ante la presencia de uno —y claro que se refería a sí mismo.

El alfa sonrió arrogante, dejando que por un momento el deseo que sentía por el muchacho saliera, dándole un ligero respiro a su autocontrol.

—Eres repugnante —soltó ocultando el sonrojo en sus traicionaras mejillas.

—Pues a mi me pareces muy seductor, caliente omega.

Jungkook no podía estar más sonrojado, algo curioso por la repentina desvergonzada actitud que el alto tomó. No le molestaba del todo, pero si era bastante extraño.

Sus bocas estaban muy cerca y ninguno de los dos lo hubo notado antes, nadie sabía cómo llegaron a ello. El omega estaba tan nervioso, con el calor de la emoción saliendo a flote y nublar su razón.

—Quiero besarte —admitió Jimin como si le pidiera permiso.

—Es-estás en celo, no estás pensando correctamente —alegó él tratando de no caer.

—¿Desearte está mal?

—... N-no, pero no deberíamos...

—¿Por qué no?

Jungkook no le respondió, sólo se relamió los labios algo ansioso, y no dijo nada porque no quería decirle una mentira como que no lo deseaba, que no le gustaba porque el cuerpo y todo en Jimin le llamaba a perderse en las brasas de la pasión, sin embargo, su juicio no le permitía quemarse a gusto.

Amor en la arena de Roma (Jikook)[Adap.]|Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora